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Dos nuevos entremeses nunca antes representados en el Corral de Alcalá

Dos nuevos entremeses nunca antes representados ha tenido un proceso creativo peculiar, “a fuego lento”, aunando la formación, la investigación y la creación, y al mismo tiempo propiciando el espíritu de equipo, que sin duda es un factor importante en escena, algo que se transmite al espectador, fruto de un largo camino compartido entre actores jóvenes y colaboradores habituales de La Abadía, muchos de los cuales formaron parte de aquellos Entremeses primigenios de 1996.

Un programa de entrenamiento de nueve meses desembocó en un taller sobre el lenguaje entremesil de Cervantes, conducido por Ernesto Arias, actor vinculado a La Abadía desde los comienzos de este teatro.

En este nuevo acercamiento a la palabra “cervantesca”, buscamos la misma riqueza de juego y viveza a partir de los entremeses El rufián viudo llamado Trampagos, escrito en endecasílabos, y La guarda cuidadosa, en prosa.

De trama sencilla, los dos entremeses se pueden clasificar como piezas “de ambiente”, de marcado carácter urbano, en las que se evocan universos muy concretos. El rufián viudo nos muestra el mundo del hampa y de la prostitución —en el castellano de la época un “rufián” era un “proxeneta”—, mientras que La guarda cuidadosa presenta un friso más amplio, que abarca diferentes oficios que suelen moverse por la ciudad: soldado, sacristán, zapatero, buhonero, etc.

En ambas piezas, uno de los personajes debe elegir pareja y en ambas el factor decisivo es el dinero. En El rufián viudo, Trampagos debe escoger a una sustituta tras morir la Pericona, ese “pozo de oro”, y se decide por la Repulida porque es más productiva económicamente. En La guarda cuidadosa, la fregona Cristina rechaza los valores intangibles del Soldado y prefiere al Sacristán, porque tiene un sueldo que le permite “ganar de comer como un príncipe”

Como hilo conductor de nuestro espectáculo aparecen unas rondallas, que no son originales de los entremeses, sino una intervención dramatúrgica. Ahora bien, la letra de las canciones que interpretan sí que es de Cervantes: para una hemos aprovechado unos versos de la canción de Grisóstomo (“Ya que quieres crüel, que se publique…”), en el capítulo XIV del Quijote; para otra los de una canción de la comedia El rufián dichoso, (“Afuera, consejos vanos”); y finalmente hay una estrofa de un soneto del capítulo XXIII del Quijote (“O le falta al Amor conocimiento…”).

A modo de epílogo cierra una canción cuya letra proviene de la novela ejemplar La ilustre fregona (“¿Quién de amor venturas halla?”).

Todas ellas de contenido amoroso. La música de estas canciones, inspirada en patrones musicales de la época, es de nueva composición, de Eduardo Aguirre de Cárcer.

Dirección: Ernesto Arias
Producción: Centro de estudios Teatro de La Abadía en colaboración con el Ayuntamiento de Alcalá
Duración apróximada: 1 hora y 10 minutos.
7 de abril Viernes, 18:00h