Versos bajo las estrellas recordaron a León Felipe desde Almonacid de Zorita (Guadalajara)

Versos bajo las estrellas recordaron a León Felipe desde Almonacid de Zorita (Guadalajara)

Bajo la atenta mirada de la estatua de León Felipe, sentado en su banco en la Plaza del Ayuntamiento, Almonacid de Zorita volvió a rendir homenaje al poeta que, precisamente en este pueblo alcarreño, encontró su voz literaria. Fue aquí, en la serenidad de sus calles y con el sol de la Alcarria como testigo, donde León Felipe escribió sus primeros versos, los que él mismo llamó “la primera piedra” de su poesía. Y, como cada verano, sus palabras volvieron a resonar en el VIII Certamen de Poesía que lleva su nombre, una noche cargada de emoción y sencillez, en la que se compartieron versos bajo las estrellas.

Recitaron 18 personas, almorcileños y albalateños, en un certamen que organiza la Asociación Tercera Joven, y con el patrocinio del Ayuntamiento de Almonacid y de Naturgy.

La Plaza del Ayuntamiento de Almonacid de Zorita volvió a convertirse en un escenario abierto a la palabra y al sentimiento, con la celebración del VIII Certamen de Poesía León Felipe. Organizado por la Asociación Tercera Joven, con la colaboración y patrocinio del Ayuntamiento de Almonacid y de Naturgy Renovables, el evento congregó a un público entregado, en una velada que ya se ha consolidado como una entrañable tradición veraniega. Tuvo lugar el pasado sábado día 12.

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Daniel Romero, presidente de la Asociación, abrió el acto recordando el espíritu abierto y popular del certamen, donde cualquier persona puede subir al escenario y compartir sus versos sin más pretensión que disfrutar de la poesía y de la compañía. “Este certamen es un espacio donde celebramos la palabra, la sensibilidad y el compromiso que la poesía despierta en nosotros”, afirmó. También rindió homenaje a León Felipe, poeta al que da nombre el certamen y al que definió como “errante e inconforme, que supo gritar verdades con la sencillez de un canto limpio”. “Cada poema que aquí se recita —dijo Romero— es una chispa que enciende la antorcha que él nos legó”. El poeta lo escuchó todo, desde el banco que ocupa eternamente en la plaza del Ayuntamiento de Almonacid. Mientras sonaban los versos, las campanas de la torre del reloj subrayaban los que querían, y pasaban los aviones, camino de Madrid, aún demasiado alto para hacer ruido.

Durante el certamen, dieciocho vecinos y vecinas de Almonacid y de Albalate de Zorita dieron voz a sus propios poemas y a los de grandes autores de la literatura en lengua española. Carmen Burgueño abrió la velada recitando El Peregrino, de Rubén Darío. Le siguió su nieto, Darío Zamorano, con Mi Nini, un poema que su abuela dedicó a su gata. Florentino Rubio recitó Cuando seamos viejos, de Alberto Bourbon, y Carmen Ruiz compartió un texto propio titulado Mi Cerezo. También Alberto Soto leyó un poema de su autoría, Agua que corre. Loli Prados emocionó al público con una versión recitada y cantada de los Cantares, de Antonio Machado. Félix Ruiz eligió La profecía, de Rafael de León, mientras que María Fernández de Heredia compartió Árbol que ya no estás, un poema de Alberto Soto dedicado a un viejo chopo de la Fuente Vieja. Pedro Patarro, además de ejercer como maestro de ceremonias, recitó Nana del caballo, de Federico García Lorca. Mayte Rodríguez ofreció una sentida lectura de Me gusta cuando callas, de Pablo Neruda. Nieves del Olmo recitó sus Manos, justo antes del momento más emotivo de la noche. Fernando López, quien recitó un poema de su autoría, A mi tierra he de volver, y tras su intervención, sus compañeros del club de lectura de Almonacid, El Gran Tocho, subieron por sorpresa al escenario para rendirle un homenaje literario y personal. Entre aplausos y complicidad, una de las integrantes del grupo, la propia Nieves, se dirigió al público para compartir una noticia especial: “Les vamos a contar un secreto… Nos hemos colado en el programa, pero es por una buena razón. Esta semana, un miembro de nuestro grupo ha publicado su primer libro de poemas. Se titula Regreso a los lugares perdidos. El autor es una persona generosa, siempre dispuesta a ayudar desde su papel de farmacéutico en la comarca. Y lo hace con una forma muy suya, con la receta en una mano y en la otra, tiempo para escuchar, unas gotas de humor y algún que otro consejillo boticario. Esa mezcla —afirmó— es también la esencia de sus versos”. En este sencillo pero sentido homenaje, también intervinieron otros tres compañeros y compañeras más, del alma y de lectura, igualmente pertenecientes al club: María Fernández de Heredia, Carmen Burgueño, Alberto Soto y Pedro Patarro.

