La laguna de Meco, un paraíso para las aves

Un estudio, elaborado por la egresada Rosa Cintora y dirigido por Juan Luis Aguirre y Manuel Peinado, de la Universidad de Alcalá , concluye que las lagunas menos profundas atraen a gran parte de las aves acuáticas que acuden al conjunto de lagunas, pero también a un grupo numeroso de especies limícolas que son exclusivas de estas lagunas superficiales.

‘La laguna de Meco, que la Cátedra de Medio Ambiente lleva estudiando ya 10 años, es la que mayor diversidad tiene en avifauna, con 20 especies que aparecen en exclusiva. Precisamente la escasa profundidad de este humedal reciente es lo que aporta la singularidad, sobre todo por la gran abundancia de especies del grupo de los limícolas y larolimícolas, (fumarel, chorlito gris, correlimos, chorlitejo, avoceta…) que aprovechan el elevado porcentaje de zonas de playa’.

Otro aspecto destacado es que en los últimos inviernos se ha detectado menor cantidad de ejemplares de aves en la mayoría de las lagunas. Los motivos de esta reducción de aves es doble: ‘por un lado, las lagunas profundas resultan menos atractivas para las aves que las superficiales; pero, sobre todo, es debido al cambio climático, ya que las aves realizan cada vez menos movimientos migratorios hacia el sur, por lo que las necesidades de estos entornos disminuyen. Este fenómeno, mediante el que las aves prefieren pasar el invierno en zonas de Centroeuropa en vez de seguir bajando al sur, se ha definido como short-stopping (parada corta)’.

Aguirre aborda también la problemática habitual de las lagunas profundas, con escaso oxígeno en el fondo y afectadas en el invierno por lo que se denomina ‘inversión térmica’: es decir, el agua sin oxígeno asciende a la superficie por las bajas temperaturas y provoca la mortandad de peces. ‘Un incremento de cantidad de materia orgánica y, a veces, el arrastre de fertilizantes a las aguas produce también escasez de oxígeno’, agrega.

lagunavelilla

Laguna de Veilla

El experto de la UAH señala que resolver estos aspectos no es sencillo: ‘se puede reducir la profundidad, lo que resulta complejo y costoso, porque hay que vaciar las lagunas y hacerlas más superficiales nuevamente con áridos; se puede generar oxígeno en el agua a través de difusores de oxígeno que funcionan con paneles solares y, a veces, también, dependiendo de las características de la laguna, se pueden generar flujos para que sea más fácil el movimiento del agua’.

Concluye recordando la importancia de estos espacios, asociados en muchas ocasiones al ocio ciudadano y ubicados en entornos con sendas y caminos propicios para el paseo y el disfrute.