Las huellas de Manuel Azaña en Alcalá de Henares

Un 10 de enero de 1880 nacía Manuel María Nicanor Federico Azaña Díaz en la calle Imagen, 3 de Alcalá de Henares. Uno de los personajes más importantes de la historia moderna del siglo XXI. Un buen nutrido de interesados se aceraron este domingo a la ruta que organizó Vicente Fernández para recorrer las huellas del que fuera presidente de la República por la ciudad complutense.

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Durante las casi tres horas que duró el recorrido se recordaron algunos paisajes de la vida de Azaña, como el nombre con el que fue bautizado Manuel Azaña, la redacción de los periodicós en los que escribió como La Avispa o Brisas del Henares, la empresa eléctrica familiar que les llevó a la ruina aspectos pocos claros, sus paseos de madrugada por la Plaza de Cervantes, o el descubrimiento de la primera casa del pueblo del PSOE, donde el político e intelectual pronunció su famoso discurso de El problema español.

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El recorrido partió de la estatua de Miguel de Cervantes en la plaza que lleva el autor del Quijote y que fue inaugurada por Esteban Azaña, padre de Manuel y entonces alcalde de Alcalá de Henares. Desde allí, se dirigieron a la calle Nueva, donde los Azaña tenían una casa. Posteriormente, parada obligatoria en el edificio donde nació el presidente de la República en la calle Imagen, justo enfrente de la casa donde nació Miguel de Cervantes. «Azaña fue un gran cervantista y se murió sin saber que nació en la misma calle que él», afirmó Vicente Fernández, que recuerda que el descubrimiento de la Casa de Cervantes se produjo después de que Azaña falleciera. No obstante, en sus últimos días, el político español, ya con las capacidades mermadas, «pedía que le leyeran textos de Cervantes», evocó Fernández.

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«La casa triste»

Vicente Fernández aseguró durante el paseo que Azaña recordaba este lugar como «la casa triste», aunque su sobrina nieta le puntualizó en su primera ruta que de triste no tiene nada, ya que «es muy luminosa y tiene muchos patios». Sin embargo, el estadista español perdió allí siendo niño «a su padre el día que hacía diez años, a su madre antes, a su abuelo y su hermmano Carlos. Normal que la considerase así», apuntó.

La casa, habitada todavía por una sobrina nieta de Azaña, se mantiene en perfecto estado. Es una vivienda, pero podría «abrir mañana mismo como un museo», dijo el historiador local. «Los familiares han hecho un estupendo trabajo. Cuentan con más patrimonio de lo que se podría pensar pese a todos los avatares que ha sufrido, saqueo incluido», explicó. Aquí la labor de su sobrina nieta está siendo muy importante en «profundizar en la historia de su familia y mantener el legado. Es consciente de que es heredera de un patrimonio importante», añadió.

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La empresa eléctrica y la ruina

El recorrido avanzó hasta la actual Escuela Oficial de Idiomas, junto a la Escuela Municipal de Idiomas, donde pasa desapercibido un edificio de ladrillo que en su día fue la fábrica de electricidad de la familia Azaña. Sin embargo, el Ayuntamiento les retiró ‘de aquella manera’ el contrato de suministro eléctrico de la iluminación de la ciudad, lo que le llevó a los Azaña a la ruina, les lleva a vender casi todas las tierras y les hace emprender nuevos rumbos. Gregorio Azaña, el hermano, y Manuel comenzaron a prepararse oposiciones para el Estado y terminaron dejando la ciudad, a la que el político español venía con mucha frecuencia. «La trascendencia de esa ruina va a ser, por tanto, importante para la familia Azaña y de Manuel», puntualizó.

De allí partieron a la Plaza de las Bernardas, «la plaza preferida de Azaña». En su libro sobre Cervantes, el estadista se refería a la sorna del autor del Quijote como el producto más peligroso de su ciudad natal». Azaña hace referencia a esa guasa alcalaína, por ejemplo, cuando renombraron la plaza de las Bernardas por la plaza de la Libertad, «cuando a un lado tiene el palacio de los arzobispos, un convento de clausura y una cárcel».

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El siguiente punto de la ruta estaba a apenas unos metros: la calle Santiago, donde han descubierto recientemente que se encontraba la primera casa del pueblo del PSOE y donde Azaña impartió la importante conferencia El problema del pueblo español.  Los socialistas contaron con otras dos casas del pueblo antes de la Guerra Civil, también en la calle Santiago, en parte de lo que es hoy el colegio Escolapias.

La ruta también pasó por las redacciones de La Avispa y Brisas del Henares en las que escribió Azaña separadas por unos años y por unos metros en la calle Cardenal Cisneros -antigua calle de los coches-. También se pasó por la plaza Padre Lecanda, con el que Azaña tuvo una gran relación, una figura que entre otras cosas evitó la demolición de la Puerta de Madrid para construir una gran avenida, según detalló Fernández.

El colegio donde aprendió a leer Manuel Azaña, el colegio Complutense de los Santos Niños Justo y Pastor, la Magistral, la calle Escritorios o la calle Libreros, fueron otros puntos de esta interesante ruta, que Fernández dijo que no sería muy costosa para el Ayuntamiento y potenciaría la figura del estadista alcalaíno. «Con unas placas en distintos puntos y un tríptico los visitantes pueden conocer más sobre su figura». Sobre las huellas de Alcalá, que están marcadas, aunque todavía se necesario recordarlo.