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A vueltas con el karma… / Por Anabel Poveda

A vueltas con el karma… / Por Anabel Poveda

Llevo unos días dándole vueltas a esa nueva expresión de moda que es el karma. El detonante ha sido toparme con el cartel de una película española titulada “No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas”. Lo leí y me reí porque tiene toda la razón, el karma (que muchos nombran sin saber ni siquiera lo que significa) se ha convertido en una especie de explicación universal y eximente de cualquier cosa que nos pase. Si no nos gusta, si no estamos de acuerdo, si nos parece injusto y desmedido, con echarle la culpa al pobre karma tenemos suficiente.

MOJPero dándole una vuelta y a raíz de una vivencia personal he decidido dejar de responsabilizarle de lo que sólo es consecuencia de mis cagadas antológicas.

El caso es que estoy pensando muy seriamente hablar en este blog única y exclusivamente de macramé, punto de cruz, gatitos o villancicos navideños porque he llegado a la conclusión de que como le siga dedicando textos al panorama sentimental en general, y al mío en particular, ningún hombre querrá salir conmigo nunca jamás de los jamases, temeroso de verse unas semanas después caricaturizado en estas líneas. ¡Me tienen miedo! ¡A mí que soy inofensiva! En general, se hacen caquita, aunque tengo que confesar que algún valiente me ha retado a salir con él postulándose como futuro protagonista de “Lo que diga la rubia”. Ahí la que se ha hecho popó he sido yo.

Está empezando a pasar, no es broma, los que saben de la existencia de este blog se empiezan a plantear si tener una relación conmigo es trabajo o placer, por aquello de darme argumentos para escribir cualquier cosa que me pase. Voy por muy mal camino, me han llegado a pedir beneficios (en caso de que los hubiera) si tengo a bien utilizarlos como inspiración. ¡Que a este paso me toca pagarle un sueldo a mi futuro novio! ¡Que lo veo venir!

MOJ2Me siento como Cristiano Ronaldo, voy a tener que firmar un contrato con cláusulas de confidencialidad con los interesados prohibiéndome desvelar ningún dato de su intimidad.

El primero en manifestarse claramente ha sido el protagonista del blog de hace quince días, el que tuvo la desfachatez y el pésimo gusto (estoy trabajando mi autoestima) de mandarme a la Friendzone, le dio me gusta a la publicación del Facebook, con mucho recochineo, para que fuera consciente de que lo había leído y se sabía protagonista. Y no señores, no contento con ello y dispuesto a que recapacite mi decisión y le permita colarse en mi lista de “más mejores amigos”, ha iniciado una estrategia surrealista que comenzó contándome con todo lujo de detalles, sin yo pedirlo, que tres días después de darme calabazas a mí, se las habían dado a él, de lo que, por supuesto, culpó al karma.

Intentaba el muchacho convencerme de que, a partir de ciertas edades, es difícil cuadrar con alguien y que a todos nos mandan a la temida zona neutral con mucha frecuencia, lo que no debe ser sinónimo de eliminar a esas personas de nuestras vidas por el mero hecho de que no quieran tener una relación sentimental con nosotros.

Que eso te lo explique alguien que sabe que te súper encanta y que estás rabiosa por el hostiazo que te acabas de meter es, cuanto menos, raruno y poco ortodoxo, pero con el angelito y el demonio gritando en tus hombros: “¡Bloquéaleeeee! y ¡Qué friki le queremos como amigo!” al final termino abriendo la mano y dejándole que se cuele en el club de coleguitas porque tengo menos voluntad que un gato de escayola, y donde dije digo, digo Diego.

MOJ3Conclusión: que soy un coladero, una blanda, una floja y que le he dicho al susodicho que si lo que quiere es darme argumentos todas las semanas para protagonizar el blog, va por muy buen camino. Cierto es que nada me seduce más que una mente capaz de salirse de lo políticamente correcto para lograr un objetivo loable, aunque sea ser única y exclusivamente mi amigo, pero si tengo que ser honesta conmigo misma, dejaré de someterme a sufrimientos gratuitos porque lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.