El fútbol de Antonio Campuzano
Las hojas perennes de los pinos carrascos del reforestado Ecce-Homo miran con recelo y algo de pena la línea medular del Municipal del Val, a la espera del tratamiento fito sanitario que acabe con lo hongos y ácaros que impiden el normal desarrollo del juego. La iconografía del arado de tiempos pretéritos se hace dueña de la superficie antes envidiada en estos campos de división inferior de fútbol. Una lástima el despojo en que se ha convertido aquel césped en el que Cesc Fábregas adelantó a España sub-21 frente a la Inglaterra de 2004, antes de los milagros de Luis Aragonés y Vicente del Bosque.
El Getafe en su versión B aparcó su autobús en la avenida de la Virgen del Val para dirimir la lucha de aumentativos y diminutivos tan propia de las denominaciones de las formaciones deportivas: en este caso, rojillos frente a azulones. Manu del Moral, con anterioridad jugador de nombradía en Atlético de Madrid, Getafe, Sevilla, Valladolid, Elche y Numancia, ente otros, ahora ejerce de entrenador en esta división al frente del Getafe visitante para que el aficionado complutense haga recorrido memorístico de las andanza de aquel estiloso atacante de excelente visión de juego. En el refugio de su banquillo hizo valer el gobierno de sus representados con carácter y exigencia en grado sumo, embutido en esos pantalones de cargo que igual valen para el roto de apilar troncos de madera para la calefacción doméstica como para el descosido de ordenar presión sobre la salida de balón. Y con la manga corta que acaba de hacer tendencia el entrenador del Rayo Vallecano, Íñigo Pérez, cuyos brazos desnudos a la altura de los húmeros se aclimatan igual a las primeras lluvias que a los últimos hielos.
La pugnaz pelea entre locales y foráneos se dirimió entre el minuto siete, gol del Alcalá en sinuoso bote para aprovechamiento del más ladino, David López, y el minuto 44, gol fronterizo en el tiempo de descanso, lanzamiento de falta directa, acierto de Rubi en demostración de precisión y perspicacia. La segunda parte bien se pudo traducir en equilibrio de impotencias con un total de diez cambios, lo que permite una enorme confusión, habida cuenta por ende de la desaparición de Izan González, el desequilibrante efectivo del Alcalá al que las fibras y abductores abandonaron a la media hora de juego y sobre cuya ejecutoria recaía el orden y el concierto. En la tribuna fungía su progenitor, también dedicado al fútbol en su variante de representación de jugadores. El espacio de tribuna tras los banquillos se convierte en esta categoría en cesto de cerezas: tiras de una y sale el resto de la banasta. González padre del Izan hijo, al lado de Joselu Pérez del Amo, delantero centro del Getafe, malogrado en el juego de este partido por sanción, apoderado por el primero, quien a su vez se encontraba cerca de otro jugador del Rayo Vallecano, quien por su parte vistió la camiseta del Alcalá, a lo que poco después tuvo continuidad en el Salamanca, a su vez pretendido por la Cultural Leonesa. Los surcos color ocre en las imperfecciones del terreno de juego acomodan su geometría al juego esforzado para dar tiempo a la exhibición del central Caste en su choque craneal con Mestanza: le pusieron vendaje de formato Quincoces, apósito ambivalente para el deporte y para atemperar la metralla de la batalla.
El otoño se adentra en las profundidades del Val y el equipo de Vivar Dorado obtiene un punto frente probablemente a un rival directo, como gusta decirse en la terminología de hábito. “La ternura indiferente del otoño”, dijo Fernando Pessoa, en su señalado “Libro del desasosiego”, para poco después escribir que “una tarde de otoño es cuando el cielo tiene un calor frío”. No se conocen aficiones futbolísticas del autor portugués, salvo que tiene un busto en Durban, allá en Sudáfrica, de cuando allí vivió, y donde la historia e Iniesta se dieron la mano. Manu del Moral, con mal genio y manga corta, saluda al otoño.
Empate en el marcador y pintada de “Palestina libre”, en la puerta de acceso a la portería lado oeste. Actualización de fútbol y conversación pública.