Quizás aquellos no familiarizados con la acción humanitaria piensen que ayuda es todo y que es bienvenida venga de donde venga. Quizás les sorprenda y les interese saber que está regulada perfectamente por normas y resoluciones. La Resolución A/RES/46/182 de la 78ªsesión plenaria de NNUU de 19 de diciembre de 1991 indica que ayuda es todo lo que comprende esas condiciones que aparecen recogidas endicha resolución y que solo puede ser referido a ellas.
Los principios que rigen esa ayuda son claros: Humanidad (proteger la vida y garantizar el respeto a los seres humanos), Independencia (autonomía frente a los objetivos políticos, económicos, militares…), Neutralidad (no tomar partido en las hostilidades de orden político, religioso, racial e ideológico), Imparcialidad (las acciones humanitarias se llevan a cabo a partir de las necesidades de la población sin distinción sobre raza, sexo, religión, clase u opinión política).
La ayuda humanitaria requiere de evaluación previa de la situación por organismos independientes y pretende precisamente salvar vidas, curar enfermedades y aliviar el dolor de las víctimas. Los mecanismos para poner en marcha una ayuda humanitaria ocurren cuando el gobierno legítimo entiende que la situación supera sus capacidades y solicita ayuda internacional; en el caso de que no haya gobierno esta ayuda humanitaria la impulsan los organismos de NNUU que tienen competencias en este tema.
Pero recientemente vamos viendo ejemplos que nos acercan los medios de comunicación y que parecen apoyarse en una base que nada tiene que ver con la ayuda humanitaria, dando la sensación de que más bien se trata de acciones que pretenden servir de propaganda antigubernamental con el fin de tratar de cambiar un escenario político. En estos casos recientes la posible distribución de ayuda humanitaria se utiliza para generar una legitimidad paralela contraviniendo las normas internacionales y generando más división, tensión y violencia entre la población.
Aplicar la falsedad de la ayuda humanitaria a cuestiones que no lo son, si bien no es nada nuevo, es un hecho gravísimo que implica la utilización de los principios que la rigen con la finalidad de realizar injerencia política. Es de extrema gravedad que se utilice la simbología, nomenclatura y conceptos propios del humanitarismo para otros intereses. Es además irresponsable y las consecuencias son terribles, generando que el trabajo de años de organizaciones y trabajadores humanitarios sea visto como algo que genera sospecha. Sin duda los que sufrirán las consecuencias a corto, medio y largo plazo, serán como siempre los más débiles.
Es necesario siempre, siempre, el diálogo, luchar por la prevención de conflictos y por la búsqueda de la paz. Existen mecanismos nacionales e internacionales perfectamente habilitados para ello. Decir que se trabaja en este sentido y actuar de otra manera escondiéndose detrás de la llamada “ayuda humanitaria” transmite mensajes erróneos a la población y ha de hacernos reflexionar sobre acciones que no buscan el bienestar de un pueblo sino un control de los recursos de la población a cualquier precio. Vivimos un momento social internacional en el que acuerdos, principios, normas, leyes, resoluciones…, que hasta ahora eran estables y suponían un punto de partida, se rompen o parecen cumplirse a criterio de los intereses geopolíticos y socioeconómicos de determinados líderes políticos de algunos países. Utilizando la ayuda humanitaria también, algo que como sociedad no nos podemos permitir y no debemos consentir.
(*) La Dra. Consuelo Giménez Pardo es Directora del Master Universitario en Acción Humanitaria Sanitaria(MUAHS)(UAH-MdM).