Curiosidades de Alcalá
Leer durante tantos años documentos antiguos, es lo que tiene, al final aprendes un montón de palabras curiosas.
.- Palabras que ya no utilizamos habitualmente y que antes eran de lo más normal hay muchísimas. Como ahechador, que era el que limpiaba las semillas para la siembra. El Amolador, o afilador. El recobrero era el revendedor y el abastecedor era el que vendía comestibles.
.- Y ¿qué eran los perendengues? Pues eran pendientes o adornos femeninos. Pero en época de Felipe IV hubo una moneda con ese nombre que equivalía a 4 maravedís, o sea, calderilla.
La palabreja viene del latín, pendere = colgar, o sea, lo que cuelga, de ahí algunos “dichos” que no hace mucho eran corrientes, como “No me toques los perendengues” dicho por los varones, claro; o “Déjate de perendengues” es decir, no me compliques la vida, y también “Iba con los perendengues al aire” que se decía del que iba andrajoso total y se le veían los entresijos.
.- Y un calambuco, en realidad en un insulto que se utilizaba mucho en otros tiempos. Se refiere a la persona muy devota pero más falsa que Judas. En realidad, la palabra procede de América en donde hay un árbol con ese nombre.
.- Alto copete, una expresión que solía decirse de las damas importantes, porque eran las que podían llevar unos peinados muy altos y elaborados, con pelucas, postizos diversos, flores, lazos, plumas, etc.
Así que, ser de alto copete era lo mismo que decir de la nobleza o muy rica. En España se usaban también peinetas o diademas en punta sobre el pelo recogido en alto, aunque nunca fueron tan exagerados como los peinados de las francesas.
Y muchas, muchas palabras que están en nuestro vocabulario de cada día, resulta que no significan hoy lo mismo que ayer, aunque son las mismas.
Ahí van algunos ejemplos:
AGUJETAS, que no nos gusta nada tener agujetas, porque duelen. Bueno pues antiguamente no dolían nada porque las agujetas eran los alfileres largos que sujetaban los sombreros de las señoras, y también, una correa con herretes en cada punta para atar prendas o calzado. O sea, nada que ver.
GOTERAS, tampoco nos gusta tenerlas en casa. Sin embargo, antiguamente las goteras eran muy bonitas: unas cenefas o encajes que colgaban del dosel de las camas. De los ricos, claro.
APARADOR: tampoco casi nada que ver lo que hoy entendemos por aparador con el significado antiguo, porque antes, el aparador era un escaparate en una tienda y también el taller de un artesano.
CAÑONES: No sólo los había de guerra, también se entendía por cañones los pliegues de los vestidos hechos con piezas huecas y largas.
AZÚCAR ROSADO: Lo que más le gustaba a Isabel la Católica, a juzgar por los gastos que hacía en este producto que se elaboraba con extracto de rosas.
RETRETE: Ésta significa hoy lo mismo que ayer, pero ¿Quién la usa? Casi nadie. A mí me parece de lo más expresiva porque literalmente significa aposento retirado o reservado para evacuar…
Hay muchas más de las que podrían hablar los especialistas en filología, como alda (falda), faltriquera (bolsillo), chapín (calzado alto con plataforma), tacataca (andador) y ¿quién dice córcholis, jolines, o cuchipanda?, me temo que éstas también pasaron a la historia.