Una AlumniUAH de doctorado crea un método que multiplica la atención y la memoria gracias a la música

Una AlumniUAH de doctorado crea un método que multiplica la atención y la memoria gracias a la música

La investigadora Silvia Núñez ha corroborado que determinadas secuencias musicales aumentan un 1500% la atención sostenida y la concentración en los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

Su método Sinudi, que consiguió una evaluación de sobresaliente Cum Laude por el tribunal de doctorado de Ciencias de la Salud de la UAH, ya se usa en el Conservatorio de Música de Mérida y en el Proyecto Neuroredes en conjunto con el Ayuntamiento de Mérida. Por ello, este Ayuntamiento ha recibido el Premio Reina Letizia de accesibilidad y diseño universal en municipios. Además, la tesis está seleccionada para premio extraordinario de doctorado.

– ¿Cómo fue su paso por la Universidad de Alcalá?

– Quiero agradecer a la UAH por abrir las puertas a mi meta, una investigación científica, y poder corroborar y comprobar por la ciencia mis ideas. Agradeceré siempre a mis directores de Tesis, el Dr. Antonio Martín Araguz y Dr. José Javier Campos Bueno, su apoyo y guía. Y no me olvido del personal de administración de la Escuela de Doctorado, como Aurora, que siempre intentó solucionar cualquier problema burocrático que surgió.

– ¿En qué consiste el método Sinudi?

– Se llama Sinudi porque son las primeras letras de mi nombre completo. Este método comencé a investigarlo en el Máster de Neuropsicología, donde obtuve unos resultados muy buenos en atención sostenida y memoria. Una de las opciones que me dieron, desde la misma Universidad de La Rioja, fue poder seguir investigando en esta línea a través de un doctorado.

Sinudi es un método de investigación e intervención neuropsicológica musical que intenta rehabilitar, desarrollar y potenciar habilidades cognitivas superiores tales como la atención, la memoria, el lenguaje, el razonamiento o el pensamiento y también la psicomotricidad gruesa y la fina a través de los dos elementos principales que tiene la música: el sonido y el ritmo, convertidos en secuencias sonoras ordenadas. No aplico la música tal como nosotros lo entendemos y vinculada íntimamente con nuestro acervo socio cultural, disociando sus dos elementos principales para intervenir en aspectos particulares de nuestra cognición como es la atención sostenida y la memoria.

Como premisa y base teórica me ayudo de las características funcionales del sistema auditivo. En la tesis doctoral presento toda la metodología, todo lo que he investigado durante 12 años mostrando aplicación en todas las edades del ser humano desde una fase fetal hasta con enfermos de Alzheimer. Y en particular, la tesis se centra en niños de 8 a 9 años con y sin trastorno por déficit de atención e hiperactividad, conocido como TDAH, a los que se les midió la atención y memoria mediante pruebas psicométricas antes y después de la intervención. La intervención se hizo con grupos experimentales, de 25 niños cada uno, a los que durante 4 meses se les expuso a estas secuencias sonoras antes de comenzar las clases del colegio, después del recreo y antes de marcharse.

Los resultados fueron que, entre los grupos de control no hubo diferencia significativa en el aumento de atención y memoria, mientras que en el grupo que escuchó las secuencias, la atención y la memoria aumentó más de un 500% y en el grupo con el diagnóstico de TDAH más de un 1500%. Los datos son muy significativos y corroboran las premisas y la hipótesis que se planteó en la tesis doctoral.

– ¿Qué características tienen estas secuencias?

– Son ocho minutos de sonido acústico de piano, violín, flauta travesera y voz femenina en bloques de x secuencias. Todo ello tiene una explicación neuropsicológica porque el registro femenino es el que el oído recoge desde el vientre de la madre. Y, en cuanto a los instrumentos, no están elegidos azar, todo está pensado y analizado.

Esta misma línea de trabajo siguieron distintos psiquiatras a partir del siglo XVIII porque los médicos se dieron cuenta de que la música era beneficiosa para la salud, pero con un efecto intermitente, es decir, la música que yo escucho puede ser beneficiosa para mí, pero no para ti. La música no es un lenguaje universal. Lo que sí es universal, y así lo recogen neurólogos y psiquiatras, es el sonido y el ritmo, algo que es intrínseco en nosotros y en todo lo que nos rodea.

Mi trabajo recoge unos resultados muy llamativos y esperanzadores, no sólo en la atención y memoria en niños sino también en personas con Alzheimer que, al escuchar el sonido, estimula áreas cerebrales relacionadas con la atención y la memoria pudiéndola mantener por más tiempo activa y fuera de si aletargamiento.

– ¿Dónde se ha puesto en marcha este método?

– Desde hace seis años patenté mi línea de trabajo que defino como la Neuropsicología de la Música y la imparto como asignatura en el Conservatorio Profesional de Música Esteban Sánchez de Mérida donde aprenden estas teorías relacionadas con la neurociencia los alumnos de los dos últimos cursos del Grado profesional y, además la práctica de dicha teoría y el método Sinudi se aplica a través del Proyecto Neuroredes, que trabaja con personas con discapacidad.