Cerca de un millar de personas culminaron este pasado fin de semana el abrazo, partiendo de la Catedral, por la calle Villegas, para llegar hasta la Iglesia de San Vicente, continuando por la Travesaña Alta, y bajando, por la calle Mayor, de nuevo hasta la Fortis Seguntina.
Pocas formas habrá tan emotivas y bonitas de mostrar el aprecio por las tradiciones seculares, por los monumentos y por la ciudad misma como la que se vivió en la tarde del sábado en Sigüenza.
En torno a un millar de personas se reunían, primero, en el atrio de la Catedral para recoger y abrocharse las pulseras acreditativas del evento que estaba a punto de suceder.
Poco antes de que diese comienzo la segunda tentativa de abrazar la catedral, que no pudo lograrse en 2018, con motivo del 850 Aniversario de la consagración de La Catedral, por muy poco, el obispo de Sigüenza, Julián Ruiz, el deán de la Catedral, Jesús de las Heras, el portavoz de la Cofradía de San Vicente, Oscar Hernando, y la alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino, dirigían unas palabras a seguntinos y visitantes, agradeciendo el interés y, sobre todo, “la ola de entusiasmo”, según lo calificaba Merino, que se percibía en la gente ante el reto por lograr.
En una tarde festiva, con esa luz tan bonita que cae sobre Sigüenza, y sus monumentos, cuando baja el sol a la línea del horizonte, que lo vuelve todo de un naranja intenso, casi irreal, la gente fue desplegando su afecto, desde la Fortis Seguntina primero por la calle de Villegas, subiendo hacia la Travesaña Alta, y después, bajando por la calle Mayor.
Cuando por fin la cadena humana llegaba de vuelta a la Catedral, habiendo pasado primero por la puerta de la Iglesia de San Vicente, toda Sigüenza estallaba en un gran aplauso de afecto ante el logro recién conseguido.
Los dulzaineros, de Sigüenza y de la Pinocha, le pusieron, como no podía ser de otra manera, la banda sonora a ese momento tan especial. Gaitas y tambores encarnaron la alegría de seguntinos y visitantes, llegando a emocionarlos tanto como a divertirlos.
Para terminar el acto, todos los que participaron compartieron una merienda en la Plaza Mayor, por cortesía del Ayuntamiento, poniendo así fin a la iniciativa, esta vez exitosa, de abrazar a su Catedral, que es la de toda Guadalajara, y en esta ocasión también a la Iglesia de San Vicente, epicentro de la celebración de IX Centenario, por estar consagrada al santo del día en el que se reconquistó la ciudad, el 22 de enero de 1124.
La alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino, afirmaba, recién concluido con éxito el abrazo, que “del cerca de centenar ya de actos que se han llevado a cabo para celebrar el IX Centenario, éste ha sido el más emotivo, puesto que ha sacado a la calle el amor de los seguntinos y visitantes por la ciudad”. Merino agradecía su apoyo a la multitud, y también la colaboración de la Cofradía de San Vicente, igualmente artífice principal del evento, de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara y de los dulzaineros.
El programa de actos del IX Centenario es un ejemplo de colaboración entre administraciones: Ayuntamiento de Sigüenza, Diputación Provincial, Junta de Comunidades y otras instituciones y la sociedad civil de Sigüenza y comarca, que suman esfuerzos y reman juntas. El conjunto del programa del IX Centenario cuenta con el apoyo de la Fundación Impulsa.