No sé si hay que hablar con Mariano Rajoy, Zapatero, Aznar o Felipe González, pero si en los últimos años hemos indultado a políticos y banqueros, tenemos que indultar la falla de Miguel de Cervantes que han ‘plantado’ en la Plaza de los Santos Niños y no quemarla.

Si en una efeméride como en el 400 aniversario de la muerte de Cervantes no importa pasar la entrega del Nobel de las Letras Castellanas al 20 de abril porque el 23 cae en domingo, no pasa nada por hacer la vista gorda e indultar la obra de arte que se ha colocado a la sombra de la Torre de la Magistral y que ha llamado la atención de decenas de alcalaínos.

Sí, el destino de una falla es que arda, y sí, una falla no tiene que ver nada con las almendras garapiñadas ni las tapas, pero es una pena que esta efigie de Cervantes prenda para ofrecer un espectáculo efímero en lugar de decorar algunas de las avenidas de acceso a la ciudad, que las hay muy mejorables.

Piénsenlo. Cervantes no merece arder. Visto el caso que le hemos hecho este año, lo mejor es dejarle descansar. Igual que los madridistas hartan cuando invocan constantemente a Juanito para las remontadas, los alcalaínos somos muy cansinos tirando de Cervantes para cualquier cosa. Para cualquier cosa menos para leerle.

Al menos, ya que el Año Cervantes ha sido un petardo, evitemos la traca final. Si hace falta, montamos una campaña en change.org. Esto no ‘Falla’.