Alcalá ¿quo vadis? / Por Carlos Marín

Carlos Marín (*)

Todo buen gobernante de una ciudad como Alcalá tiene que responder a esta expresión del latín que significa: ¿A dónde vas? Puesto que todo proyecto político tiene que tener una visión más allá de los cuatro años que dura una legislatura y en donde se tiene que analizar qué cosas se han hecho bien en la ciudad y cuáles se tienen que mejorar, a qué modelo de ciudad se aspira y a qué ciudades se quieren parecer.

Desde mi humilde punto de vista uno de los grandes errores en los últimos años en Alcalá ha sido el no haber recuperado algún antiguo acuartelamiento militar como residencia universitaria,  puesto que los estudiantes tienen que estar viviendo, consumiendo y haciendo ciudad en los cascos históricos como ocurre en ciudades como Salamanca o Granada en España, Heidelberg en Alemania, Bolonia en Italia o Coimbra en Portugal.

Es por ello que uno de los proyectos más importantes a los que se enfrenta la ciudad en los próximos años es el saber dar un uso a los Cuarteles del Príncipe y Lepanto, donde, según parece, se va crear una residencia con alrededor de 400 habitacionees y que va cambiar todo el entorno, como ya ha hecho el CRAI o Biblioteca Central con la Plaza de San Diego.

IMG_20150907_211647

También es justo reconocer que una de las cosas positivas que se han hecho en Alcalá en los últimos años ha sido el hacer un casco histórico vivo y habitable  donde se han reconvertido antiguas casonas en mal estado en viviendas o apartamentos y donde muchas parejas jóvenes han establecido su residencia en el centro de la ciudad dotándole de vida y no convirtiéndolo en un museo lleno de turistas y de edificios institucionales quedando sin vida los viernes a las tres de la tarde. Ese es uno de los riesgos a los que se puede enfrentar los cuarteles del Príncipe y Lepanto si no se sabe combinar el uso institucional con actividad económica y comercial.

En España tenemos ciudades del tamaño de Alcalá  donde se está trabajando muy bien en materias como la movilidad, la sostenibilidad o la eficiencia energética, como Vitoria, Oviedo o Logroño y es ahí donde Alcalá tiene que aprender e importar proyectos e ideas y más cuando tenemos espacios únicos por explotar como la Huerta del Obispo, un espacio único donde se podría convocar un concurso internacional con los mejores arquitectos (siempre que la mejora de la economía lo permita) o el río y sus islas un espacio natural espectacular y que está apenas 15 minutos del centro de la ciudad.

(*) Carlos Marín es abogado