Guadalajara se volcó el pasado lunes festivo con su patrona, la Virgen de la Antigua, en una jornada marcada por la emoción, la tradición y la belleza de una procesión que volvió a recorrer el corazón de la ciudad como antaño. Desde la concatedral de Santa María, con el repique solemne de las campanas, partía puntualmente a las 20 horas una larga comitiva que parecía abrazar toda la ciudad. El viernes, arranca el programa principal de Fiestas.
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La imagen de la Virgen se presentó ataviada con un vestido y pecherín en tono beis, con brocado floral en dorado y plateado, y estrenando un manto de terciopelo azul con bordados de estrellas en oro y plata, acompañado de una mantilla de hilo de oro. El Niño Jesús lucía un vestido a juego con su madre y un cíngulo dorado, completando una estampa solemne y delicada con el trono repleto de rosas y claveles blancos que emocionó a los asistentes.
Miles de personas acompañaron a la Virgen en su recorrido más tradicional, recuperado hace dos años por la cofradía y portada a hombros por la calle Doctor Santiago Ramón y Cajal, La Carrera, plaza de Santo Domingo, calle Mayor, Doctor Mayoral y plaza de la Virgen de la Antigua, hasta llegar a su santuario.
Máxima participación este año de alcarreños y alcarreñas con los trajes típicos, acompañando a las ofrendas de las asociaciones y de los diferentes municipios de la provincia que abrían la procesión, a son de dulzainas, tamboriles y laudes, entonando jotas y seguidillas para la Virgen. Tan extensa era esta participación folclórica que por sí sola ya llenaba toda la Carrera, con ofrendas de diferentes asociaciones y de los pueblos de Gárgoles de Abajo, Galápagos, Romancos, Armallones, Villanueva de Alcorón, Centenera, Humanes Atanzón Cubillo de Uceda, Molina de Aragón, Brihuega, Sigüenza, los pueblos anexionados de Iriépal, Taracena y Valdenoches y el propio Ayuntamiento de Guadalajara. Cerraba su paso la banda de música de Horche.
Tras el paso de la Virgen, las autoridades eclesiásticas, militares y civiles cerraban el cortejo, con la Corporación municipal encabezada por la alcaldesa Ana Guarinos, quien portaba el bastón de mando en señal de respeto a la Alcaldesa perpetua de la ciudad.
Más de cincuenta músicos de la banda de Mondéjar cerraban la comitiva institucional.
Tras algo más de dos horas de procesión con todo el recorrido repleto de feligreses la Virgen llegaba a las puertas del santuario, y la emoción se desbordó entre los asistentes que la recibían con vivas y un fuerte aplauso.
Tras el baile de los zancos del grupo de bailes de La Cotilla se dio lectura de poesías de Teresa de la Cruz, con un poema para cada una de las ofrendas, incluida la suelta de palomas.
El obispo Julián Ruiz Martorell pronunció unas palabras de reconocimiento a la gran devoción que Guadalajara siente por su patrona y procedió al rezo de la Salve mientras se iniciaba la quema de la tradicional hoguera.
Con los últimos compases de la banda y el destello de los fuegos artificiales, justo a las 23:00 horas, la Virgen cruzaba el umbral de su casa.