De Tinder, Meetic, Adopta un tío y otros inventos de nuestra era

Por Anabel Poveda (*)

Ser soltera a partir de una edad resulta francamente complicado… las que compartan conmigo estado civil estarán de acuerdo en que conocer a alguien interesante se ha convertido en lo más parecido a buscar una aguja en un pajar.

Pero como una debe tener algún resquicio infantil de Princesa Disney, ni pierde la esperanza, ni tira la toalla.

Cuando el 80% de tu entorno ha hecho lo más común a ciertas edades y se ha emparejado, casado y reproducido, son ellos mismos los que te animan a que te abras un perfil en eso tan de moda llamado redes sociales de ligoteo.

Los chicos te jalean y te recuerdan que, sin salir de noche, y con tus círculos cerrados, el maromo no caerá del cielo; y, tus amigas, un poco más románticas, te intentan convencer de que si ellas encontraron al hombre de su vida en esas aplicaciones, por qué no podría sucederte a ti lo mismo…

Así que allá vas, tomándotelo más como experimento social que otra cosa, a elegir escaparate. Escuchas las voces de la sabiduría y algunos te hablan de Meetic o Edarling como garantía de seriedad (pero es que lo de pagar por conocer a alguien te resulta impensable)… así que, descartadas. Luego están las aplicaciones especializadas en magos… Sí, sí, sí, esos que “te echan un polvo y desaparecen”, tipo Badoo o Tínder, con lo cual, les haces la cruz.

De repente alguien te sugiere Adopta un tío y, aunque su política de “Mujeres al poder” te resulta un poco sexista, y no te imaginas lo que pasaría si crearan una web que tratara como objetos a las mujeres, le das una oportunidad e inicias los trámites de adopción.

Orco de Mórdor

Lo de rellenar un perfil tiene su aquel… qué fotos elegir (ni Top Model, ni Orco de Mórdor), qué decir de ti, cuánta información dar… es Marketing Digital en estado puro… incluso hay estudios ya de cómo tener más éxito en estos chiringuitos del Fast Love.

Una vez dado el ok empieza el festival de visitas, flechazos, tráfico de novedades y demás asuntos propios de la web.

Puedes elegir qué meter en tu carro, incluso puedes pedirle a su asistente virtual los perfiles más disparatados, que allí están listos para incluirlos en tu cesta de la compra. ¡Ni ir al Mercadona resulta tan fácil!

Una vez que adquieres el producto en cuestión, les das permiso para iniciar conversaciones y a partir de ahí ¡que Cupido reparta suerte!

Yo definitivamente tengo varios problemas incompatibles con este tipo de aplicaciones:

  • La primera es que no tengo paciencia, y suelo durar 48 horas… cada cierto tiempo entro, estoy dos días y me borro, generándome un complejo de bipolaridad grave.
  • La segunda es que he asumido mi monogamia extrema… y no es que crea en la pareja y la fidelidad… que también, es que si me pongo a hablar con alguien apañao, me centro y apuesto rojo/negro-par/impar, sin dar lugar a tener diez o doce candidatos al retortero, como hace la inmensa mayoría en esas páginas.
  • La tercera es que estoy chapada a la antigua y sigo prefiriendo lo analógico a lo digital, lo que me lleva, si alguien me resulta agradable, a querer tomarme un café o una cerveza con él para ver qué pasa en el cara a cara…

Hasta ahora debo decir que el éxito ha sido escaso y se resume en café, cerveza agradable y cita traumática de las que terminan con un “Trágame tierra”, pero esa ya tiene título propio: “Adopté a un tío y me quitaron la custodia”… y casi que os la cuento con detalles en quince días…

(*) Anabel Poveda es periodista plumilla, charlatana, bailonga y profesora titulada de Zumba