2016 es el 400 aniversario de la muerte de Cervantes. También el 400 aniversario de la muerte de Shakespeare. Mientras que en España, envueltos quizás en la voragine postelectoral, el Año Cervantes está pasando de momento de puntillas, en Reino Unido han comenzado dando el realce que tal efeméride se merece.
El primer ministro británico, David Cameron, ha escrito una tribuna, de la que se ha hecho eco El País, en el que habla del escritor inglés: «El legado de Shakespeare no tiene parangón: sus obras se han traducido a más de 100 idiomas y han sido objeto de estudio en medio mundo. Como señaló uno de sus coetáneos, Ben Jonson, “Shakespeare no es de una época, sino para todos los tiempos”. Sigue vivo hoy en día en nuestro lenguaje, nuestra cultura y nuestra sociedad, así como por su permanente influencia en la educación», afirma Cameron en la citada tribuna.
El político británico fue el encargo de presentar el Shakespeare Lives (Shakespeare vive), «un interesante programa mundial de actividades y acontecimientos pensados para resaltar su persistente influencia y extender el uso de Shakespeare como recurso educativo para mejorar la alfabetización en todo el mundo».
En España, mientras, esperaremos a que la actual situación económica vuelva a su cauce para potenciar el Año Cervantes. No es una cuestión ególatra de Alcalá con su vecino más internacional, sino que se trata de una cuestión de la influencia de Cervantes y su obra en el castellano, como Shakespeare, tal y como ha resaltado su primer ministro, hizo con el inglés.