Legionella spp, ¿otra vez? / Por Consuelo Giménez Pardo

Por Consuelo Giménez Pardo (*)

El brote de Legionella spp en Manzanares (Ciudad Real), pese a ser un brote que a todas luces parece remitir, ha afectado a 235 personas de las cuales ya han muerto tres y 12 continúan hospitalizadas.

En este caso todo apunta a que la fuente de infección procede de una fuente ornamental pero la desinformación que aduce la población de a pie está originando situaciones de malestar y sobre todo confusión en la manera de cómo se transmite.

Cierto es que el brote está afectando a más personas que el último, en 2014 en Sabadell (Cataluña), en el que hubo 40 personas afectadas con cinco fallecimientos y en el que la fuente pareció deberse a una torre de refrigeración. En la memoria colectiva permanece un lejano otoño de 1996 en el que un brote de Legionella spp ocasionó 16 víctimas mortales en Alcalá de Henares y afectó a más de 260 personas.

Desde 1997 en España la legionelosis es una EDO (Enfermedad de Declaración Obligatoria). A partir de aquí en nuestro país desde 1999 a 2011, los datos que aporta el Centro Nacional de Epidemiología (MSSI) refieren 1263 casos, con 155 fallecimientos.

En la memoria colectiva permanece un lejano otoño de 1996 en el que un brote de Legionella spp ocasionó 16 víctimas mortales en Alcalá de Henares y afectó a más de 260 personas

Si atendemos a lo que ocurre en los países cercanos al nuestro, según fuente del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) en 2012, los países con más notificación de Legionella spp son Italia, con 1300 casos, Francia, con 1200 casos, y España con 972 casos registrados.

Se trata de una enfermedad ambiental, que constituye un problema de salud pública, causada por la bacteria Legionella pneumophyla presente en hábitats acuáticos capaz, a partir de aquí, de contaminar redes de abastecimiento y de distribución de agua. Vive a temperaturas entre 20º y 45ºC, crece a 35-37ºC, y este año las altas temperaturas han favorecido que los brotes,  que habitualmente tienen una presentación estacional entre septiembre y octubre, se hayan trasladado a diciembre.

Se trata de una enfermedad ambiental, que constituye un problema de salud pública, causada por la bacteria Legionella pneumophyla presente en hábitats acuáticos

Legionella pneumophyla se transmite a través de aerosoles procedentes de duchas, condensadores de evaporación, torres de refrigeración, piscinas, spas, jacuzzis, fuentes ornamentales, riego por aspersión… y se encuentra en los depósitos comunitarios  centralizados de almacenamiento y distribución de agua caliente y que es necesario revisar,  limpiar y desinfectar de manera periódica. Pero no se contagia de persona a persona, ni por beber o ingerir alimentos, ni por compartir el uso de enseres o a través de animales a personas.

La desinformación y la mala información están generando alarma social.

Sin embargo, una cosa es que tengamos la bacteria y otra es que exista una transmisión eficaz. Para ello han debido concurrir una serie de condicionantes como que:

i) el microorganismo tenga una entrada (normalmente por aporte de aguas contaminadas en pequeñas cantidades),

ii) la bacteria sea capaz de multiplicarse hasta que su número sea suficiente, lo que depende de la temperatura, del estancamiento del agua y de la suciedad que se halla en el interior de las instalaciones,

iii) la bacteria sea capaz de dispersarse en aerosoles,

iv) la especie de bacteria sea virulenta, que no todas lo son

y v) exista una cantidad de individuos susceptibles expuestos a esos aerosoles.

Pues, aunque la legionelosis afecta a todos los grupos de edad, especialmente lo hace con personas con la inmunidad debilitada

Después de que se den todos los condicionantes la pregunta es, ¿quiénes son las personas más susceptibles de enfermar? Pues, aunque la legionelosis afecta a todos los grupos de edad, especialmente lo hace con personas con la inmunidad debilitada (inmunodeprimidos y pacientes con enfermedades crónicas). La sintomatología (dolor de cabeza, dolor muscular, fiebre) es similar a que causan otros organismos, como el virus de la gripe u otros tipos de neumonías bacterianas, lo que la hace difícil de diagnosticar de manera adecuada a pesar de las técnicas existentes.

En resumen, se trata de una enfermedad de origen bacteriano, prevenible, para la que una vez diagnosticada existe un tratamiento antibiótico eficaz. Es básico realizar un trabajo conjunto, tanto en la investigación de los brotes como en reforzar la vigilancia epidemiológica, con el fin de identificar nuevas cepas y nuevas fuentes de infección. Fundamental la prevención mediante la limpieza periódica de los lugares que conocemos como capaces de albergar a la bacteria.

Pero también es necesario informar a la población de manera adecuada para evitar situaciones de pánico y de creación de falsos mitos en torno a la transmisión.

(*) Consuelo Giménez Pardo es Profesora Titular del Departamento

de Biomedicina y Biotecnología de la UAH
Secretaria Académica de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UAH
Coordinadora de Cooperación para el Desarrollo de la UAH.