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Así no… Parte II / Por Anabel Poveda

Así no… Parte II / Por Anabel Poveda

Queridos usuarios de Tinder, si se las prometieron ustedes felices leyendo la primera parte de Así no… pensando que tienen unos perfiles perfectamente optimizados y listos para el triunfo, no corran tanto que aún queda otro ramillete de errores comunes a evitar.

Si en el primero hablábamos de los amantes del riesgo, los ‘mazaos‘ a golpe de proteína, los papis coraje, los presidentes del club de ciencias y los estafadores profesionales, hoy desgranaremos algún que otro ejemplo de usuarios, cuanto menos, sorprendentes.

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Willy Fog
Dícese de aquellos que se han recorrido el mundo y utilizan Tinder para demostrar que han hecho más kilómetros que el Orient Express. Qué complejo de paleta te entra cuando ves una colección de fotos del Machu Pichu, Tailandia, Nueva York, el Perito Moreno, la Sabana Africana y los géiser de Islandia, en menos de un minuto. Según vas pasando imágenes, a cual más exótica, te preguntas por qué tus padres te han obligado a veranear veinte años en Benidorm… Desde luego estos perfiles ponen en entredicho los escasos sellos de tu pasaporte y te hacen pensar en la cantidad de destinos a eliminar porque tu futuro novio lo ha visto todo, y tú prácticamente nada… Conclusión: cruz roja.

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Christian Grey

El tal Grey y sus 50 sombras… en qué momento se le ocurrió a E. L. James poner a tono al personal hablando de cuerdas, cadenas, dominación, habitaciones secretas y contratos de pertenencia. No es nada raro encontrar perfiles con fotos explícitas de Bondage, Sado o incluso Masoquismo y hombres que piden esclavas o amas indistintamente. Y digo yo ¿tendrán éxito estos perfiles que piden mujeres a las que dominar o incluso maltratar, o dominatrix con tacón de aguja y látigo?

Está claro que hay gente para todo pero qué miedito de perfiles… nole nole noleeeeeee. En este grupo también podrían entrar los liberales o en pareja que buscan claramente relaciones abiertas, tríos y demás fantasías erótico-festivas.

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Tus amigos y conocidos

Otra cosa graciosa en Tinder es encontrarte a tus amigos o conocidos. Espías el perfil como si no hubiera un mañana e intentas relacionar la imagen que tú tienes de ellos con la que quieren vender en la página de contactos. A veces las conclusiones son graciosas. Le das que no, por supuesto, no sea que por casualidad te salga un match inesperado y no sepas qué hacer con él. En mi caso, que soy un bicho y me ha pasado un par de veces, confieso haber hecho un pantallazo del perfil, con su consiguiente envío por whatsapp al protagonista, haciéndole burla de las fotos o el texto explicativo. Sé que podrían hacer ellos lo mismo conmigo, pero eso es algo a lo que te expones cuando te bajas la aplicación de marras.

amordemadre

Los colgados

En este epígrafe podríamos englobar tres tipos de enganche a cual peor. En primer lugar están aquellos que no se cortan un pelo y cuelgan de foto de perfil una imagen con su ex… ¡Toma ya! O es la única en la que se ven guapos o qué poquito sentido tiene estar en una página de ligoteo agarrado cual lapa a tu ex pareja. ¡No, no y no! Otro enganche tiene que ver con los amigos y es muy gracioso en imágenes con tres y cuatro personas intentar descifrar cuál es el propietario del perfil. Deduzco que, o es el más feo y se intenta hacer pasar por su amigo el guapo, o al menos podía molestarse y ponerles un emoticono en la cara al resto. El tercer amor profundo es el amor de madre y mi amiga Iratxe me diría que en el País Vasco se llaman ‘amazulos’ y son los que no han cortado el cordón umbilical con sus progenitoras. A estos tres grupos… un poquito de independizarse emocionalmente, por favor.

Los normales
Para no dejar con mal sabor de boca y no robarle la ilusión a todas aquellas que creen firmemente que su futura pareja se esconde detrás de un perfil de Tinder, decirles que también existen chicos normales, simpáticos, sanos, agradables y con buenas intenciones (o eso dicen). Gente con la que te puedes tomar una cerveza o un café, ir al cine o tener una conversación agradable, al margen de que luego surja o no la chispa. Paciencia para las que sean novatas en la aplicación, humor para lidiar con la sensación de Día de la Marmota teniendo conversaciones idénticas una y otra vez. Y ¡suerte! Yo tiré la toalla hace tiempo. ¡Me bajo de la vida! ¡Mamá bórrame del Tinder!