El libro, de Cristian Ballesteros, se puede adquirir en Amazon y en cualquier plataforma como Fnac, Casa del Libro y demás librerías.
Ya está a la venta «Hábitos Creadores», un libro que nos cuenta cómo eran antes de convertirse en leyendas figuras como Einstein en la ciencia, Michael Jordan en el deporte, Walt Disney en la animación, Van Gogh en el arte, J.K. Rowling en la literatura y Steve Jobs en la tecnología. Su autor es Cristian Ballesteros, periodista y escritor. «Después de varios años trabajando en periodismo deportivo en el diario MARCA, decidí dejarlo todo para investigar a fondo las vidas desconocidas de algunos de los mayores creativos de la historia», nos cuenta.
Por eso en el libro cuenta historias muy desconocidos de los grandes genios.
Einstein: «Estuvo a punto de dejar la física para vender seguros… y nuestro mundo habría sido muy diferente»
Poca gente sabe que Einstein estuvo a punto de abandonar la física para hacerse vendedor de seguros porque nadie le daba trabajo en la ciencia. Las implicaciones que esto pudo haber tenido en nuestros días son increíbles: sin sus teorías hoy no tendríamos GPS, la electrónica e internet serían mucho más primitivos, los ordenadores mucho menos potentes y la inteligencia artificial habría tardado décadas más en llegar.
Otro aspecto que muy poca gente sabe es que el propio Einstein tuvo un enfrentamiento con Tesla. Dos gigantes de la ciencia que no compartían ideas. Tesla decía que la relatividad era inútil y que era una teoría absurda y falsa.
El duro secreto de Michael Jordan: «Su padre le decía que era un vago, que no valía para nada y que hiciera cosas de mujeres»
Cuando el joven Michael Jordan era apenas un adolescente, nada parecía indicar que con el tiempo se fuera a convertir en el mejor deportista de la historia. Era con diferencia el más vago y torpe de la familia, siempre se escabullía de las tareas domésticas y su padre estaba desesperado con él. Un día, a Mike le dio por bajar al garaje a ver qué hacían su padre y sus dos hermanos, cuando se produjo una escena que lo marcaría profundamente.
James Jordan era un manitas que se encargaba de reparar todo lo que podía para sacar un dinero extra a fin de mes. Cuando Michael se unió a ellos, su padre le pidió una llave inglesa y él no supo qué hacer. James, enfadado, le dijo algo que nunca olvidaría: «No vales para nada. Métete en casa a hacer cosas de mujeres y ayúdalas a lavar los platos». Ese golpe al orgullo fue el inicio del Jordan competitivo que todos conocemos.
Walt Disney: «Le robaron su primer gran personaje y no tenía dinero ni para pagar al zapatero
Antes de Mickey Mouse, el primer personaje exitoso de Disney fue «Oswald, el conejo». Cuando viajó a Nueva York para negociar un mejor contrato, su distribuidor, Charles Mintz, no solo le informó de que los derechos del personaje no le pertenecían a él, sino que además había contratado en secreto a casi todos sus animadores para que trabajaran para él. Mintz le dio un ultimátum: o aceptaba un sueldo mucho más bajo para seguir dibujando a Oswald para él, o se iba. Disney se negó, perdió a su personaje y a su equipo, y tuvo que empezar de cero. Fue en el triste viaje de vuelta de esa reunión cuando se le ocurrió la idea para un nuevo personaje: un ratón llamado Mickey.
Tan arruinado que no podía pagar al zapatero. En el peor momento de la quiebra de su primera empresa, Laugh-O-Grams, un dentista quiso encargarle un anuncio. Cuando el dentista lo citó en su casa para cerrar el trato, Walt tuvo que decirle que era imposible ir porque su único par de zapatos estaba en el zapatero y no podía pagar el dólar y medio que costaba la reparación. El dentista, atónito, fue a su oficina y le pagó 500 dólares por adelantado, un dinero que le permitió sobrevivir y empezar su siguiente proyecto.
Van Gogh: «Pudo ser asesinado: la trayectoria de la bala no coincide con un suicidio»
Hay una teoría de dos investigadores de Harvard que apunta a que no se suicidó como todo el mundo piensa, sino que fue disparado por un tercero. La trayectoria y distancia del disparo no coinciden con un tiro autoinfligido, y habría encubierto a sus agresores por un motivo bastante misterioso.
Aconsejado para ir a clases con niños de 10 años. A pesar de su esfuerzo, sus primeras obras eran consideradas toscas y sin técnica. En una ocasión, cuando ya era un artista que buscaba su madurez, se presentó a un concurso de dibujo y los jueces, tras valorar su obra, le recomendaron que se apuntase a clases para niños de diez años para aprender los fundamentos.
J.K. Rowling: «La curiosa historia de cómo se le ocurrió la idea de Harry Potter en un tren averiado»
La increíble historia de cómo J.K. Rowling tuvo la idea de escribir Harry Potter, el fenómeno más grande de la literatura moderna, comenzó con un simple contratiempo. En un viaje en tren de vuelta a Londres desde Mánchester, el convoy en el que iba se averió. En ese momento, en lugar de frustrarse, aprovechó para relajarse y dejar volar su imaginación mientras esperaba.
Ella había leído Un Mago de Terramar de Ursula K. Le Guin, donde un mago llamado Ged tenía una cicatriz en la frente e iba a una escuela de brujos. Ella cogió esa inspiración y fue desarrollando toda la historia en ese viaje de tren: concibió el nombre de Harry Potter, sus compañeros, la historia de Voldemort…
Según llegó a su casa, se puso a escribir de inmediato para que la idea no se le perdiera, y así nació el fenómeno Harry Potter.
La pregunta que surge es: ¿qué habría pasado hoy en día?
Es posible que Rowling, para no aburrirse mientras esperaba que arreglasen la avería, se hubiera metido a Instagram, a TikTok, o a YouTube a escuchar un pódcast… y, tal vez, nunca habría dejado el espacio mental necesario para que la idea de Harry Potter surgiera.
Steve Jobs: «Estuvo a punto de hacerse monje en Japón… y llevó a cabo una estafa a la compañía telefónica»
Antes de fundar Apple, estuvo muy cerca de retirarse a un monasterio zen en Japón para convertirse en monje. Su consejero espiritual le convenció de que su camino estaba en otra parte. Poco después comenzaría la aventura que cambiaría la tecnología.
El negocio ilegal que fue la semilla de Apple. Antes de Apple, un adolescente Jobs convenció a Steve Wozniak para montar un pequeño negocio: construían y vendían «cajas azules», unos dispositivos que permitían hacer llamadas de larga distancia gratis, estafando a la compañía telefónica. Jobs cuenta que esa experiencia fue «mágica» y les enseñó que «podían controlar un sistema mundial con una caja», dándoles la determinación para crear Apple. En una ocasión, Wozniak incluso se hizo pasar por Henry Kissinger para intentar hablar con el Papa en el Vaticano.
El libro, de Cristian Ballesteros, se puede adquirir en Amazon y en cualquier plataforma como Fnac, Casa del Libro y demás librerías.
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