Investigadoras del grupo de Técnicas de (Micro)-Separación de la Universidad de Alcalá participan en un proyecto basado en añadir ingredientes bioactivos procedentes de huesos de melocotón y aceituna a alimentos como los yogures, las bebidas de frutas y verduras y productos cárnicos en general, que proporcionarán a estos alimentos propiedades antioxidantes, antihipertensivas e hipocolesterolémicas.
¿Alguien se ha preguntado qué ocurre con los millones de huesos de aceituna o de melocotón que la industria desecha cuando produce yogur con trozos de melocotón o aceitunas rellenas de anchoas?
Investigadoras del grupo de Técnicas de (Micro)-Separación de la UAH, convencidas de que podían tener una gran utilidad y aportar un gran valor añadido a otros alimentos, se pusieron manos a la obra para extraer de estos subproductos agroalimentarios péptidos que proporcionaran a otros alimentos propiedades funcionales que ayudan a la prevención de la hipertensión o el colesterol, entre otras.
Ahora, se investigará el potencial de estos péptidos bioactivos para ser añadidos a alimentos como los yogures, productos cárnicos o zumos de verdura o fruta, que se consumen de forma habitual en la dieta.
La responsable en la UAH del proyecto y profesora de Química Analítica, María Concepción García, señala que «los huesos de algunas frutas como el melocotón o los huesos de aceituna son importantes fuentes de ingredientes funcionales como péptidos bioactivos, que es necesario extraer y caracterizar para proponer estrategias adecuadas para su reutilización». Este va a ser su trabajo en los próximos años.
Alimentos funcionales más asequibles
Los alimentos funcionales, además de aportar a quienes los consumen los nutrientes necesarios para cubrir sus necesidades fisiológicas, contienen sustancias que pueden tener un impacto positivo en su estado de salud. Se trata de productos cada vez más demandados debido, entre otras cuestiones, al aumento de la esperanza de vida y el impacto que provocan en la salud conductas de consumo alimenticio no saludables, que se traducen en el aumento de la incidencia de enfermedades como la hipertensión o la hipercolesterolemia.
La repercusión de este proyecto no es solo sanitaria, también es social y económica, ya que hay que tener en cuenta que, hasta la fecha, los ingredientes funcionales eran limitados -en la mayoría de los casos, procedentes de péptidos de la leche y para alimentos lácteos- lo que hacía que el coste de estos productos no estuviera al alcance de todos. Ahora el abanico se abre y la incorporación de subproductos agroalimentarios baratos, como los huesos de frutas y verduras, para la obtención de bioactivos para la producción de alimentos funcionales hará que el coste se reduzca y, por tanto, facilitará que este tipo de alimentos lleguen a un mayor número de consumidores.
La aplicación de péptidos funcionales procedentes de los huesos de melocotón y aceituna a los alimentos tiene, asimismo, un impacto medioambiental positivo, ya que se trata de residuos agroalimentarios que, lejos de ser desechados, son aprovechados, al tiempo que se extraen de ellos compuestos con alto valor añadido.