Premio Don Quijote de Periodismo para el catedrático de la UAH Francisco Moreno

El catedrático de la UAH, sociolingüista y dialectólogo, Francisco Moreno Fernández, ha sido galardonado con el XV Premio Don Quijote de Periodismo por el artículo ‘La represión lingüística del español en Estados Unidos’, publicado en The New York Times en español el 23 de junio de 2018.

La entrega del Premio tendrá lugar en la Casa de América el día 30 de abril, de manos de S.M. el Rey Don Felipe VI.

Este galardón se convoca por la Agencia EFE y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo conjuntamente con los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España. El artículo de Moreno ha sido premiado ‘por defender y apoyar el idioma español y la diversidad’.
En esta entrevista, Francisco Moreno, que cierra etapa como director ejecutivo del Observatorio de la lengua española del Instituto Cervantes en la Universidad de Harvard, nos acerca a la situación del español en Estados Unidos

-¿Cómo se siente uno al recibir todo un Premio ‘Don Quijote’, profesor, y cuando ese premio está relacionado por una de sus pasiones: la investigación de la lengua española?
-Me siento muy feliz por varios motivos: por ser un premio Iberoamericano, por estar pensado para artículos que tratan sobre cuestiones de lengua y por haberme llegado al concluir mi trabajo como director del Instituto Cervantes en la Universidad de Harvard. No se me ocurre un final mejor para una labor de más de 5 años al frente del Observatorio del español del Cervantes y Harvard.

-El Premio se otorga por un artículo publicado en NYT titulado ‘La represión lingüística del español en Estados Unidos’. En ese artículo usted señala que no se trata de un hecho aislado, ni a lo largo de la historia, ni en un territorio concreto, y relaciona esa represión con el racismo y con los sentimientos de nacionalismo pero ¿cree que en la etapa de Trump se ha acentuado o, al menos, se justifica más a nivel social y político?
-La línea política de Trump, si es que puede hablarse de tal cosa, ha abierto la espita para que afloren y se vean legitimados los sentimientos discriminadores de una parte de la población estadounidense. Pero, efectivamente, la represión del español no es algo nuevo en los Estados Unidos: los hispanos californios ya la sufrieron, de forma abierta y encubierta, en el siglo XIX. Tampoco es algo exclusivo de los Estados Unidos; a menudo ocurre en situaciones de poder desigual entre grupos étnicos o sociales dentro de una comunidad.

-Para explicar esta situación de represión usted alude a la identificación de lengua y nación… ¿ese fenómeno podría estar reproduciéndose en España con las denominadas ‘lenguas minoritarias’ o ‘lenguas regionales’ –ya ocurrió en el pasado-?
-Cada espacio bilingüe tiene unas características específicas, por su historia, su geografía, su sociología. Las comparaciones se aguantan mal. Sin embargo, las áreas bilingües de España también han conocido procesos de discrimación y conflicto. España es un país plurilingüe y eso debe ser asumido y bien entendido por todos, los monolingües y los bilingües. La ecuación ‘una nación = una lengua’ responde a una ideología decimonónica que se está prolongando demasiado.

– ¿Cree usted que en un país como el nuestro y en este momento, con la radicalización de los nacionalismos de todo tipo en un punto álgido, podría aparecer entre los nacionalistas españoles un movimiento similar al ‘English Only’?
-Efectivamente, podría aparecer un ‘solo español’, como también ha aparecido en Cataluña un ‘solo catalán’, mediante una comisión para una república molingüe en catalán. Las lenguas se utilizan como banderas, pero son otra cosa, mucho más rica y compleja.

-Pero, en Estados Unidos, el español es imparable, es hablado por más de un 18% de la población… ¿O no?
-El español es imparable en la medida en que los hispanos quieran seguir hablando español. Pero la sociedad estadounidense ha de ser consciente de la importancia de ofrecer una enseñanza primaria pública con una buena oferta de idiomas, cosa que no ocurre ahora. Curiosamente, en un país construido por inmigrantes, la educación bilingüe se mira con recelo y no cuenta con respaldos de peso. En cualquier caso, el desafío está en que los hispanos o latinos quieran seguir siéndolo en español.

-Está cerrando etapa en el Observatorio de la lengua española del Instituto Cervantes en la Universidad de Harvard, ¿qué proyectos tiene para el futuro?
-De momento, mi trabajo está centrado en la Universidad de Alcalá, aunque sigo colaborando con el Instituto Cervantes. Intento buscar destinos en los que aprender y retos que aporten algo al mundo de la lengua, la enseñanza y la cultura.

-¿Y qué futuro le depara al español, segunda lengua más hablada en el mundo después del mandarín?, ¿deberíamos relajarnos o deberíamos –para evitar lo que ya sucede en Estados Unidos- afianzar los esfuerzos para mostrar los valores culturales y sociales de nuestra lengua?
-El futuro del español será el que nos demos los hispanohablantes como comunidad. La cuestión no está en ‘defender’ la lengua, como si de una batalla se tratara; la cuestión está en crear y mejorar las herramientas informáticas para que puedan utilizarse en español con facilidad, en mejorar la Educación en los países hispanohablantes, en ofrecer una buena formación lingüística a nuestros jóvenes, en favorecer y reconocer el uso del español como lengua de la ciencia y la tecnología, en convivencia con el inglés, en apoyar la creación y la difusión de la cultura en español… Cuanto mejor resolvamos estas cuestiones, mejor será el futuro del español.

(Foto y entrevista Universidad Alcalá de Henares)