Los investigadores sospechan que pudo haber una relación sentimental previa y que ella podría haberle amenazado en contársela a su amiga. Mientras, Sergio, presunto asesino de Miriam, la joven de Meco que apareció asesinada al lado de su casa, ya está en prisión.
Los investigadores siempre barajaron que debía ser alguien cercano a la víctima. No es normal asestar 24 puñaladas si no es por venganza. Hasta el momento, todas las pruebas apuntan a él como asesino, pero él sigue proclamando su inocencia. Lo hizo durante las 4 horas que duró su declaración en los juzgados de Alcalá. A pesar de todo, la magistrada le imputa el presunto asesinato de Míriam Vallejo, de 25 años, apodada como «Mimi», cuyo cuerpo sin vida fue cosido a cuchilladas la noche del 16 de enero, rodeada de los perros a los que sacó a pasear en un paraje de Meco. De momento, Sergio ya está en prisión. Así lo ha ordenado la titular del Juzgado de Instrucción nº 5 de Alcalá de Henares quien dictó prisión provisional, comunicada y sin fianza. Aunque él defiende su inocencia, todas las pruebas apuntan a él. De hecho, habría restos de ADN en las uñas de Miriam y el experto pescador, después del crimen, habría aparecido con una herida en la mano que podría ser defensiva.
Además, la coartada de los videojuegos si vino abajo cuando la policía comprobó que durante 10 minutos no estuvo jugando en línea, tiempo más que de sobra para salir de casa y presuntamente cometer el asesinato. De hecho, el cadáver apareció muy cerca de la vivienda que compartían.
¿Por qué entonces tanto ensañamiento? ¿Venganza?
La pregunta ahora es por qué tantas puñaladas, 24. A falta de su confesión, una de las principales líneas de investigación policial que se barajan es que fuese por venganza. ¿El motivo? Una vez que parece descartado cualquier robo, sexual o motivos económicos es que la víctima le anunciara que pensaba contarle a su novia Celia, de 31 años, e íntima amiga suya, que mantenían o habían o mantenido relaciones sexuales. De ser así, este hecho, que le habría enfurecido sobremanera, explicaría que la convivencia entre ambos en el chalé de Villanueva de la Torre, al que se mudó Mimi en octubre de 2018, se hubiera hecho insostenible y que las discusiones entre ellos fuesen constantes. Esta teoría está sin confirmar. Tampoco se descarta que el presunto asesino fuera teniendo odio hacia la víctima por su buena relación con su novia. Hay que recordar que los tres vivían bajo el mismo techo.
Lo único cierto es que poco después del homicidio Celia y Sergio rompieron de repente. ¿Por qué? ¿Sospechó tal vez su amiga que la llamaba «hermana», a sospechar de él o fue él quién rompió la presunta relación sentimental? ¿Era sólo odio? Todas esas preguntas tendrán que ser aclaradas por Sergio, quien guardó silencio ante la Guardia Civil y abandonó cabizbajo el domicilio de sus padres, situado en Azuqueca de Henares, el pasado martes cuando fue detenido tras un registro que duró cinco horas. De momento, sigue en prisión y sin confesar.
El asesinato de Miriam en Meco
Miriam, «Mimi», fue encontrada muerta el pasado 16 de enero en Meco por dos jóvenes. Había salido a pasear a sus perros y estos permanecían a su lado cuando encontraron su cadáver, cosido a cuchilladas, 24, lo que indicaba ensañamiento y rabia. Los perros no habían ladrado al agresor, ya que las dos personas que la encontraron minutos después, lo hubieran oído, lo que siempre hizo sospechar que era alguien conocido.
Miriam era responsable de administración de una empresa de distribución de ordenadores y componentes informáticos y voluntaria de Protección Civil en Villalvilla. Para cuidar mejor de su perro y tener más espacio se mudó al chalet de Villanueva de la Torre, donde convivió con Celia, su mejor amiga y su novio, Sergio, del que se sospechaba y que siempre había contado con una coartada aparentemente bastante sólida. Había estado jugando a la videoconsola entre las 20.40 y las 20.50 horas, cuando se produjo el asesinato, y efectivamente su perfil figuraba online en esa franja horaria. Pero, según se supo posteriormente, durante esos diez minutos, aunque estuvo en línea, no realizó actividad alguna.
La resolución del crimen, del que se ha decretado el secreto de sumario, se ha producido tras siete meses de arduas investigaciones.