Torres de la Alameda-Torre Pacheco, 430 kilómetros / Por Antonio Campuzano

Torres de la Alameda-Torre Pacheco, 430 kilómetros  /  Por Antonio Campuzano

La sordidez del ambiente recogido por las cámaras de la Guardia Civil en el pueblo de Torres de la Alameda en las que unos seres humanos desprecian a otros seres humanos, en la seguridad de su superioridad social y económica, añade un sopapo adicional a la crueldad de las escenas.

El benemérito cuerpo, alejado ya de los bigotes de autoridad y de golpe de Estado, de sus “ucos” y cucos de raigambre y formación del espíritu nacional, tomó baza en el asunto para instalar cámaras donde la grabación permita la manifestación del crimen y la consecuencia del castigo. Torre Pacheco se encuentra a 430 kilómetros, uno acá uno allá, de Torres de la Alameda, pero la sublimación del diferente se halla en la perfecta tipología delictiva de supremacismo y soberanía a las bravas de la diferenciación. La calle Sevilla, en el epicentro del barrio ruso, así conocido en la localidad, no por el desmadre ideológico sino por un acento peculiar, en todos los sitios hay ADN y ocho apellidos vascos, tiene una sola dirección, o subida o bajada, la que marca el respeto y la solidaridad tanto en un sentido como en otro. Ahí la da la vuelta el aire en Torres, de hecho la calle del encierro, paralela a Sevilla, se llama del Viento.

En la calle de la aleación del odio y maltrato vivió hasta su desaparición Guillermo de la Peña “el tío Jarete”, prodigio de didactismo hecho a sí mismo con la ciencia con apoyos fundamentales en la física y en la química a partes iguales. La conexión eléctrica dinamizaba la activación del despertador que a su vez encendía la cafetera para disparar un grifo a temperatura grata, que finalmente distribuía caridad y cariño. Pues esto se ha perdido en la calle Sevilla para entronizarse en su pequeño recorrido la mala leche crecida en cuerpos de veinte años, que sintonizados con la invasión de occidentales sobre magrebíes en el murciano territorio de Torre Pacheco, no han querido ni deseado ser distintos.

La institución de la seguridad del Estado ha intervenido con la orla del interés general para distinguir con la protección del interés particular de madre  e hijo acosados por la enajenación de sus iguales, pero unos más que otros. Ahora le toca a la institución municipal en cuyas manos reside la obligación de la corrección de situaciones de similar naturaleza. Los servicios sociales, creados con hito histórico, el 28 de diciembre de 1963, cuando el general Franco y cuando los Santos Inocentes a partes también iguales, bajo el impulso municipal, tienen que institucionalmente retirar los cartones que se arrancaban en las imágenes de la inmortalización de la Guardia Civil para sanear y recuperar a los indefensos.

Carmen, hija de Encarna y Antonio “Patillas” personajes singulares sin la suerte de los campeones, y Antonio, hijo de aquella y nieto de estos, son acreedores de los mensajes y atenciones de aquellos que ni siquiera sabían que existía. Viuda de El Púa, pequeño representante de la resistencia de aquellos que convivían con los trabajos duros y el pantalón de tergal aproximadamente planchado para su exhibición el domingo en la pista de Juan Toledo. Patillas tenía alguna dificultad de percepción y tuvo un tiempo de paso por la Legión, de donde aprendió la patada voladora, cuya puesta en práctica tuvo su cénit y decadencia. Fue persona de amplio anecdotario, de vida corta, y que jamás podía imaginar que a sus vástagos podía llegarlos el episodio de marginación y maltrato con el arma de la lejía, decantada desde la alegría recomendadora y saludable de Miguel Bosé y Jair Bolsonaro al desamparo de las personas vulnerables.

Como decía Luis Alberto Cabrera, en una exposición de fotografía de Alcalá, donde la Guardia Civil miraba cómo abrevaban sus caballos al pie del río, “en una imagen humanizadora del cuerpo”. Cámara para grabación colaboradora de humanismo. Ni Torre Pacheco, ni mucho menos Torres de la Alameda.

Resumen de privacidad

Usamos cookies en nuestro sitio web para brindarle la experiencia más relevante recordando sus preferencias y visitas repetidas. Al hacer clic en "Activar todo", acepta el uso de todas las cookies. Sin embargo, puede visitar la Configuración de cookies para proporcionar un consentimiento controlado.