Dolores Palenzuela fue un referente de los movimientos vecinales de Alcalá de Henares. Falleció hace unas semanas. Ahora su familia le rinde un homenaje.
Fueron muchos los «conflictos vecinales» donde estuvo presente Lola Palenzuela, especialmente negociando con políticos y otros vecinos. Fue ella una de las que más luchó por peatonalizar y revitalizar el casco histórico de Alcalá. Ahora Blanca, su hija menor, junto con su padre y hermanos han preparado este pequeño artículo para que todo el mundo pueda conocer un poco «cómo fue mi madre y las actividades que ha desempeñado en Alcalá».
El 24 de marzo de 1996 falleció Eusebio Palenzuela Velázquez, hermano de Monseñor Antonio Palenzuela, obispo de Segovia entre los años 1969 y 1995. Días después, en el semanal alcalaíno Puerta de Madrid, se publicaba Eusebio Palenzuela in memoriam, un homenaje al que fuera profesor de muchas generaciones y referente educativo de Alcalá de Henares.
El pasado 25 de marzo el destino quiso, veinticuatro años y un día después, a una semana escasa de cumplir 72 años, que falleciera su hija María Dolores víctima del COVID-19. Días después se publica el presente artículo, como homenaje a una mujer comprometida con su entorno y con los suyos.
Lola, o Mariloli como también se la conocía, era la mayor de nueve hermanos de la familia formada por Eusebio y su esposa Benedicta Martín Sobrino. Creció rodeada de libros, una de sus grandes pasiones. Estudió sus primeros años en el Colegio Filipense de Alcalá de Henares y posteriormente cursó Ciencias Biológicas en la Universidad Complutense de Madrid. Hasta entonces, en su afán por la enseñanza y la cultura, compaginó sus estudios impartiendo clases particulares y co-fundundando el vídeo club Nebrija hace ya 50 años este 2020.
Foto superior. Lola Palenzuela -Exposición Arco 2020
De su matrimonio con Tomás García Flores nacieron sus cuatro hijos, todos universitarios, educados en la igualdad de oportunidades, obligaciones y derechos sin distinción de su género, y que les proporcionaron otros cuatro nietos. Todos ellos fueron su gran pasión, junto a sus padres, sus hermanos, familiares y amigos. Pero además pudo hacer otras muchas cosas más que ser una gran esposa, hija, hermana, amiga y una abnegada madre y abuela.
La casualidad hizo que Lola tuviera que coger las riendas de Agricojardín,el negocio que inició su marido -perito agrícola-en el ramo de la agricultura, ya que estedecidió orientar sus pasos profesionales a la Administración del Estado, concretamente en el Servicio de Extensión Agraria. Regentó Agricojardín durante sus más de cuarenta años de vida profesional.
Mujer en un mundo de hombres, se hizo respetar, no sin mucho esfuerzo y después de muchos años, por agricultores que entraban preguntando por el jefe, cuando la jefa era ella. No solo consiguió el respeto sino que los consiguió formar en el uso de los productos fitosanitarios. Con mucha pedagogía y tesón puso su granito de arena en la modernización de la agricultura y jardinería en la comarca.
De la necesidad de reivindicar derechos ciudadanos por la deplorable situación del Casco Histórico de Alcalá en los últimos años de la década de los 80 del siglo pasado, surgió en la trastienda de Agricojardínla Asociación de Vecinos del Distrito Centro -Cardenal Cisneros en su origen- de la que, entre otros muchos vecinos, Lola y Tomás fueron parte impulsora y fundadora, asumiendo Lola la presidencia de la misma.
Es en ese momento cuando comienza su faceta más pública, principalmente enfocada tanto en intentar que se respetase el derecho al descanso nocturno de los vecinos en una época en la que la vida en el Centro de Alcalá era especialmente ruidosa, como en la lucha a favor de la peatonalización del Casco Histórico. En los últimos años su faceta más pública estuvo orientada a la participación en el Consejo de Patrimonio de la ciudad de Alcalá, una manera de contribuir a conseguir una ciudad mejor, preservando su patrimonio, al igual que hicieron los fundadores de la Sociedad de Condueños de los Edificios que fueron Universidad, allá por 1850, para proteger del expolio el patrimonio complutense, Sociedad de la que Lola poseía una lámina -acción-.
Nunca cesó su participación en el colegio Filipense a lo largo de los años y es necesario destacar que en 2006 se encargó del comisariadode la exposición del Colegio Filipense Sagrado Corazón de Jesúscon motivo de su sesquicentenario. Tan grande fuesu compromiso con el colegio queen 2019 recibió, con grandísimo orgullo y mayor gozo,el título de Filipense Laica de honor.
Además su opinión fue requerida en no pocas ocasiones por las más altas instituciones alcalaínas en asuntos vecinales.Y si en su vida profesional y en su vida pública no escatimó esfuerzo alguno, en su vida más íntima fue una persona que le gustó entregarse en cuerpo y alma a los suyos.
Anfitriona increíble de familiares y amigos junto a su inseparable Tomás, ambos tremendamente obsesionados con la unidad de la familia. Gran conversadora, sabía escuchar y aconsejar, curiosa, que hubiera viajado más de haber tenido oportunidad y ávida de saber hasta límites insospechados.
Lola Palenzuela fue ante todo una mujer entregada a los demás en todas las facetas de su vida. Deja como legado su participación de forma totalmente altruista para conseguir una ciudad más humana y la consecución de una gran familia unida.
De tu marido y tus hijos.
DESCANSE EN PAZ.
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Foto superior Archivo Ayuntamiento. Noel Viñas