La historia oral mejora la empatía y motivación de los estudiantes / Por Raúl Mínguez Blasco

La historia oral mejora la empatía y motivación de los estudiantes  /  Por Raúl Mínguez Blasco

“Entrevistar a alguien te ayuda a ponerte en su piel y a valorar más tu propia vida”: así explicaba una alumna de Bachillerato cómo se había sentido tras participar en un proyecto de historia oral relativo a las migraciones. Esta joven entrevistó a su propia madre, que emigró desde Rumanía a los 19 años en unas condiciones muy difíciles. La actividad le ayudó a estrechar lazos con su familia y a tomar conciencia de lo que supone migrar.

En un contexto en el que los docentes confiesan sentirse cansados y frustrados ante la desmotivación y falta e interés del alumnado; y en el que, según algunas encuestas, la extrema derecha se está consolidando como primera fuerza política entre la población joven en España, ¿puede la historia oral ofrecer una vía para recuperar el interés y la empatía?

Los beneficios de la historia oral en la educación

La historia oral permite conocer el pasado a través de las voces de quienes lo vivieron: abuelos que recuerdan la emigración, mujeres que lucharon por sus derechos o vecinos que vivieron la transición democrática.

La historia oral está ya consolidada en el ámbito investigador desde hace unas décadas y, poco a poco, su uso también se está extendiendo en el mundo educativo. Son numerosos los beneficios que puede aportar, como facilitar la comprensión de los conceptos básicos de la reflexión histórica (causa-efecto, continuidad-cambio, cronología), introducir al estudiante en las tareas de investigación, fomentar la creatividad a la hora de interpretar fuentes históricas inéditas, trabajar cuestiones que afectan a nuestro presente, mejorar las habilidades comunicativas y los lazos intergeneracionales y trabajar la empatía histórica.

LStockStudio/Shutterstock.

La historia oral como situación de aprendizaje

Pero la historia oral no solo enriquece la enseñanza de la historia. También encaja perfectamente en el aprendizaje por competencias definido por la ley educativa vigente en España, la LOMLOE. De hecho, puede concebirse como una situación de aprendizaje que ofrece al alumnado la oportunidad de aplicar lo aprendido en contextos de la vida real, resolver problemas de manera creativa y cooperativa y reforzar su autoestima y autonomía.

Desarrollo curricular de la LOMLOE.
Elaboración propia a partir de Real Decreto 217/2022 y Real Decreto 243/2022., CC BY-NC

Un proyecto de historia oral encaja perfectamente como situación de aprendizaje en los últimos cursos de la ESO y el Bachillerato. Sin embargo, también hay experiencias de aplicación en niveles anteriores o incluso en la universidad.

Los temas a trabajar, especialmente en asignaturas relacionadas con la historia, pueden ser muy diversos: desde la historia de género hasta las migraciones, pasando por la transición democrática o la memoria familiar, entre muchos otros.

El papel de los estudiantes no se limita a escuchar estas fuentes vivas: su implicación puede derivar en iniciativas que trascienden el aula y hacen un servicio a la sociedad. Dos ejemplos pueden ilustrar esto:

  • La creación de un archivo en línea de fuentes orales a partir de los testimonios extraídos por el alumnado. Una buena muestra es la web “Fuentes orales en el aula” de la Universidad Complutense de Madrid.
  • La publicación de un libro a partir de las fuentes orales trabajadas en el aula. Destaca al respecto la iniciativa “Libros con memoria”, que ya ha publicado dos libros y un cómic.

Cómo desarrollar un proyecto de historia oral

La historia oral puede utilizarse didácticamente de varios modos:

  • Solicitar al alumnado que pregunte a sus familiares sobre algún aspecto del pasado reciente (uso no pautado/anecdótico). Por ejemplo, la educación durante el franquismo.
  • Trabajar sobre entrevistas ya realizadas o invitar a una persona al aula que cuente su historia de vida (uso pautado consultivo). Siguiendo con el ejemplo anterior, se podría traer a alguien que hubiera estudiado en una escuela nacional entre 1939 y 1975.
  • Integrar las fuentes orales como metodología de investigación (uso pautado creativo). Esto implica que los estudiantes creen las fuentes orales a partir de entrevistas hechas por ellos mismos.

Lógicamente, la última opción es la que mejor potencia los beneficios de la historia oral porque implica una participación activa del alumnado. También requiere de mayor dedicación y tiempo. Por eso, incluimos algunas recomendaciones para desarrollar con éxito un proyecto de historia oral en el aula:

  • El docente debe contar con una pequeña formación previa a través de lecturas introductorias sobre la metodología de la historia oral. En especial, respecto a la realización de entrevistas para poder transmitirlo al alumnado.
  • El tema elegido debe relacionarse con los contenidos curriculares establecidos para ese curso.
  • Igual que cualquier otra fuente histórica, los testimonios orales deben tratarse de forma crítica. Así, el testimonio de un antiguo alumno o alumna en una escuela franquista debe contrastarse con otras fuentes como fotografías o libros escolares de aquella época.
  • La realización de tareas –elaboración del cuestionario, realización de la entrevista, transcripción de esta e interpretación histórica– ha de ser progresiva y pautada. Siguiendo la llamada pedagogía lenta, lo ideal es evaluar todo el proceso de aprendizaje, no solo el resultado final.

Escuchar historias desconocidas

En el proyecto de historia oral al que he aludido al principio, el alumnado se encargó de entrevistar a personas de su entorno que habían tenido la experiencia de migrar.

Resultó, en opinión de los alumnos y alumnas, “una experiencia nueva muy interesante y divertida” de la que valoraron “de manera positiva la fluidez con la que hacía[n] las preguntas” y de la que pudieron “ver un lado de las migraciones en el que la gente no repara mucho: el dejar toda una vida atrás y todo lo que conlleva (familia, amigos…) para comenzar una nueva en un país desconocido”.

En estas palabras se observan aspectos que ya hemos comentado: la utilización de la historia oral en el aula mejora la motivación del alumnado, desarrolla la competencia en comunicación lingüística y aumenta la capacidad de empatía. Así pues, si queremos clases más motivadas, críticas y empáticas, quizá el primer paso sea escuchar las historias que aún no han sido contadas.The Conversation

Raúl Mínguez Blasco es investigador posdoctoral en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

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