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Alcalá en la Era de la Tecnología Global / Por José Carlos Díez

Recuerdo como si fuera hoy aquel día soleado de septiembre de 1991 que llegué a la facultad de Económicas en la plaza de la Victoria. Un convento del siglo XVI con un claustro maravilloso donde después aprendí que los monjes escolásticos que iniciaron la economía moderna asesoraban al rey sobre problemas económicos como la inflación y la escasez de alimentos hace 500 años.

Desde entonces estoy vinculado a Alcalá a cuya universidad le debo todo lo que he conseguido y a la que me he propuesto devolver todo lo que esté en mano. Cuando llego desde Madrid a mi facultad, camino cruzando la catedral y la calle Mayor hasta la Plaza de Cervantes y entro en el Rectorado, uno de los edificios más majestuosos del mundo, noto una paz interior difícil de explicar a quien no la ha sentido.

Soy un embajador de la ciudad. Siempre que tengo que hacer de anfitrión de algún alto mandatario o empresario internacional le traigo a Alcalá y le invito a comer en la Terraza del Mercado para que vea las vistas de la ciudad con la puesta de sol y las cigüeñas volviendo a sus nidos. O le llevo de tapas por el Centro. Por eso escribo este artículo con el corazón con la única intención que la ciudad a la que tanto debo progrese, tenga más empleo y sobre todo mejores salarios y nivel de los alcalaínos.

Alcalá tiene todo lo necesario para triunfar en la era de la tecnología global. La principal ventaja competitiva global de Alcalá es el capital humano en el siglo del conocimiento. Mi universidad lidera el ranking europeo en temas de sostenibilidad. No sólo disponemos de una excelente facultad de Ingeniería sino que el actual rector, Fernando Galván, y su equipo han puesto en práctica todas las innovaciones en energías renovables y economía circular en la propia universidad, reduciendo a la mitad el volumen de emisiones contaminantes.

Alcalá es un referente en agua, el gran reto del siglo XXI. Primero el Imdea y ahora el Foro de Economía del Agua que tengo el honor de dirigir son referentes europeos en este sector. El reto del cambio climático va a ser uno de los sectores que más empleo va a crear en las próximas décadas. Serán empleos de calidad, con elevada cualificación y buenos salarios. Y serán las empresas y los empleos que permitirán dejar un pequeño planeta Tierra más sostenible a las generaciones futuras.

El otro sector que más empleos va a crear es el que se encarga de la salud y la vida. La universidad cuenta con una facultad de Medicina, un hospital universitario y un Parque Tecnológico para ser sede de empresas de biotecnología. También la sociedad cada vez más demanda una vida sana y alimentos sanos. Alcalá tienen conocimiento para ser referente en agricultura ecológica sin pesticidas, minimizando el consumo de energía y emisiones y el consumo de agua y la huella hídrica de la producción de alimentos.

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El actual rector es un referente mundial de la enseñanza del español y ha convertido su pasión en otra fuente de actividad y empleo para la ciudad. La universidad ha sustituido el cuartel de los paracaidistas en una biblioteca que incluye una incubadora de empresas. Y en una residencia que durante el curso trae alumnos a la universidad de fuera y en verano traerá jóvenes británicos a estudiar español.

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Otro sector que crece y crea empleo en el mundo es el turismo. Alcalá es una de las ciudades medievales más maravillosas del mundo. Lo dicen todos los visitantes que traigo y tienen varios momentos Stendhal especialmente cuando les enseño la fachada del rectorado, el patio de filósofos, el Paraninfo o la Capilla de Cisneros. España es el tercer país con más patrimonio de la humanidad de la Unesco y Alcalá compite con El escorial, Toledo, Ávila, Segovia, etcétera. Y con una gran urbe como Madrid, uno de los centros turísticos europeos donde más crece el número de visitantes. Alcalá cuenta con un Parador maravilloso y funciona muy bien como visita de día sin pernoctación.

