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Elsa I de España / Por Anabel Poveda

Elsa I de España / Por Anabel Poveda

¡Estoy de enhorabuena! Han tenido que pasar casi 41 años para descubrir cuál es mi verdadera vocación. ¡De mayor quiero ser princesa! Tenía ya algún indicio de que dentro de mí habitaban Bella, Cenicienta, Ariel, Jasmín o Rapunzel en paz y armonía, pero gracias a mi ahijada he descubierto que realmente no soy Anabel, soy Elsa, la gélida protagonista de «Frozen».

Si sabía yo que era un poco ñoña, incluso un muchachito que pasó por mi vida se empeñaba en llamarme Disney, pero admitámoslo… la corona y el cetro me sientan de maravilla y es una realidad incuestionable.

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La cosa es que mi ahijada acaba de cumplir tres años, y en plena fiebre «Frozen», la peque colecciona disfraces y complementos de Elsa y Ana, las protagonistas de esa película que introduce a los niños en un bucle de adicción sin fin.

Ante la evidencia de que Lara está enganchada al «suéltalo, suéltaloooooo, let it go , let it go» pensé que tal vez le haría más ilusión que a su cumple fuera Elsa, en lugar de su madrina.

Me puse manos a la obra y como es por todos conocida mi afición a los disfraces, las pelucas y los maquillajes de fantasía, me propuse ser la mejor versión adulta de Elsa, ¡faltaría más!

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En un primer momento me visualicé con el vestido azul de lentejuelas que la princesa platina luce en su castillo de hielo, pero los bazares chinos me pusieron los pies en el suelo al comprobar estupefacta que la versión adulta del disfraz tenía un trago.

1,2,3… y hasta 6 tiendas especializadas en disfraces visité en busca del vestido ideal, pero sólo encontré trozos de lycra azul de penoso gusto… Me visualicé con los trapos y teniendo en cuenta que no estoy en mi momento más fit, iba a parecer que Elsa se había comido a su hermana Ana en un ataque de ansiedad princesil.

Descartado el momento chino, entré en fase Wallapop y por fin vi algo un poco más decente (al menos en las fotos). Contacté con la vendedora, le trasladé mi urgencia y 24 horas después tenía en casa otro trapo indescriptible, sólo apto para una princesa Disney con una 120 de pecho y un culito de Ángel de Victoria Secret.

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Sin tiempo para reaccionar el día antes del cumpleaños tiré de tutorial de Youtube y como una es muy apañada, me customicé tres pelucas y un maquillaje exacto al dibujito de la película para acercarme, en la medida de lo posible, al look de Elsa en su momento de la coronación.

El día X me levanté temprano y durante tres horas me dediqué a intentar clonar al personaje. Vestido, capa, corona y cetro en mano me dirigí al restaurante donde se celebraba el cumpleaños y, cuando todos estaban ya sentados, me dispuse a hacer mi entrada triunfal, cruzando el local entero, para coña de todos los presentes.

Diré que ha sido uno de los momentos más emotivos de mi vida… ver a mi ahijada ojiplática, sin pestañear y con la boca entreabierta fue indescriptible… pero comprobar que todos los niños del restaurante se daban codazos de advertencia, flipaban, comentaban, se subían encima de las sillas y sonreían, me hizo pensar que igual no me había quedado tan mal.

Mi ahijada sólo atinaba a decir: ¡Mamá, mamá la madrina es Frozen!, tal vez pensando que había tenido a su princesa favorita siempre cerca sin saberlo. Creedme si os digo que ella irradiaba luz.

A partir de ahora tendré doble personalidad, como Superman. Anabel versus Elsa… He pensado postularme para fiestas infantiles, cumpleaños, sorpresas o despedidas de soltero, que tengo que amortizar el vestido y las pelucas.

Interesados póngase en contacto con mi representante. Gracias.