Una semana más, la historiadora alcalaína María Jesús Vázquez Madruga, nos desvela secretos de la ciudad complutense
La Casa-Pósito
Estaba entre la actual calle del Empecinado y la de Santa María la Rica y casi frente a la cárcel arzobispal. El pósito servía para guardar el grano para la ciudad, también guardaba ahí el Concejo, objetos y bienes diversos y a veces, también el dinero, por ejemplo, cuando se hacían obras en las Casas Consistoriales y quedaban inutilizables. Pueden ver el arca de los caudales antigua en la primera planta del Ayuntamiento, arca de tres llaves, que sólo podía abrirse con los tres custodios de las mismas presentes.
Pues bien, en 1866 se vende la casa-Pósito en pública subasta y se adjudica a Manuel García Fonceda, vecino de Madrid por 22.000reales. Así que se trasladan toda una serie de objetos del Ayuntamiento a las dependencias de Santa María La Rica, que, dicho sea de paso, quedó como depósito municipal de todo tipo de cachivaches hasta hace pocos años.
Y se hace un inventario de los “efectos” que quedaban en el pósito: “ Un cajón con un reloj de torre con dos campanas, un marco para candilejas, en encerados de ventanas, dos alambreras para ventanas, una mesa vieja, un marco para candilejas y otro grande, 7 arcas de madera, un zambullo viejo (bacín grande), un pedazo de tubo de plomo nuevo, cuatro arrobas de plomo, 15 farolas pequeñas rotas, 5 armazones de faroles de reberbero, 32 tablones de álamo blanco y asuntos pendientes en el gobierno de la provincia”.
El caso es que Santa María la Rica no estaba en muy buen estado precisamente, porque en 1854 estaba ruinosa y hubo que repararla y además de depósito del Ayuntamiento se habilitó para niños expósitos y albergue de transeúntes. Interesante el reloj que cita, seguramente el más antiguo que tuvo el Ayuntamiento.
Hay que reconocer que el edificio de Santa María la Rica, que se fundó como hospital, ha estado bien aprovechado siempre.
Por María Jesús Vázquez Madruga
