El doble rasero / Por Javier Villalvilla

La doble moral, la doble vara de medir, en definitiva la falta de equidad y trato justo de la opinión pública es algo ya muy habitual en nuestro querido país desde hace mucho tiempo, si bien es cierto que ahora debido a todos los formatos y canales de información, difusión y comunicación que disponemos se hace cada vez más notorio.

Como digo no es nuevo. La izquierda, la máxima favorecida del doble rasero, parte de un victimismo histórico arrogándose una superioridad moral y política basada en prejuicios y supuestos principios.  A una gran parte de la izquierda, esto del doble rasero le molesta mucho pero en su capacidad y en nombre de la objetividad está en que lo acepten y admitan. Para ellos, esto de pedir ser equitativo y objetivo lo llaman el “y tú más”, pero es justamente a lo que echan mano cuando ellos sienten que tienen que defenderse. El doble rasero para el doble rasero. El rizo total. Pero sin ningún reparo lo usan. Ellos sí pueden.

Los temas de corrupción, una lacra repartida por todo el mundo, por ser los más graves y escandalosos, son en los que más destaca el doble rasero. Los casos de corrupción que han asolado al PP tienen una dimensión mediática y un castigo de la opinión pública muchísimo mayor que casos de corrupción de partidos de izquierda u otro signo político, con la circunstancia añadida que son estos últimos los de mayor número y con una incidencia económica superior.  Quién sabe si, de forma inconsciente, una explicación puede ser que del que se espera mucho, se le exija más. Del que no, poco se puede exigir.

Más ejemplos. El senador Ramón Espinar se permite hablar de especulación de la vivienda y acusar a otros de ello, mientras él que iba de hijo de obrero pobre hacía negocio con un piso de protección pública. Su padre por entonces era consejero de Bankia e imputado posteriormente por el uso fraudulento de su “tarjeta black”. Silencio. Echenique no pagó la Seguridad Social a su empleado del hogar y no ha pasado nada. No sólo eso,  sino que se atrevió a justificar el que no pagara y ha tenido el cinismo de salir apoyando los derechos de los trabajadores y trabajadoras del hogar. Si el PP contrata a gente de confianza son “enchufados”. Si lo hacen otros no lo son, son gente de confianza, y si es tu pareja mejor confianza. Si Pablo Iglesias nombra  portavoz a su novia es por sus méritos. Si Ana Botella llega a alcaldesa es sólo por ser la mujer de Aznar.

Más hipocresía. El régimen franquista fue una dictadura sangrienta y opresora pero hay que aguantar opiniones de que el régimen castrista es un ejemplo de progreso y libertades. Alfon y Bódalo no tendrían que estar en la cárcel pero Leopoldo López sí. Y Así todo. Nos podíamos tirar medio día.

Y si bajamos al nivel local, aquí en Alcalá lo mismo. El tripartito reparte subvenciones a su gente y no pasa nada. Todo correcto. Les cuelan unas fotos – tangas, corpiño, esposas- para una exposición con motivo de la Mujer trabajadora, poco afortunadas en mi opinión para esta ocasión en concreto, y tampoco pasa nada. Al contrario. Un aplauso. Esto le pasa a un gobierno del PP y a la izquierda no le hubiera falta tiempo para pedir dimisiones y soltar todo tipo de descalificaciones.

La famosa fiesta de la “stripper” en dependencias municipales que ha escandalizado a muchísima gente y ha llegado a varios rincones del mundo, si la hubiera permitido (y estado presente) concejales del PP no habría calificativos suficientes para la izquierda contra estos. La de cosas que hubieran salido por boca del actual alcalde y sus compañeros de gobierno. De machista, rancio, para arriba. Pero como es al contrario, toca ocultar, callar y que la gente olvide. Y ya que estoy aprovecho y recuerdo la púnica y la gürtel.

Una última para acabar. Los profesores de los centros educativos reclaman al Ayuntamiento de Alcalá más mantenimiento de estos, siendo una competencia municipal, y no pasa nada. Ni pitos ni camisetas verdes. Claro, no gobierna el PP. Eso sí, echar la culpa al gobierno regional siempre viene bien.

Esto es sólo un pequeño recopilatorio de temas que sirven de recordatorio, y suponga un toque de atención para que veamos de dónde parten unos y otros en el tablero de la política española y la opinión pública. Ahora que está de moda hablar de la “vieja” y la “nueva” política, que no confundan. No es así, ni vieja ni nueva política, lo que hay es buena o mala política. Y la objetividad, la autocrítica y la equidad también deben de formar parte de ella. Y sí, aunque a algunos no lo crean o no lo compartan hay buenos políticos en España, y aún con sus diferencias, en uno y otro signo político.