Cinco semanas antes de su celebración, las elecciones municipales de Alcalá mantienen un insondable misterio sobre sus resultados sobre los que hay que construir un gobierno. De aquellos resultados puede incluso que no se infiera un gobierno automático a tenor de las posibles alianzas. No obstante, se pueden apuntar una serie de circunstancias que pueden acercar la sonda analítica a la realidad.
1 El decrecimiento demográfico de la ciudad no alterará abiertamente de todos modos las cifras de participación con respecto a otros comicios locales. Lo que se interpreta como que las cifras no deberían diferir mucho de las establecidas cuatro años antes. Si acaso 2000 electores menos que hace cuatro años se darán cita en las urnas, pero si las condiciones de riña voto a voto por el ultimo acta de representación son tan estrechas todas los sufragios son tenidos por relevantes.
2 En 2015, compitieron varios partidos, pero los bloques conservador y progresista, por utilizar nomenclatura aceptada comúnmente, estuvieron compuestos por: conservador, PP, Ciudadanos, España 2000, y UPyD , este último sin representación, pero con 2640 votos, cuantía respetable . Vox obtuvo 774 votos, en aquel entonces cifra que no le concedía nivel de partido con posibilidades de representación. El bloque progresista tenía como miembros a PSOE, Somos Alcalá e Izquierda Unida, si bien Los Verdes obtuvo 1234 votos, pero no podría ser formación cuantitativa para pertenecer a esta composición. Los conservadores tuvieron cuatro integrantes hace cuatro años, y ahora tendrán también cuatro. Desaparece UPyD, pero entra Vox por méritos de trabajos de encuesta y por los resultados fácticos de Andalucía. La izquierda cuenta con los mismos tres integrantes de las últimas elecciones, pues si bien desaparece Izquierda Unida, ahora fusionado en Unidas Podemos, sigue la marca Somos Alcalá, ahora con propulsión propia, al margen de Podemos matriz. La suma de votos del bloque de derecha más algún partido marginal de esa sensibilidad fue en 2015 de 42700 votos. La izquierda, por su parte, daría un sumatorio de 44900 sufragios. La diferencia de 2200 votos en favor de la izquierda, habida cuenta de los márgenes tan tocantes con que se opera en esta ocasión, pudiera resultar decisiva para dar la victoria a una opción concreta.
3 La abstención en 2015 fue del 33,98 por ciento, muy parecida a la de 2011, pero tres puntos inferior a 2007, cuando el PP, con Bartolo González a la cabeza, conseguía su segunda mayoría absoluta, tras la primera de 2003. Parece apuntarse que este año la abstención podría ser menor que en comicios anteriores, por razón de la intensificación de la polarización política que hace que aflore una mayor sensibilidad por la defensa y ataque de posiciones públicas.
4 El PSOE, con siete concejales en la actualidad, gobierna en coalición con Somos Alcalá, marca local Podemos y ahora sin el apadrinamiento anterior, e Izquierda Unida. La experiencia de gobierno no ha producido sobresaltos extraordinarios en la vida pública de la ciudad en los cuatro años de mandato. La convivencia de la izquierda, tan compleja en muchos aspectos, ha resultado una agradable sorpresa por la desaparición del ombliguismo y el exceso de interpretación de la realidad, que muchas veces ha aquejado a la izquierda en sus ensayos de gobierno. Javier Rodríguez Palacios, político activo en la ciudad desde 2006 y ya en su tercera fase de representación, dos oposición y una gobierno, ha asentado un estilo de ejercicio del poder municipal alejado de la presencia pública cercana y campechana de ejemplos como Bartolo González y antes Curro Lope Huerta, más si acaso similar al estilo de Manuel Peinado, alcalde finisecular también con apoyo de la izquierda, en aquella ocasión de Luis Suárez Machota contra el seguidismo ramplón operado por Anguita contra el socialismo de aquel entonces. Javier Rodríguez no ha dejado resquicio para un aprovechamiento de errores por parte de la oposición en una acción de administración del poder tranquila, sin los aspavientos presupuestarios imposibles por otra parte. Los incidentes judiciales vivos que afectan al propio alcalde por un presunto abuso de sus facultades con producción de daño al PP, y otro asunto que presiona a Somos por supuesto favor a afines en contratación, no parecen tener el grosor suficiente como para afectar especialmente a los resultados.
