Diana, Princesa de Gales, murió hace 25 años tras un accidente de coche en el túnel del Puente del Alma de París. Su muerte provocó una oleada de dolor y atención mediática en todo el mundo. Gran parte de la opinión pública criticó a la familia real por lo que muchos consideraron una respuesta insensible a la repentina muerte de la antigua esposa del Príncipe de Gales.
La conmoción por la muerte de Diana también desencadenó innumerables teorías conspirativas. Décadas después, muchos no han abandonado la idea de que Diana pudo haber sido víctima de un complot.
Los acontecimientos inesperados, como las muertes o los accidentes, son un terreno fértil para las teorías de la conspiración, que permiten a la gente dar sentido al caos encontrando pruebas, coincidencias y algún culpable.
Las muertes de famosos han inspirado todo un género de teorías de la conspiración, especialmente la muerte de la princesa Diana. Aunque las teorías de la conspiración sobre la muerte de Diana pueden basarse en diferentes detalles específicos sobre las circunstancias que rodearon el accidente mortal, muchas llegan a la misma conclusión: que fue asesinada por la familia real o las autoridades británicas.
Estudio las teorías conspirativas para averiguar por qué la gente cree en ellas. Una de las preguntas que me hago es sobre el lenguaje de las teorías conspirativas sobre la muerte de los famosos, y por qué es tan persuasivo.
Las teorías de la conspiración dan poder a la gente, permitiéndoles convertirse en “detectives del bricolaje”, o lo que es lo mismo, en “detectives” que se acercan a un caso habiendo llegado previamente a una conclusión. En las muertes de famosos suele significar su asesinato por parte de alguien que aparentemente se beneficia de la muerte.
Una investigación oficial como la Operación Paget, creada por la policía británica para investigar las teorías conspirativas sobre la muerte de Diana, se pregunta qué ocurrió. El detective de la conspiración, en cambio, se pregunta cui bono (a quién beneficia).
Intriga palaciega
La base de muchas teorías de la conspiración es lo que se conoce como “pensamiento teleológico”. Esto se produce cuando alguien asigna una función o significado específico a los sucesos o incoherencias. Las teorías de la conspiración no dejan espacio para sistemas imperfectos, errores humanos o coincidencias aleatorias.
Las circunstancias de la muerte de Diana fueron confusas y caóticas en su momento, precisamente por los probables errores y las equivocaciones humanas. Durante años, los teóricos de la conspiración han planteado preguntas al respecto como: ¿Por qué la ambulancia tardó tanto en llegar al hospital? ¿Por qué los equipos de emergencia despejaron el túnel tan rápidamente y por qué las cámaras de vigilancia no funcionaban?
Una mente preparada para buscar conspiraciones dirá que fueron acciones deliberadas para empeorar el estado de Diana u ocultar las pruebas de su asesinato. La realidad, como suele ocurrir con las teorías conspirativas, es más mundana. La conclusión del informe Paget, basada en todas las pruebas disponibles, fue que la muerte de Diana fue resultado de un trágico accidente, no de una conspiración.
Cuando se carece de pruebas irrefutables, la especulación interna puede actuar como sustituto. Por ejemplo, Mohammed Al-Fayed, padre de Dodi (el amante de Diana, que también murió en el accidente), acusó públicamente a la familia real de asesinato. Esto derivó en la Operación Paget, que refutó esas afirmaciones pero, sin embargo, no apaciguó a los teóricos de la conspiración, que desconfían de cualquier prueba oficial.
Los teóricos de la conspiración utilizan diferentes tipos de pruebas, incluidas las llamadas premoniciones y predicciones psíquicas. Algunos afirman que Diana previó su propia muerte, basándose en la publicación de una carta que supuestamente había escrito a su antiguo mayordomo, Paul Burrell, que decía: “Mi marido está planeando un ‘accidente’ en mi coche”. Y la consejera espiritual de Diana afirmó haberle advertido de que sus frenos iban a ser manipulados. La investigación de Paget no encontró pruebas de estas afirmaciones.
Antes de su muerte, en una entrevista en la BBC en 1995 con Martin Bashir, Diana afirmó que los miembros de la casa real “me ven como una amenaza”. Por muy inquietantes o llamativas que parezcan estas “premoniciones” y los testimonios de personas con información privilegiada, ninguna de estas afirmaciones demuestra por sí sola la teoría de que fue asesinada.
La promesa de la conspiración
Las teorías sobre la princesa Diana contienen un sello clave de la conspiración: un grupo interno y un grupo externo. Mientras que, por lo general, las celebridades como Diana y la familia real serían vistas como parte del grupo interno en contraste con el público externo, estas etiquetas significan algo diferente en el contexto de las teorías de la conspiración.
En este caso, el grupo interno está formado por el público en general y Diana. Representan el bien, con Diana caracterizada como víctima. Por otro lado, el grupo externo –la familia real y las autoridades– son los villanos: una amenaza poderosa y malvada para el grupo interno. En el grupo externo es donde el teórico de la conspiración puede identificar a los posibles culpables.
Las teorías conspirativas de Diana suelen basarse en que la gente no sigue el procedimiento y en comparar una supuesta conspiración con un escenario ideal (lo que debería haber ocurrido). El detective de la conspiración parte de la base de que nada acaba mal si no hay una intención maliciosa. Descubrir la supuesta mentira, encubrimiento o conspiración es, por tanto, una forma de que las víctimas y sus aliados (el grupo interno) recuperen el poder sobre el grupo externo.
Las teorías conspirativas sobre la muerte de los famosos suelen ser aceptadas por el público general porque permiten que un acontecimiento traumático o confuso se “aclare”. Nos permiten vislumbrar un mundo perfecto al que aspirar, en el que nada sale mal y los seres humanos toman las mejores decisiones que pueden en cada momento. Y, si el malvado grupo externo no hubiera conspirado para asesinarla, Diana podría seguir hoy entre nosotros.
Sarah Bennett es candidata al doctorado por la University of Nottingham.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.