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Entrevista / Javier Collado y Raquel Nogueira vuelven a Alcalá con El Rufián Dichoso

Javier Collado y Raquel Nogueira vuelven a Alcalá de Henares tras triunfar en la última edición del Tenorio. En este caso, lo hacen en el Festival de Clásicos con el Rufián Dichoso. Javier Collado interpreta al inquisidor Tello de Sandoval, mientras que Raquel Nogueira interpreta a Antonia. Ambos se han subido a La Luna de Alcalá antes de subirse a las tablas de Clásicos en Alcalá.

– Vuelven a Alcalá de Henares, ahora en Clásicos. ¿Quién es el Rufián Dichoso?
Javier Collado: El rufián dichoso es l’enfant terrible -que se diría en francés-, y mucha gente se podrá ver reflejado en un rebelde, desarrapado, desarraigado, en alguien que está ahí por las circunstancias de la vida. Es un gamberro, un sinvergüenza y es alguien que encontrará su camino a lo largo de la obra y eso será a través de la religión.

Raquel Nogueira: Es un personaje en conflicto consigo mismo y con el mundo. Esto le hace perder su naturaleza bondadosa e irse a un lado más oscuro. Pero a la vez también representa la redención del ser humano y la vuelta a su bondad.

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– ¿Por qué tienen que ir a ver la obra los espectadores?
J.C. Porque Fundación Siglo de Oro, como siempre, acerca de una manera brillante la temática de esta obra al espectador del Siglo XXI, y como he dicho antes, en más de una ocasión el espectador se verá reflejado en algunos escenas de la obra. Y luego porque es una obra que nunca se ha representado.

R.N. Creo que siempre es interesante ver un Cervantes porque pocas compañías ponen en pie sus obras. Como mucho se atreven con los entremeses. El rufián es una comedia que nunca se ha representado y eso siempre es digno de ver.

– Apuestan por Cervantes, que triunfó en la novela, pero en teatro nunca pudo con Lope de Vega. ¿Cómo es el teatro de Cervantes?
J.C. El teatro de Cervantes es difícil, pero no deja de ser brillante, quizás no tuvo la gracia que tuvieron coetáneos como Lope pero los entremeses por ejemplo es una pieza maravillosa.

R.N. Desde mi punto de vista el teatro de Cervantes es algo más enrevesado. No tan simple y necesita de un mayor desgrane por parte del actor y del director antes de meterse en harina. Cervantes va un poco por libre y decide no seguir al pie de la letra las reglas de las comedias que se venían haciendo por aquel entonces.

– El rufián dichoso termina siendo un arrepentid. ¿Creen que alguno de nuestros políticos corruptos podrían terminar siendo el Rufián dichoso?
J.C. Sí, muchos (risas). ¡Ojalá!

R.N. Desde luego que sí. Creo que toda persona guarda un lugar para el arrepentimiento y la reconversión en su interior. Quiero creer que, por naturaleza, todo el mundo es bueno. Entonces, ¿por qué no dejar la corrupción y volver a la naturaleza?

– ¿Qué les dicen a aquellos que piensan que el teatro clásico es aburrido?
J.C. Que se paren a verlo y a leerlo porque el teatro clásico no deja de tener mensajes universales. Lo que cambia un poco es el lenguaje pero creo que el espectador de ahora, lo único que tiene que hacer es un ligero esfuerzo de entrar en el juego de la obra, y yo creo que con esta adaptación es más fácil.

R.N. Los clásicos son complicados de ver a veces y comprendo que la gente pueda llegar a pensar que son aburridos. Pero animo a la gente a que le dé una oportunidad y más ahora mismo. En este momento se está haciendo todo lo posible por actualizar los clásicos y traerlos hacia el espectador del siglo XXI. Si bien, la temática de los clásicos es actual y se pueden tender puentes con el presente, el modo de interpretarlos y la puesta en escena resultan un poco arcaicas. Pero creo que eso cada vez pasa menos y puedes disfrutar de un clásico y sentir que no estás viendo algo de antaño con lo que no te identificas y te aburre.

– ¿Cómo recuerdan el Don Juan del pasado año?
J.C. Lo recuerdo muy bien, como una experiencia única en la vida, ya no como actor, sino como persona. Pocas veces uno se enfrenta a tantos espectadores juntos y al aire libre. Creo que el “viaje” del Don Juan Tenorio, también me ha servido a nivel personal.

R.N. Yo guardaré la experiencia del Don Juan siempre como una de las cosas más especiales de mi vida. A nivel artístico, por poder trabajar ese texto, ese personaje, hacerme cargo de esa representación histórica. Y por otro lado a nivel personal, por verme encima de un escenario con tantísima gente entusiasmada con lo que haces y por poder provocar tantísimas sensaciones en los demás. Lo que me llevo del Don Juan no se puede explicar.