La carta publicada en algunos medios en diciembre pasado sobre el distanciamiento en la izquierda institucional alcalaína no me ha extrañado para nada, se veía venir a juzgar por las diferentes posturas mantenidas por sus dos representantes en algunos Plenos Municipales. Me estoy refiriendo, como es fácil imaginar, a Unidas Podemos Izquierda Unida, conformada para las Elecciones Municipales de mayo 2019
Unas elecciones cuyos resultados dejaron un regusto amargo en la izquierda en general pero que, por diversos intereses cortoplacistas, esta candidatura se la jugó confiando en el mayor poder comunicativo de sus líderes. A mi parecer, también se trataba de anular la acción municipalista desarrollada por Somos Alcalá, que había cogobernado la ciudad en la legislatura anterior (2015-2019) con el PSOE y que fue la llave para empezar a transformar la ciudad después de años de estancamiento con anteriores Corporaciones que dejaron la ciudad con una gran deuda. De esto ahora nadie se acuerda.
Una izquierda que nunca aprende
No importa la enorme desigualdad en nuestra sociedad, la exclusión social, la merma en los servicios públicos esenciales, etc..Cada izquierda tiene su propia receta para curar al enfermo. Nada se ha aprendido de los errores cometidos históricamente. Y eso que ya por entonces eran todos conscientes de la brecha que se produjo en el PP, que se desangraba por su derecha más extrema. En esta nueva coyuntura ¿Qué razones había para no aprovechar la experiencia de cuatro años en el gobierno local de los concejales de Somos?
Nada se tuvo en cuenta. Así que en febrero de 2019, tanto IU como Podemos (o lo que quedaba de este partido), explicitaron en sendos comunicados sus posturas coincidentes de no querer ni hablar con Somos Alcalá y anunciaron construir una candidatura amplia de confluencia entre ambas organizaciones. Una candidatura que sería la «verdadera alternativa política que está al lado de la gente». Consideraban que Somos Alcalá no era una «fuerza transformadora», que sus concejales «se han fusionado con el Psoe, han dejado muchas necesidades sin cubrir»; que «el balance de estos 4 años es profundamente decepcionante: deficiente inversión en políticas locales, incapacidad de crear un parque de vivienda públicas, que han llevado al desencanto a muchos vecinos, etc…etc.». A mi parecer, argumentos elaborados en petit comité para la ocasión pero fuera de la realidad percibida por la ciudadanía en general
Unos resultados electorales decepcionantes
Así fue que la diversidad de opciones progresistas de izquierda que se presentaron a aquellas elecciones solo sirvió para confundir al electorado y dispersar el voto. La eterna división de la izquierda se hizo realidad una vez más en estos pobres resultados:
– La Coalición de UP-IU obtuvo 6.675 votos y dos concejales, los que ahora parecen no entenderse aunque desde estas líneas les deseo una pronta convergencia.
– Mas Madrid, con 2.163 votos y cero concejales, candidatura que promocionaba en Alcalá uno de los fundadores de Podemos que abandonó este partido.
– Actúa-LV, que obtuvo 485 votos y cero concejales, auspiciada a nivel nacional por antiguos miembros de I.U.
– Somos Alcalá, solo obtuvo 3.943 votos y cero concejales, la gran decepción de esas elecciones y de muchos vecinos que habían recobrado la confianza en una nueva manera de hacer política y que llegaron a creer que el cambio iniciado podría seguir siendo posible.
La pérdida de esos 6.600 votos por la izquierda deberían hacer reflexionar a todas ellas de cara a las próximas elecciones municipales y cuanto antes. Son momentos muy duros para mucha gente. Las vías abiertas para la participación ciudadana y los procesos participativos deben continuar y progresar. Una coordinación entre movimientos sociales y organizaciones políticas de la izquierda que compartan objetivos comunes es imprescindible.
La política tiene que estar en la calle
En Alcalá existe un importante tejido social que ha respondido cuando se llama a participar, a confluir, a dialogar, a decidir. Pero en un nuevo escenario que prescinda de competiciones de pureza militante, se renuncie a los egos personales y no quepan las peleas por el poder que tanto tiempo, esfuerzo y energías se llevan y que nada tienen que ver con los intereses de los ciudadanos.