Las peñas de Torrejón consiguieron recaudar más de 40.000 euros que han invertido en la compra de material sanitario para los centros hospitalarios, de mayores, discapacitados, pisos tutelados y policía local
A estas alturas de la pandemia es difícil no haber sentido el zarpazo del coronavirus. Primero fueron desconocidos, luego conocidos y finalmente amigos y familiares.
A la puerta de las peñas de Torrejón llamó el COVID-19 hace más de una semana para llevarse a uno de sus integrantes más queridos, José Antonio Morán «Chori», un líder carismático que dejó huérfanas a dos familias; la suya propia y la de «Los Desterraos», peña de la que era presidente. En su honor no hubo crespones negros ni banderas a media asta; las faldas de cuadros escoceses de sus compañeros colgadas de las ventanas rindieron el mejor de los tributos a este guerrero.
Una vez superado el «shock emocional», toda la familia peñista de Torrejón secundó una propuesta que llegaba al chat que comparten: por Chori ya no se podía hacer nada, pero sí por ayudar a los afectados por la enfermedad y por quienes les cuidan.
La idea inicial era ceder parte de los fondos de los que las peñas disponen para realizar sus actividades a lo largo del año. Pero, para su sorpresa, la iniciativa fue mucho más allá. De repente, los peñistas también querían donar a título personal, luego sus familiares y sus amigos y finalmente se sumaron ciudadanos anónimos, asociaciones de la ciudad y empresas. Entre todos, consiguieron recaudar una cifra que no se habían imaginado ni en la mejor se sus previsiones.
40.000 euros en dos días
El martes de la semana pasada abrieron el número de cuenta que una de las peñas cedió para depositar los donativos, ese mismo día ya tenían más de 6000 euros, el segundo más de 26.000 y cuando terminaron de llegar las transferencias, saltó la sorpresa: 40.092 euros para invertir en material sanitario.
Nada se dejó al azar. Aunque la idea inicial era adquirir material para el Hospital de Torrejón, enseguida se dieron cuenta de que podían ayudar a otras entidades. Así que al centro hospitalario se sumaron las residencias de mayores Amavir, Celindas, Edalia y Nuestra señora del Rosario, los pisos tutelados Los Fresnos, la residencia de discapacitados El Madroñal-Astor y la policía municipal. Lo primero que hicieron fue preguntarles qué necesitaban y después contactar con los proveedores. Por ejemplo, el hospital les pidió unas almohadas de unas características muy específicas, otros necesitaban guantes, cubiertos de plásticos, cubregafas o geles desinfectantes y así hasta un total de 20 artículos diferentes, por el momento.
Conseguir el material no está resultando nada fácil, pero en las peñas hay profesionales de todo tipo. Desde farmacéuticos, a transportistas pasando por gente del mundo de la hostelería, entre otros muchos. Todos han puesto sus conocimientos y contactos al servicio de la causa. Primero se ven las necesidades de los colectivos a los que van destinados, luego se contacta con los proveedores, se piden presupuestos y se compra al que ofrece mejor relación calidad/precio. Finalmente se procede al reparto.
Horas al teléfono
Hasta el momento se han invertido 17.558 euros en comprar 50.800 guantes, 12.000 cubiertos, 7.500 vasos y 2.800 platos de plástico. También 2.000 mascarillas, 1.440 botellas de agua, 810 pantallas protectoras, 600 delantales de plástico, 540 calzas, 504 zumos, 491 batas, 429 monos y 200 gorros deshechables. A esto hay que sumar 248 cajas de galletas y dulces, 480 refrescos, 440 litros de gel hidroalcohólico, 190 almohadas, 140 cojines de gomaespuma, 125 conjuntos para visitadores y 40 cubregafas. Para conseguir todo esto han sido necesarias horas y horas al teléfono o enviando cientos de correos a proveedores de toda la Comunidad de Madrid, pero el esfuerzo está mereciendo la pena.
Peñistas a domicilio
En un primer momento contaron con la ayuda de la Agrupación Local de Protección Civil para el reparto, especialmente para llevar material a zonas sensibles como el hospital, un lugar en el que hay que tener especial cuidado y control. Ahora, un grupo formado por representantes de cada peña se encarga de preparar los pedidos y llevarlos a donde se necesitan, tal y como puede verse en las fotos.
La idea es continuar con las compras y el reparto porque todavía queda presupuesto y, aunque desearían que esto acabase lo antes posible y volviera la normalidad, de no ser así no descartan poner en marcha otras iniciativas.
Todos a una
Nadie ha querido asumir el protagonismo y, hables con quien hables, no se cansan de repetir que este es un proyecto de las peñas -de todas-, en el que prima el deseo de ayudar a la ciudad como han hecho tantas veces. Porque no hay que olvidar que los peñistas animan las fiestas patronales y populares o la Cabalgata de Reyes, organizan eventos festivos o llenan de colorido el desfile de carnaval.
Y estos días se han puesto su mejor disfraz: el de la solidaridad.