La tensión vivida en el PSOE por la entronización de Pedro Sánchez en demérito de Susana Díaz ha tenido su réplica y repercusión en la dirección de Alcalá. Consecuencia de esta disputa interna es la desaparición de Yolanda Besteiro, figura socialista local muy presente en la fotografía coral del socialismo complutense de las últimas décadas. No obstante, esta producción de disentimiento no parece un obstáculo serio que procure el desprestigio de Javier Rodríguez, si llegar a afectar a la higiene de su dirección. No se puede obviar, en otro orden de cosas, la actuación operada en el centro neurálgico de Plaza Cervantes y calle Libreros. Esta última calle estelar en la aparición física de la población alcalaína, en la visibilización de las personas en su parcela y entorno más conductual, ha sido objeto de cirugía de costumbre, íntima, personal. En esta vía no hay coches, hay solo personas y animales domésticos, en una suerte de experiencia a la manera de Jane Jacobs, añadir «ojos a la calle», en expresión de la urbanista respetada y seguida. Más gente, más espacio, más acción, más observación, más compañía, más tiempo de disfrute del espacio. Esta operación tiene que ser contrastada por los ciudadanos, y en el pasado fue objeto de litigio político de primer nivel entre Manuel Peinado y Bartolo González, con resultado contrario a lo ahora establecido como razonable. El urbanismo metido en tubo de ensayo electoral.
5 El Partido Popular estrena cabeza de lista. Judith Piquet, extraída de la propia administración municipal, concretamente del área económica, donde ha desarrollado labor profesional al parecer a satisfacción general. Con 40 años de edad, de orígenes familiares comprometidos con la izquierda extra constitucional, no es la única en la regeneración de la candidatura popular, que mantiene únicamente a Marcelo Isoldi de tiempos de plenitud electoral del PP. Hereda una formación descompuesta desde la marcha de Bartolo González, con un Javier Bello trastocado en todos sus planes, incluida su alineación con la caída en desgracia Cristina Cifuentes. Según rumores que se adivinan con fundamento, Bello ha tocado a las puertas de Vox sin respuesta ni acuse de recibo. La inclusión femenina en el liderazgo, la segunda después de Esther García Romero-Nieva, en 1991, despierta expectación ante el previsible buen comportamiento regenerador después del prolongado paso de González por los destinos conservadores en la ciudad, si bien la novedad de un rostro hasta ahora desconocido y sin experiencia como cargo electo en ejercicio no augura resultados espectaculares en los caladeros populares.
6 Unidas Podemos aparece como marca oficial del partido morado, en esta convocatoria de la mano de Izquierda Unida, esta última ya sin la presencia de Pilar Fernández. Somos Alcalá también participa en los comicios, actual representación de adscripción Podemos. Los 22700 votos obtenidos en 2015 de la suma de Somos e Izquierda Unida habrán de repartirse de acuerdo a este nuevo formato de presentación. Con los desiguales parámetros de entendimiento antiguos entre PSOE y Podemos las fugas de votos de Podemos hacia PSOE no estaban ni mucho menos garantizadas, pero la crisis de unidad en la neoizquierda de Podemos y el escenario de apoyos parlamentarios actual ayudan a pensar en un trasvase de votos más previsible entre una fuerza y otra, lo que daría más consistencia al crecimiento del PSOE local. La fragmentación podría resultar demasiado lesiva para la marca morada y cribar mucho el voto inducido a PSOE, no obstante.
7 Ciudadanos, como todos los partidos, pero en la formación naranja con más nitidez, puede experimentar el efecto contagio de la elección general del 28 de abril. Dependerá mucho de lo que suceda con el partido de Rivera para afrontar la cita municipal de mayo. Existe, por otra parte, una seguridad sin conciliar con la realidad en el el partido naranja a la hora de sacar provecho de una posible operación tripartita de la derecha envoltorio andaluz para defenestrar a Javier Rodríguez. Cuatro concejales y una oposición aún chata para el aprecio popular de su líder, Miguel Ángel Lezcano, impulsan una euforia desmedida, a lo que añade la repetición argumental de oposición abierta a cualquier apoyo al PSOE. El itinerario de Lezcano desde su apartamiento voluntario de la Guardia Civil, su primer destino laboral, por al menos dos partidos políticos locales, que no intuyeron su potencial, hasta llegar a Ciudadanos imprime a su biografía un barniz de ambición poco complaciente con un futuro político desinteresado. En el interior del partido se da por supuesto el adelantamiento al PP, lo que podría significar desconocimiento no tanto de las costumbres electorales de su propio partido sino también los hábitos sociológicos de la derecha del arraigo y la profundidad. Lezcano no debe desconocer, por demás, la fuerte desestabilización interna de Ciudadanos en los pueblos del área Este, corredor del Henares, que demuestra la ausencia de capilaridad de la organización.
8 El caso de Vox, a quien en los aledaños del PP conceden hasta tres actas de concejal con cálculos consiguientes en los que PP debería ceder muchos votos, es, como en toda España, la cristalización de una protesta antipolítica con una condensación de anhelo dictatorial, nostalgia del franquismo, involución de usos y normas morales, rechazo de inmigración en los yacimientos laborales. Pero, entre otros, tiene un problema serio: todo eso en Alcalá está ya registrado en el negociado de Patentes y Marcas por España 2000, con un referente público en la persona de Rafael Ripoll, quien ha marcado con fluido corporal intrínseco, como hacen los lobos, su territorio de la extrema derecha. El torneo es a bayoneta calada.
9 El discordante concejal número 14 caerá en un bloque o en otro de la polarización con un cociente de 2400/2500 votos, cifra que podría decidirse por un escaso margen de sufragios.