Imaginemos el bullicio de un estadio deportivo, que vibra con la energía de miles de aficionados animando a su equipo, gritando con cada punto, comentando las jugadas, compartiendo vítores. Imaginemos ahora que un deportista en ese estadio pudiese hablar a los aficionados mientras juega: decirles lo que va a hacer, cómo se siente, por qué ha fallado esa jugada. Imaginemos que además pudiese recibir, simultáneamente, cada mensaje individual de los aficionados. Y que ese deportista, al terminar, se quedase con los espectadores a hablar de la jornada y de muchas otras cosas, durante horas. Eso es Twitch.
Twitch es una plataforma de streaming; es decir, es un espacio digital donde creadores de contenido (los streamers) se conectan para que otros (los viewers) puedan verles desarrollar una actividad en directo. Aunque estas actividades pueden ser muy variadas, lo más habitual es que dediquen su stream a jugar a videojuegos.
Twitch es, de hecho, actualmente, la plataforma más conocida de streaming de videojuegos, con más de 140 millones de usuarios. Las cifras de la presencia del español en la plataforma son estelares: es el segundo idioma más hablado en Twitch, y streamers como Ibai o Auronplay están en el top 10 de los más vistos del mundo.
Twitch como espacio comunicativo
Twitch ofrece un tipo de comunicación peculiar. El streamer habla con su audiencia mientras comparte en su pantalla el videojuego al que está jugando. La audiencia interactúa con el streamer mediante el chat en directo, lo que combina la comunicación oral de este con la interacción escrita por parte de los viewers.
No hay límite para el número de viewers ni de participantes en el chat: algunos canales son muy activos y reúnen miles de espectadores, mientras que otros no llegan a la decena. En el caso de los streams más populares, esto significa que los mensajes solo son visibles durante apenas unos segundos, antes de que los más recientes los desplacen, lo cual genera una urgencia comunicativa que tiene también consecuencias en el modo en el que se usa el lenguaje en la plataforma.
El lenguaje de Twitch
El lenguaje de Twitch puede estudiarse como un tipo de comunicación digital, caracterizada por la presencia de elementos que se alejan de la norma gramatical: emotes, abreviaturas o usos tipográficos con valores expresivos (no es lo mismo escribir “hola” que “holiiii”).
A todo lo anterior se suma una enorme capacidad para el neologismo y la presencia de muchas palabras que proceden del inglés, en distintos grados de adaptación morfológica. Por ejemplo, cuando alguien juega “como un trol”, intentando perder o llamar la atención, se dice que “está trolling”, pero también puede “estar troling” o “estar troleando”, que son adaptaciones híbridas en español.
Reacciones y emociones
Si pensamos en el símil con el que se iniciaba este artículo, las reacciones de la audiencia de Twitch son en buena medida semejantes a las que pueden suceder en un evento deportivo o en un concierto, donde los aficionados manifiestan sus sensaciones sobre lo que está sucediendo en directo.
Aunque el mundo gamer es conocido por su toxicidad, en Twitch abundan sin embargo las palabras que expresan emociones positivas. En el chat se puede hablar de un jugador pro que “es god” y de un juego que acaba de salir y es “buenardo” o “epicardo” o “está guapardo”.
Incluso a veces encontramos expresiones que parecen ir en contra de la interpretación intuitiva de las palabras. Por ejemplo, que un personaje de un juego, o un jugador, esté broken, o esté “roto”, es algo positivo (porque rompe el balance del juego por lo bueno que es). Y si en el stream de Ibai están comentado que un combate de La Velada ha sido “de locos” y que no tiene “ningún tipo de sentido”, debemos entender que ha sido espectacular.
Nuevas palabras para nuevas necesidades
La audiencia mayoritaria de Twitch se sitúa entre los 16 y los 34 años. Como sabemos, cada generación tiene su propia manera de hablar, y la capacidad neológica es propia de los jóvenes. Más cuando se reúnen en un entorno como Twitch, que propicia la inmediatez, reduce la preocupación por la forma del mensaje y donde, además, el elemento lúdico, creativo, identitario de una determinada comunidad de hablantes determina la elección de formas intencionadamente alejadas de la norma.
Es un lenguaje en constante renovación que empieza a tener un impacto en la lengua cotidiana fuera del mundo digital: expresiones como tiltearse, tryhard o gg se usan ya entre hablantes jóvenes para expresar conceptos como el enfado, el esfuerzo o el éxito y son conocidas expresiones despectivas como “eres un NPC”, que proceden también del mundo de los videojuegos.
Muchos autores señalan el impacto del lenguaje de internet en cómo hablamos y hablaremos, y sobre cómo los cambios que el mundo virtual ha traído al lenguaje de la “vida real” no son más que una progresión natural de la necesidad de cambio cada vez más constante que demandan las lenguas. Por esto, es interesante asomarse a Twitch, no solo para conocer más sobre el idioma que hablan hoy los jóvenes, sino para atisbar, quizás, cómo puede ser la lengua del futuro.
Rosalía Cotelo García es profesora de Lengua y Enseñanza de lenguas en la Universidad Autónoma de Madrid.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.