Pila Bautismal de Cervantes. Capilla del Oidor. Restos de la antigua Iglesia de Santa María la Mayor.
Plaza Rodríguez Marín (Junto a Plaza de Cervantes). Alcalá de Henares.
9 de octubre de 1547, don Rodrigo de Cervantes, cirujano de Alcalá, atraviesa las puertas de Santa María con un niño en brazos de apenas 10 días. La costumbre de la época dictaba que fuera el padre quien llevara a bautizar a los neonatos. Ni imaginaba que abrazaba un genio ni que un legajo tan rutinario como una partida bautismal (foto inferior partida original de Miguel de Cervantes) causaría siglos después tanto revuelo.
A principios del siglo XX el Ayuntamiento recibió la encomienda de custodiarla pero próxima la Guerra Civil un sacerdote lo entregó a un vecino para que lo protegiera de las bombas. Lo escondió en un pozo. Un incendio hundió la iglesia y el saqueo de sus sillares prácticamente la desintegró, así que cuando finalizó la contienda su misterioso custodio entregó la partida bautismal en la nueva parroquia de Santa María. Tres décadas después el consistorio alcalaíno volvería a ser el protector oficial de tan importante documento.
Tal es su relevancia que es merecedor de su propia procesión cívica. Como casi cinco siglos atrás, no un bebé, pero sí su partida es llevada a la capilla del Oidor, testimonio restaurado de la primitiva iglesia de Santa María. Allí le aguarda la pila bautismal y los tesoros que expone un centro de interpretación que ahora también es la nueva Oficina de Turismo.