Cercanías necesita un plan con presupuesto / Por Carlota Merchán

Cercanías necesita un plan con presupuesto / Por Carlota Merchán

Cada día miles de madrileños y madrileñas salen de su casa tupper al hombro cuando el sol apenas asoma rumbo a las 92 estaciones de la red de Cercanías o a “La Renfe” para llegar a su centro de trabajo o de estudio.

El ferrocarril, y de manera especial el servicio de Cercanías, tiene un papel estratégico en la vertebración y cohesión de los territorios y constituye un claro ejemplo de cómo el transporte público puede ser un elemento clave en la igualdad de oportunidades en un territorio. No en vano todos los municipios anhelan el tren y una vez que lo tienen exigen accesibilidad, frecuencia y fiabilidad.

En un contexto como el actual en el que es imperativo establecer medidas que contribuyan a la sostenibilidad ambiental, a la lucha contra el cambio climático, el transporte público y particularmente el ferrocarril está llamado a desempeñar un papel fundamental.

El transporte de Cercanías es de los pocos servicios que la Administración General del Estado presta directamente a los ciudadanos y ciudadanas de la Comunidad de Madrid lo que supone una oportunidad y un riesgo.

Una oportunidad para demostrar el compromiso con el derecho a una movilidad sostenible, accesible y asequible; y un riesgo si, como viene sucediendo los últimos tiempos, la gestión se aleja de los estándares de calidad que se demanda a un servicio público de transporte en un país que pasa por ser la cuarta economía de la zona euro.

Las 800.000 personas que utilizan Cercanías Madrid diariamente han visto cómo se ha ido deteriorando el que era un servicio ejemplar al punto de que los usuarios han pasado a autodenominarse “sufridores” de Cercanías.

¿Cómo es posible que una de las mejores Cercanías de Europa se haya convertido en la red de la avería de cada día? La respuesta es sencilla. No se ha invertido. Y la consecuencia es un deterioro generalizado de todos los elementos de la red.

Las constantes denuncias realizadas por usuarios, por ayuntamientos, sindicatos y partidos políticos como la intensa campaña emprendida por el PSOE-M en la calle y en las instituciones han obligado al Gobierno a hablar de Cercanías Madrid.

El pasado 5 de abril el Ministro de Fomento Iñigo de la Serna presentó el Plan de Cercanías de Madrid (2018-2025). El Gobierno ha diseñado un plan tan ambicioso como familiar con una estimación presupuestaria igualmente ambiciosa y familiar, 5.089 millones de euros.

Sea bienvenido el plan si se ejecuta y cumple los objetivos de mejora del servicio, si recupera los niveles de fiabilidad, calidad y empleo que lo convirtieron en modélico.

Se trata de un plan que recuerda mucho al presentado por el Ministro socialista José Blanco en 2009, consensuado con el gobierno de la Comunidad de Madrid y que ha sido reiterada y sistemáticamente denostado por el actual titular de Fomento.

El Plan recoge gran parte de las reivindicaciones de los usuarios, sindicatos y también del PSOE-M. Recoge actuaciones incluidas mayoritariamente en el Plan de 2009, en los presupuestos del anterior Gobierno de Mariano Rajoy en el Plan de Infraestructuras, transporte y vivienda (PITVI) 2012-2024.

Es decir, el anunciado a bombo y platillo plan del Gobierno del Partido Popular incluye lo que ya se debía estar haciendo y no se ha hecho.

Se presentan como novedad obras de accesibilidad esperadas desde hace casi una década, e incluidas en las planificaciones anuales desde entonces como son las de las estaciones de Ramón y Cajal, San José de Valderas o Alcalá de Henares entre otras.

Se anuncian estudios de extensión de la red que ya están sobre la mesa como Soto del Real o Algete, al tiempo que se ignoran nuevas demandas como el apeadero de Parla Norte o la creación de apeaderos en puntos estratégicos para la economía y el empleo de la Comunidad, como el demandado en el Polígono de Cobo Calleja de Fuenlabrada o Getafe industrial.

Se anuncia la adquisición de nuevos trenes omitiendo que el tiempo desde la licitación, adjudicación de la compra y la disponibilidad del tren es de más de tres años.

Hoy hay 2.000 trabajadores y trabajadoras menos que hace 10 años. Se anuncian mejoras en frecuencia y mantenimiento pero no se dice cómo se van a recuperar los empleos perdidos y necesarios para la que la red funcione más y mejor.

Anuncios, anuncios, anuncios.

El Plan de Cercanías lamentablemente parece ser un nuevo relato de ficción a los que nos tiene acostumbrados Íñigo de la Serna. La prueba del nueve del discurso político es el presupuesto y el Plan de cercanías de Iñigo de la Serna no la pasa.

Los Presupuestos Generales del Estado aprobados por el Gobierno y que serán próximamente debatidos en las Cortes, solo contemplan 78 millones de euros de los 580 millones anunciados para el plan de acción urgente 2018-2019. ¿Ésa es la urgencia del plan?

El plan necesita un presupuesto real, compromisos concretos con fecha y una propuesta de empleo que garantice que habrá trabajadores y trabajadoras para llevar a cabo el plan. Y ni el plan ni el presupuesto dan respuesta a estas tres cuestiones.

Los madrileños y las madrileñas merecen un servicio de Cercanías fiable, accesible y de calidad y no grandes anuncios y titulares con los que los trenes no se mueven.

Carlota Merchán es diputada por Madrid del PSOE