¿Nos ayuda nuestra etapa universitaria a entrar en el mercado laboral? ¿Nos debería ayudar a buscar un trabajo acorde a nuestros estudios de grado? La respuesta a la primera pregunta, si no somos mileniales, es no. Y la respuesta a la segunda sería un sí rotundo.
La formación universitaria ha evolucionado y la Universidad se ha ido adaptando a la realidad profesional. Hoy en día, se trabaja para aproximar la Universidad a la empresa y viceversa.
Ofrecer la máxima excelencia académica para formar a los mejores profesionales del futuro no está reñido con la observación continua de las tendencias y la realidad del mercado laboral independientemente del tipo de carrera elegida por los alumnos.
Cómo elegimos carrera
Hoy en día los alumnos eligen aquellas carreras cuyo nivel de empleabilidad es mayor. Lo mismo ocurre cuando eligen en qué universidad cursar la carrera elegida.
Las universidades son conscientes de la necesidad de acercar las empresas a la academia. Y lo logran a través de visitas a empresas, instalaciones, procesos, invitación a expertos, etc. Para nada sirve tener un título sin haber podido “participar, tocar, ver” lo que con tanto empeño nos enseñan de forma teórica.
Como ejemplo, un químico tiene que haber pasado gran parte de su carrera en un laboratorio. Y un arqueólogo ha tenido que pasar meses en excavaciones.
A través de las prácticas que realizan los alumnos en los grados se consigue esa experiencia que les acerca al día a día de la profesión que han elegido. Cada vez más empresas se acercan a las universidades buscando ese talento al que formar.
La brecha entre universidad y empresa es menor cuando ambas partes tienen claro que los mejores profesionales deben salir de las mejores carreras universitarias. Y que deben darles esa primera oportunidad de incorporarse al mundo laboral y conseguir la ansiada experiencia.
Con todas estas herramientas, el mercado laboral de su sector no les va a ser desconocido. Y se harán una idea más real de lo que encontrarán cuando finalicen su grado universitario.
¿Pero se puede hacer más?
Formar en habilidades ‘blandas’
Todos los directivos de gestión de personas coinciden en que los recién graduados de las universidades necesitan mucho más que los conocimientos técnicos y académicos que les aportan sus grados de origen. Estas habilidades se denominan habilidades blandas.
Da igual que se haya finalizado un grado en Ingeniería Informática o un grado en Artes. Sin habilidades como la comunicación, el trabajo en equipo o la capacidad de hablar en público, será muy complicado encontrar un trabajo en esa área de especialización.
Esas habilidades blandas ayudan a los recién graduados a conseguir el trabajo con el que sueñan. Y las universidades cada vez más complementan los grados con formación en dichas competencias.
¿Se puede enseñar a buscar trabajo?
Todas las universidades queremos que nuestros alumnos, al terminar su grado, encuentren el mejor trabajo posible, con el mejor sueldo, y el que más les motive a nivel personal.
En esa búsqueda de trabajo intervienen muchos factores que hacen que sea diferente para carreras de Comunicación, de Artes, del Área sanitaria o de las Ciencias Sociales.
Las fuentes del denominado reclutamiento son diferentes en función de lo que hemos estudiado. No tiene nada que ver cómo busca trabajo un psicólogo, un médico, un economista, un filósofo o un periodista.
Pero existen herramientas que pueden ayudar a nuestros futuros trabajadores a encontrar el trabajo para que el que se han estado preparando esos años de carrera universitaria.
Durante el estudio de cualquier grado, el conocimiento del mercado laboral de los profesores y directores prepara a los alumnos para la búsqueda una vez lo finalicen.
Ese conocimiento se puede estructurar y organizar para darles las herramientas necesarias que faciliten la búsqueda de empleo:
- Fuentes de reclutamiento específicas de cada sector.
- Uso de las redes sociales.
- Cómo preparar el currículum, teniendo en cuenta, por ejemplo, que muchas empresas utilizan la inteligencia artificial para el reclutamiento de candidatos.
- Cómo trabajar la red de contactos de cada sector para posicionar nuestra candidatura.
- Entrenar para hacer entrevistas por competencias.
- Dinámicas grupales.
- Pruebas psicotécnicas.
- Pruebas específicas de cada sector.
- Detectar necesidades específicas, como idiomas, conocimientos de programas específicos para ese sector, ferias, congresos y eventos en los que se debe estar presente.
Son herramientas que se pueden ir trabajando sin esperar a terminar el grado para aprenderlas. Son materias trascendentales que harán disminuir la ansiedad y el estrés de los estudiantes y, una vez finalicen el grado y se enfrenten a las primeras entrevistas y procesos de selección, serán experiencias para las que se han entrenado previamente.
No basta con ser buenos en lo nuestro
Es fundamental que nuestras carreras universitarias nos preparen con herramientas estructuradas para realizar la búsqueda de un empleo acorde con lo que hemos aprendido a hacer. Terminar el grado con un alto conocimiento de nuestra materia de estudio, pero sin la capacidad de ponerlo en práctica porque no sabemos dónde y cómo dar salida a ese conocimiento, es terminar a medias.
Puede plantearse como asignaturas independientes o como una parte de cada una de las asignaturas que ya forman parte del currículum. Son materias fundamentales que nos van a ayudar en la búsqueda del primer empleo y nos acompañarán en nuestra trayectoria profesional mediante el conocimiento de las fuentes de reclutamiento, redes y grupos de contactos, posicionamiento en redes sociales, familiarización con entrevistas de trabajo individuales y grupales, etc. Nos harán también profesionales más completos.
Eva María Iglesias Guzmán es directora académica del Máster Universitario en Liderazgo y Dirección de RRHH por la Universidad Nebrija.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.