Arsenio Lope Huerta o la recuperación de Alcalá / Por M. Vicente Sánchez Moltó

Arsenio Lope Huerta o la recuperación de Alcalá  /  Por M. Vicente Sánchez Moltó

Cuando se habla de Arsenio Lope Huerta, de Curro, siempre aparece el tantas veces nombrado Convenio Multidepartamental que puso las bases de lo que sería la recuperación del patrimonio monumental de Alcalá de Henares. Y siendo absolutamente cierto que él fue el gran artífice e impulsor de la firma en 1985, no lo es menos que su proyecto de recuperación venía gestándose desde mucho antes.

A Curro le conocí a través de los artículos que sobre Alcalá publicaba en el semanario local. La primera vez que mantuvimos una breve conversación fue en 1978 y, como no podía ser de otro modo, versó sobre la historia y el patrimonio de Alcalá. Ese fue el punto de partida de una coincidencia y de una amistad que se ha perdurado hasta este momento.

A partir de las primeras elecciones municipales de la restauración democrática fue asentándose en él su proyecto para Alcalá. Las diferencias con el alcalde Carlos Valenzuela, hicieron que su cargo como concejal de Cultura se limitara a tan solo unos meses, pero fueron suficientes para que pusiera en marcha la renovación de los Premios Ciudad de Alcalá, con la incorporación a las existentes (narrativa, poesía y pintura) de dos nuevas modalidades: periodismo e investigación histórica. Así mismo, se empeñó en que se publicaran las obras ganadoras, creándose las colecciones de narrativa, poesía y ensayo. No cabe duda de que era muy consciente de que resultaba fundamental profundizar en la investigación de la historia de Alcalá, como base para ese ambicioso proyecto que ya maduraba en su cabeza. Lamentablemente, la crisis hizo que en 2010 se tomara la decisión de dejar de publicar los libros, de modo que la práctica totalidad de los premios de investigación histórica de los últimos diez años permanecen inéditos.

En esos años fueron muchas las conversaciones que mantuvimos. Recuerdo que cuando en 1980 un grupo de alcalaínos decidimos crear la asociación de defensa del patrimonio ADELPHA-Alcalá, de la que fui el primer presidente, tuvo la valentía de darnos la bienvenida en un artículo. Y digo valentía, ya que la primera acción que emprendimos fue la de solicitar al Ayuntamiento, del que era concejal, que se paralizaran las licencias de derribo en el casco histórico en tanto que no se elaborara el Plan Especial al que la ley obligaba para los conjunto declarados, como era el caso de Alcalá. Radicalmente distinta fue la actitud de la responsable de urbanismo, que llegó a expulsarnos de su despacho.

Fue en este tiempo, en 1981, cuando me propuso que realizáramos un libro que acercara la historia de Alcalá al gran público. Finalmente, en febrero de 1983, la extinta Diputación Provincial de Madrid, de la que él era diputado de Cooperación, editaría “Leyendas y refranes de Alcalá”, con una excelente acogida de público y prensa. De su interés por la historia de Alcalá es buena muestra el que en 1982 fuera uno de los diez fundadores de la Institución de Estudios Complutenses.

Tras la renuncia de su predecesor, en abril de 1983 ocupa la alcaldía. A las segundas elecciones municipales se presentó con el proyecto de “Recuperar Alcalá”, que obtuvo una amplísima aceptación entre los alcalaínos, obteniendo 17 de los 27 concejales que integraban la corporación. A partir de ese momento se volcó en poner en marcha su proyecto, llevándose a cabo la adquisición de un buen número de edificios históricos, para en algunos casos, cederlos a la Universidad de Alcalá, e iniciando una importante labor de restauración y rehabilitación de nuestro patrimonio monumental. Ciertamente, la coincidencia de criterios con el rector Manuel Gala elegido al año siguiente, resultó determinante para que el mencionado convenio se hiciera efectivo. Su convencimiento y la amistad personal que le ligaba con algunos de los ministros fue decisiva, aunque, según me contó, alguien quisiera marginarle en el acto de la firma, celebrado en el paraninfo.

El cuatrienio 1983-1987 estuvo marcado por un intenso y fructífero trabajo, en el que se desarrollaron la firma de convenios, la adquisición de edificios, la elaboración de catálogos y planes urbanísticos, el inicio de rehabilitaciones, campañas de excavaciones arqueológicas y ediciones de libros sobre la historia de Alcalá, en los que siempre quiso que apareciera como coeditora la Institución de Estudios Complutenses.

