El efecto de la implicación familiar sobre los resultados educativos es uno de los campos más productivos de la investigación educativa. La conclusión general de estos estudios es que el alumnado con progenitores más comprometidos con su proceso educativo presenta mejores resultados –calificaciones, tasas de promoción, titulación y puntuaciones en pruebas objetivas– y mayores destrezas básicas: velocidad lectora, vocabulario, etc.
Al margen de los resultados escolares, la implicación familiar también muestra una amplia paleta de efectos positivos:
- El alumnado con padres más implicados tiene una actitud más positiva hacia la escuela y mayor autoconcepto, motivación y expectativas académicas.
- Los centros con mayor participación familiar registran menos absentismo y problemas de convivencia, y el profesorado se siente más apoyado en su tarea.
- Finalmente, las familias más colaboradoras conocen y están más satisfechas con el funcionamiento del centro, asumen más responsabilidades y valoran más al profesorado.
Estas evidencias parecen universales, confirmándose en distintas edades, estratos sociales, grupos étnicos, países y culturas. Como consecuencia, las leyes educativas europeas reconocen la participación familiar en la educación como un derecho a garantizar por los poderes públicos.
Así puede implicarse
No obstante lo dicho, pocos conceptos hay tan poliédricos como el término “implicación familiar”, pudiendo hablarse de dos grandes ámbitos de implicación:
- Participación en la escuela.Adopta múltiples formas: asistir a reuniones y entrevistas; colaborar en las actividades y asociaciones del centro; y participar en su financiación, gestión y gobierno. Estos modos de participación se asocian a efectos positivos aunque con alguna excepción. Por ejemplo, problemas académicos o disciplinarios pueden incrementar los contactos centro-familia sin que ello suponga necesariamente una mejora del desempeño escolar.
- Implicación en el hogar.Engloba comportamientos muy diversos: motivar, trasmitir altas expectativas y planificar el futuro académico; conversar sobre acontecimientos escolares cotidianos y enfatizar la utilidad de las tareas escolares; ofrecer oportunidades culturales (vistas a museos, bibliotecas); proveer medios y recursos para el estudio y ayudar con los deberes o tareas escolares en el hogar.Si bien la mayoría de estas iniciativas son muy positivas, la ayuda con los deberes escolares es probablemente el ámbito más controvertido y donde no siempre más (implicación) es mejor.
Influencia negativa de padres controladores
¿Por qué los estudios reflejan que ayudar con los deberes no se relaciona con buenos resultados?
En general, los estudios muestran resultados concluyentes: un estilo de implicación familiar controlador hacia los deberes escolares se relaciona negativamente con los resultados educativos.
En otras palabras: los estudiantes de familias que diaria y sistemáticamente controlan, supervisan, corrigen, ayudan o completan sus tareas presentan desempeños escolares más bajos.
Habría al menos dos explicaciones para estas evidencias.
- La primera es que un estilo parental muy directivo o controlador limita el potencial de desarrollo autónomo de los hijos. Los deberes tienen una naturaleza singular: es la única tarea de aprendizaje reglado que se realiza extramuros de la escuela y, por tanto, sin supervisión directa del docente.Así que, además del repaso de los contenidos tratados en el aula, los deberes también persiguen fomentar la responsabilidad y autonomía del alumnado. Las familias que adoptan un estilo fiscalizador cercenan estas capacidades y generan dependencias académicas indeseables.
- El segundo argumento señala que el estilo de implicación parental con los deberes evoluciona según el historial y las circunstancias escolares de los hijos. Se ha observado que las familias, en ocasiones a demanda del profesorado, ofrecen más ayuda directa a los hijos con dificultades de aprendizaje o menos motivados.Igualmente, estudios de seguimiento a lo largo del tiempo encuentran que las familias con hijos con más problemas académicos en educación primaria tendían a mostrar conductas más controladoras en educación secundaria y, al contrario, los estudiantes con mayor éxito escolar en la escuela primaria tenían progenitores que potenciaban su autonomía en educación secundaria.
Por tanto, pudiera ser que las familias se vuelvan más controladoras cuando aparecen las dificultades escolares, y no que un estilo controlador sea la causa del deterioro de los resultados.
La ayuda sistemática es contraproducente
En todo caso, ¿qué se puede hacer?
La estrategia parental más eficaz ante los deberes es adoptar un estilo de implicación más indirecto y comunicativo: ofrecer recursos, pautar rutinas, ayudar a planificar y fomentar los hábitos de trabajo, especialmente con el ejemplo.
Evidentemente, y sobre todo ante una demanda puntual de los hijos, es muy recomendable ofrecer explicaciones y ayudas ante dificultades concretas, puesto que lo contraproducente es la ayuda sistemática y diaria.
Finalmente, hay estudios que señalan que los estilos de implicación familiar ante los deberes tienen efectos sobre los resultados de los centros educativos, lo que apunta que el profesorado desempeña un importante papel.
La política de tareas escolares en el hogar debe orientarse sabiendo que lo ideal es que los deberes sean pocos y frecuentes, y ofreciendo formación e información para que las familias puedan fomentar la responsabilidad y el trabajo autónomo de sus hijos.
Rubén Fernández-Alonso, Profesor del Departamento de Ciencias de la Educación, Universidad de Oviedo
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.