El público recibió la noticia con una ovación cálida y sentida, en un reconocimiento colectivo a la calidad humana y literaria de Fernando. A continuación, Pedro Dávila leyó su propio poema, La Juan Mayor. Isabel López recitó Réquiem por Federico, de Rafael de León. Daniel Romero volvió al escenario para leer Tierra Madre, de José Antonio Santano. Desde Albalate de Zorita, Covadonga Pastrana y Manuel Merchante se sumaron a la velada con la lectura de Romance de la Peña Negra, de Federico García Lorca, y Vencidos, de León Felipe, respectivamente. El cierre del certamen volvió a estar en manos de Carmen Burgueño, que clausuró el acto con la lectura de Aquí no hay viejos, de Mario Benedetti.

El acompañamiento musical, a cargo de Manuel Fuentes, también con composiciones suyas, interpretadas a la guitarra, envolvió las lecturas en una atmósfera de emoción y belleza, contribuyendo a crear una noche única. Además, este año se contó con la actuación del cantautor Javier Jiménez, compositor de poemas cantados, intérprete y adaptador de poesía del Siglo de Oro y contemporánea. Con su voz cálida y su guitarra, Jiménez ofreció momentos de gran emoción, creando un espacio nostálgico y envolvente donde la palabra y la música cobraron todo el protagonismo. Su intervención añadió al certamen una dimensión lírica y escénica perfecta para una noche de homenaje a la poesía.

Como cada año, todos los participantes recibieron un obsequio literario como recuerdo de su intervención. El certamen ha contado con el patrocinio de Naturgy Renovables.

Este certamen sigue siendo, año tras año, un homenaje vivo a León Felipe, una de las grandes voces de la poesía del siglo XX, cuya vinculación con Almonacid fue breve pero decisiva. El poeta zamorano —cuyo nombre completo era León Felipe Camino Galicia de la Rosa— residió en la localidad entre 1919 y 1920, como regente de la botica local. Fue en la quietud de este pueblo donde descubrió su vocación literaria y escribió sus primeros versos. Años más tarde, desde el exilio, evocaría con emoción aquella etapa. Según sus propias palabras, fue en Almonacid donde nació su voz poética. Los estudiosos coinciden en que el pueblo ocupa un lugar central en su legado, al brindarle —como él mismo escribió— “la lección y el reposo de la poesía”.

Uno de sus textos más íntimos deja constancia de esa experiencia:

«Sin embargo…
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa
en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla
en una sala
muy amplia
y muy blanca
que está en la parte más baja
y más fresca de la casa.
Tiene una luz muy clara
esta sala
tan amplia
y tan blanca…
Una luz muy clara
que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana
vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas
leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
la gente al través de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
cuando pasan
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga
de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias de Pastrana,
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.»

Anoche, ese ritmo volvió a latir entre versos, música y emociones compartidas en la plaza. Un año más, Almonacid de Zorita celebró a la poesía… y a quienes la mantienen viva.

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