Guinda de temporada de la Orquesta Ciudad de Alcalá

Cuando el nuevo Patronato de la Fundación Orquesta Ciudad de Alcalá tomó las riendas de la institución hace unos meses, todo hacía presagiar que venían tiempos difíciles. La decisión del Ayuntamiento de eliminar el convenio que había unido a esta institución a la ciudad durante veinte años parecía preludiar el fin de nuestra orquesta titular y de uno de los estandartes de la cultura complutense en exterior.

Sin embargo, reaccionó con determinación, introduciendo un nuevo modelo de gestión y sorprendiendo con la creación de la JOCCA (Jóvenes Orquestas y Coro Ciudad de Alcalá), completando brillantemente su proyecto estatutario. Si hace apenas tres semanas participó activamente en la Fiesta de la Música, aportando la cuarta parte de los más de quinientos músicos que tomaron parte en las diferentes actividades, el fin de semana pasado dieron una nueva muestra de versatilidad y capacidad organizativa, cerrando la temporada con tres extraordinarios conciertos.

El primero de ellos tuvo lugar el sábado 25 en la Iglesia de San Pedro Apóstol de Camarma de Esteruelas. Un sexteto de cuerdas formado en su mayor parte en las secciones inferiores de la OCA, pero con varios años de experiencia ya en la Sinfónica, vistió las paredes de uno de las joyas del Románico madrileño con melodías clásicas. En palabras de Carmen Espada, concejala de cultura del Ayuntamiento de Camarma (organizador del evento), la Orquesta Ciudad de Alcalá es la muestra de que cuando una institución pública apoya decididamente la cultura con mayúsculas, surgida desde abajo, se encuentra una satisfacción doble en la gestión de los intereses públicos, pues aborda líneas en doble dirección: la del fomento de actividades enriquecedoras por parte de los que hacen la música y la de educación y disfrute de un público que encuentra alternativas a un ocio menos tradicional en nuestro entorno. A este respecto, la colaboración de la parroquia supone asimismo la integración de diferentes instituciones en la consecución de dichos fines.

En la tarde noche fue la Orquesta Sinfónica la que sorprendió en el Patio de Santo Tomás de la Universidad de Alcalá con su ya tradicional participación en el Festival “Clásicos de Alcalá”. Este año, centrado en los homenajes a Cervantes y Shakespeare, la Orquesta Sinfónica bajo la batuta de su titular, Vicente Ariño, abordó un reto interpretativo que da muestra de que cómo ha crecido artísticamente nuestra orquesta y de cómo el público alcalaíno está igualmente preparado para disfrutar de repertorios ambiciosos y a la altura de una ciudad que se jacta de tener en la cultura su principal seña de identidad. Nada menos que las “Tres Canciones de Don Quijote a Dulcinea “ de Ravel (cantadas por el reconocido tenor argentino Ángel Walter) y “Romeo y Julieta” de Prokofiev.

El concierto se saldó con un lleno que, a la salida, comentaba y agradecía precisamente el riesgo de abordar este tipo de obras y que tomaba conciencia de que la Orquesta “Ciudad de Alcalá” ha llegado a un nivel de excelencia más que aceptable sorprendente habida cuenta de que es la única orquesta de una ciudad patrimonio que no cuenta con apoyos públicos.

oca2

Pero el fin de semana no había terminado. El día 26 eran las dos orquestas de la JOCCA (la Infantil y la Juvenil) las que, juntas, y bajo la dirección de Radu Stan, interpretaban en el Teatro Elías Ahúja de Madrid un programa lleno de calidad y de emotividad. Fieles al propósito de la Fundación, los músicos más veteranos apadrinaron la subida a las tablas de un escenario profesional de niños recién incorporados (cinco años tenía el más pequeño y 19 el mayor). De que se cumplen las máximas, defendidas por los responsables de la Fundación, de que “a tocar se aprende tocando” y de que “interpretar no es solo tocar” da muestra el resultado.

En definitiva, una guinda para la temporada que anticipa un futuro lleno de proyectos e ilusión.