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Pero hay mucho margen para mejorar. Las nuevas tecnologías y las redes sociales permiten estrategias de promoción y segmentación de clientes con bajo coste y la universidad tiene buenos expertos en big data y turismo. Los hosteleros deberían colaborar con la universidad para llegar a esos millones de turistas que no conocen Alcalá pero se irán enamorados tras su visita. Y a los que si la conocemos para ofrecerles actividades que les animen a pasar un día agradable. En 2018 se cumple el veinte aniversario de ser patrimonio de la Humanidad y, tras el centenario de Cervantes, es otra oportunidad que no debemos aprovechar.

Alcalá está cerca de uno de los mejores aeropuertos de Europa con excelente conectividad con Europa y América diariamente. Y en Madrid el precio de los alquileres crece con fuerza y empieza a expulsar actividad a la periferia. Sin duda una oportunidad para atraer empresas innovadoras que quieren abandonar ciudades saturadas, caras y altamente contaminadas como Londres o París.

Alcalá ha padecido veinte años de gestión desastrosa del PP que dejó la ciudad en la ruina tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y dejó al descubierto la corrupción sistémica, la ausencia de un plan para Alcalá en la Era de la Tecnología Global y una burocracia que era un gran condicionante para el desarrollo del empleo y del nivel de vida de los alcalaínos.

Javier Rodríguez, el nuevo alcalde, es un ingeniero que podría ganarse muy bien la vida en la empresa privada pero tiene una elevada vocación de servicio público y de mejorar su ciudad. Se encontró uno de los ayuntamientos más endeudados del mundo, intervenido por Montoro y con la caja vacía para pagar las nóminas y a los proveedores. Desde 2015 han reducido la deuda significativamente, han reducido el plazo de pago de proveedores hasta cumplir la ley de morosidad y tienen un colchón en la cuenta holgado para que no vuelva a estar en riesgo el pago de las nóminas como sucedía con el equipo anterior.

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Lo han hecho dinamizando la ciudad y el empleo y eso ha permitido un fuerte aumento de los ingresos públicos. Ha permitido cumplir los objetivos con Hacienda, la regla de gasto aumentando la inversión y el gasto social, especialmente en los barrios más azotados por la crisis y abandonados a su suerte por el PP. Y ha puesto en marcha un interesante programa cultural que ha tenido un importante impacto sobre el turismo de la ciudad y el empleo. Tiene excelente relación con los empresarios, como he podido comprobar personalmente, y con los vecinos que más necesitan la acción del Estado, principalmente los desempleados y los jóvenes a los que ayudan a encontrar empleo y les apoyan si deciden emprender un pequeño negocio.

Conclusión, Alcalá tiene todas las condiciones para ser un caso de éxito en la era de la tecnología global y permitir que haya más empleo y mejores salarios. Yo he sido testigo del progreso y los avances de la ciudad desde que los españoles disfrutamos de democracia, aunque esta crisis ha dejado duras cicatrices. Alcalá necesita, como sucede en el resto de España, más empresas innovadoras. Necesita nuevas empresas en nuevos sectores pero sobre todo que las empresas ya existentes mejoren su gestión, se hagan multinacionales encontrando nuevos clientes en nuevos mercados y se posicionen en los negocios donde crece la demanda y donde tienen ventajas competitivas, que como he comentado son muchos.

Los que queremos a Alcalá y deseamos que progrese debemos recuperar la autoestima tras una crisis tan dura y prolongada. Debemos soñar y creer que un mundo mejor en nuestra ciudad es posible y debemos luchar para conseguirlo. Es el momento de ser proactivos pensando en que puedo ayudar yo a progresar a la ciudad en vez de ser reactivos y pensar en que me puede ayudar la ciudad a mí. En la vida es mejor tener tus propios sueños ya que de lo contrario otros te acaban imponiendo los suyos. Yo seguiré siendo embajador de Alcalá por los cinco continentes y orgulloso de haber estudiado en su universidad y ahora ser profesor en esta ciudad maravillosa con una gente maravillosa que merece que la vida les vaya mejor.

Yes we can.

José Carlos Díez

Profesor de economía de la universidad de Alcalá