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Siempre que me lo pidió estuve a su disposición y así elaboré los informes para determinar las casas natales de los alcalaínos Andrés Saborit y de Luis Gómez “El Estudiante”, en las que se instalaron placas conmemorativas. Le facilité al escultor Santiago de Santiago la información gráfica necesaria para la escultura del arzobispo Carrillo. Elaboré las memorias históricas de los colegios-convento de Caracciolos, San Basilio y de la Merced, adquiridos al Ministerio de Defensa. También la búsqueda y selección de frases sobre Europa y la libertad para el mural del parque Salvador de Madariaga. Junto con el recordado restaurador Ignacio de Luna, que Curro trajo a Alcalá, organicé en 1984 la exposición “Recuperar Alcalá”, encargándome de la documentación de las piezas que se expusieron. Pero el trabajo más extenso fue sin duda el que me encargó para justificar históricamente y rediseñar el escudo municipal de Alcalá de Henares y la elaboración de la bandera de la ciudad, con el que conté con la colaboración de Gustavo Chamorro para los dibujos y Francisco Delgado como asesor heráldico. El resultado se plasmó en un estudio que se publicó junto con el Reglamento del Escudo y Bandera. También me pidió que colaborara con el entonces jefe de protocolo del Ayuntamiento, Luis García Roma, para confeccionar el Reglamento de Honores y Distinciones, en el que se estableció el procedimiento de concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad, los títulos de Hijo Predilecto e Hijo Adoptivo y el nombramiento de Cronista Oficial de la Ciudad. Poco podía yo imaginar en ese momento que veinticinco años después llegaría a ser yo uno de esos cronistas, tras los nombramientos Fernando Sancho Huerta “Luis Madrona”, José García Saldaña y Francisco Javier García Gutiérrez, los dos primeros a título póstumo.

No olvidaré el día que me llamó a su despacho y me explicó a principios de febrero de 1987 que iba a renunciar a la alcaldía y se marchaba al Ministerio de Cultura, nombrado Director General de Cooperación Cultural. Temí en ese momento que toda la tarea iniciada se viniera al traste, pero me convenció de que el camino estaba lo suficientemente asentado y que estaba seguro de que Florencio Campos, que apuntaba como candidato para las próximas elecciones, seguiría desarrollando el proyecto. Tengo que reconocer que no me resultó fácil aceptar su decisión. No tardé en comprobar que en absoluto se iba a desligar de Alcalá, incluso tras su alejamiento físico tras ser nombrado Gobernador Civil de León. Y acepté encantado su ofrecimiento de elaborar una guía de Alcalá, adaptada a las necesidades del visitante actual. La distancia y sus obligaciones demoraron su publicación algunos años. Finalmente, en 1994 la editorial Everest publicaba “Visita Alcalá de Henares”. Desde la distancia siguió trabajando en temas locales y en 1998 quiso que prologara su libro “Los Cervantes de Alcalá”, que después ha tenido dos reediciones.

Tras cesar en sus responsabilidades políticas y retornar a Alcalá, Curro siguió trabajando por la recuperación de nuestro patrimonio, primero como presidente de la Asociación para la Recuperación de la cúpula del convento de las Juanas, y desde hace algunos años, como vicepresidente de la Asociación para la Recuperación del Palacio Arzobispal (ARPA). También le cabe, siendo presidente, la celebración en 2001 del 150 aniversario de la Sociedad de Condueños, que contó con varias publicaciones, dos de ellas salidas de su pluma, y una excelente exposición.

Igualmente, en todo este tiempo no ha dejado de contribuir con sus trabajos de investigación y divulgación a la historia de Alcalá, publicando artículos en el desaparecido Diario de Alcalá, algunos de ellos recopilados en el libro “Otras historias de Alcalá”. Así mismo, impartiendo conferencias cada vez que se le requería y organizando cursos monográficos, con una gran aceptación. Su producción editorial, con una veintena de títulos, da fe de ello. Una de sus preferencias han sido sin duda las biografías, destacando sus excelentes libros sobre el emperador Fernando o sobre el cardenal Cisneros, muy bien documentados y en los que demuestra el profundo conocimiento de estos personajes.

Curro se nos ha ido, esta vez no de forma temporal, pero su recuerdo permanecerá imborrable en todos aquellos que compartimos tertulias, proyectos e ilusiones con él. Para Alcalá quedan los edificios salvados de la ruina y hoy rehabilitados y sus libros, siempre sus libros.

Sin la ingente labor emprendida por Lope Huerta desde finales de la década de los setenta, es posible que hoy Alcalá no fuera Patrimonio Mundial. Espero que algún día la recuperación (parcial) del Palacio Arzobispal en la que se volcó en los últimos años y que no ha podido ver consumada se convierta en una realidad. También, que el colegio-convento de la Merced adquirido por el ayuntamiento siendo alcalde finalmente sea objeto de una rehabilitación integral. Estas dos actuaciones serían, sin duda, el mejor homenaje que la ciudad a la que tanto amó le podría realizar.