Esta semana hemos dicho adiós con enorme tristeza a Ramón del Olmo, mi amigo, el amigo de todos, vecino muy querido e Hijo Adoptivo de Alcalá de Henares.
El próximo 17 de diciembre Ramón iba a cumplir 97 años, pero se ha mantenido activo, presente y atento hasta el último de sus días de su larga vida. Una larga vida que se cruzó para siempre con Alcalá en 1937, cuando se estableció aquí con su familia procedente de su Azuqueca natal.
A lo largo de estos 90 años, Ramón se ha convertido en un protagonista del paisaje social y sentimental de nuestra ciudad.
Por su gran pasión por el deporte, como ciclista en sus años jóvenes y como tenista hasta hace apenas unos años, siendo un fijo con su raqueta en las pistas del Val a diario, hiciera frío o calor.
Por sus variados oficios, de los que queda como recuerdo su trabajo en la megafonía de eventos, desde los más sencillos y populares en nuestros barrios, a la solemne ceremonia del Premio Cervantes; y en la tienda de repuestos que regentaba junto a su familia en la calle Bedel.
Por sus exposiciones de fotografías y por sus libros de memorias, que han ido fijando el recuerdo de personajes, de tradiciones y de rincones de nuestra ciudad ya desaparecidos.
Y, por encima de todo, por su bonhomía y por su generosidad, dejando en todo momento, en todo lugar y con toda la gente una honda huella de humanidad con su simpatía, con su espíritu servicial y con su amor incondicional por Alcalá y por los alcalaínos.
Por eso, aunque le despedimos con pena, no podemos dejar de esbozar una sonrisa por el recuerdo de tantos y tan buenos momentos que vivimos junto a él, por su gracia, por su sencilla sabiduría y por ser la memoria viva de nuestra ciudad
Ramón del Olmo, en definitiva, ya forma parte del patrimonio humano de Alcalá, de la que ejerció con enorme alegría como su orgulloso Hijo Adoptivo. Y como tal, lo honraremos y recordaremos con cariño infinito.
Hasta siempre, querido amigo.
Judith Piquet Flores, Excma. Alcaldesa de Alcalá de Henares