¿Qué ver en San Fernando de Henares?

A veces se desconoce pero sí, San Fernando fue un Real Sitio donde Reyes y nobles paseaban por sus amplias praderas. Fue con Fernando VI cuando alcanzó su máximo esplendor tras la creación de una fábrica de tapices para la realeza. La producción industrial española era insuficiente y el comercio colonial se hallaba en manos de extranjeros, estos factores provocaron la intervención de la Corona que se ocupó de la inversión económica y de la creación de nuevas industrias.

Así nació la Plaza de España y la Real Fábrica de Paños, actual Ayuntamiento. Se trata de una amplia plaza cuadrangular circundada por las casas que se construyeron a mediados del siglo XVIII. En su extremo norte conserva el edificio de la antigua casa consistorial que también sirvió de cárcel, de escuela pública, y desde hace unos años la gran Biblioteca Municipal Rafael Alberti.

Desde la Plaza de España y siguiendo por la calle Libertad se llega a la Plaza de Fernando VI. Este espacio urbano también forma parte del núcleo urbanístico de la ciudad antigua. Como único vestigio del pasado y presidiendo el centro de la plaza está la estatua que en el año 1.844 la reina Isabel II donó a la ciudad procedente del Palacio Real de Madrid.

A veces el visitante se queda en el centro. Debe seguir por la Avenida de San Sebastián para llegar a un lugar desconocido y en el que podemos disfrutar de la naturaleza. Cerramos los ojos y viajamos en el tiempo, como si estuviéramos en el Real Sito, en sus tiempos de esplendor.

Llegamos al Paseo de los Chopos y de Los Plátanos.

En nuestro paseo hallaremos dos puertas de piedra y forja, son las puertas del Rey y de la Reina. Estas puertas daban acceso a la fértil huerta de la Vega y todos los días a lo largo del paso de muchos años, los guardas del Real Sitio las cerraban con llave al atardecer, una vez terminada la jornada de trabajo para proteger los tesoros de la tierra, abriéndolas al clarear del día siguiente.

Un último consejo. Debemos visitar el Palacio de Aldovea. Hoy es privado pero se puede visitar. Esta hermosa edificación, situada al noroeste del término municipal, aún recuerda en su apariencia a la antigua fortaleza medieval con sus cuatro torres de defensa que en el siglo XVIIII fue transformada en palacio de recreo por el arquitecto Virgilio Rabaglio.