Se trata de dos jóvenes llegados hace años a Alcalá de Henares desde Palencia y Bilbao. Han recibido su formación para ser diáconos en el seminario diocesano y en el oratorio de San Felipe Neri, en la ciudad complutense.
Francisco Cordero Junquera y Mikel Cacho Ruiz serán ordenados diáconos este sábado 26 de octubre de 2024 a las 11 de la mañana en la Catedral-Magistral de Alcalá de Henares. Cordero ha sido seminarista diocesano de Alcalá y Cacho pertenece a la Sociedad de Vida Apostólica de San Felipe Neri, en el oratorio ubicado en la ciudad complutense.
«El sacramento del orden tiene tres niveles: el diaconado, el presbiterado, y el episcopado. El primer grado para luego ser presbítero es el diaconado. El diaconado es ser colaborador de los presbíteros y, a través de los presbíteros, también del obispo porque los colaboradores directos del obispo son los presbíteros», explica Francisco Cordero.
Este joven nació en Palencia y a los ocho años se trasladó con sus padres a vivir a Camarma de Esteruelas. Estudió en la ciudad complutense, concretamente en las Filipenses y en el Instituto Arquitecto Pedro Gumiel. Posteriormente inició la carrera de Derecho en la Universidad de Alcalá y entró en el seminario. Cordero ha estado siete cursos en el seminario y afirma que la «dedicación de los diáconos, que la vemos ya en la Sagrada Escritura y en la tradición de la Iglesia, es el servicio y el ejercicio de la caridad que se manifiesta predicando la Palabra de Dios, teniendo una especial preferencia por los más pobres y necesitados de las comunidades donde nos envíen».
Cordero, aunque no es complutense de nacimiento, lleva más años en Alcalá que fuera de ella. Tampoco Mikel Cacho nació en Alcalá. Este bilbaíno lleva cuatro años en el Oratorio de San Felipe, en la plaza Padre Lecanda, muy cerca de la calle Mayor, la Catedral-Magistral y el Palacio Arzobispal. Recuerda que el primer día que entró en el Oratorio «fue un día de San Miguel, un 29 de septiembre, mi onomástica. Nombre bonito que eligieron mis padres, sin saberlo, ‘Quién como Dios’. Podría pasarme toda la eternidad diciéndolo como una alabanza. El primer día lo recuerdo con ilusión y con alegría pensando que estaba respondiendo al Señor».
Cacho coincide con Cordero en definir la tarea del diácono como la de ser servidor. «Cuando las bodas de Caná, los diáconos eran los que servían el vino en las bodas. El Diácono con mayúsculas, el que sirve con mayúsculas es el Señor. Él es el que da la vida por nosotros y ese es su servicio, el servicio al que le envía el Padre», indica el religioso de San Felipe Neri.
Mons. Antonio Prieto Lucena, obispo complutense, los ordenará el sábado 26 de octubre y comenzarán una nueva tarea pastoral en la Iglesia católica. Francisco Cordero en la diócesis de Alcalá y Mikel Cacho en la Sociedad de Vida Apostólica de San Felipe Neri. Durante el tiempo que considere la Iglesia serán diáconos hasta ser ordenados sacerdotes.