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IDAI, el nombre del amor / Por Consuelo Giménez Pardo

IDAI, el nombre del amor / Por Consuelo Giménez Pardo

IDAI, EL NOMBRE DEL AMOR

Que el calentamiento global del planeta ocurre con ritmo constante es un hecho objetivo mesurable. Lo aprendemos a golpe de catástrofes humanitarias a través del nombre que damos a los diferentes tifones, ciclones, terremotos, huracanes… Esta vez se llama IDAI, nombre femenino que en hindi significa despertar, amor, y al que le ha tocado ser el protagonista de un nuevo drama, esta vez en Mozambique, que afecta también al anegado de amplias zonas de Zimbabue y Malawi.

En estas emergencias, los efectos ya son conocidos por todos: destrucción de instalaciones y servicios de comunicación, daños en las infraestructuras de transporte por inundación de vías, arrastre de puentes y rotura de carreteras; así como el colapso en las redes de distribución de energía y agua potable. De entrada se desplazan químicos, geólogos, biólogos, fontaneros, electricistas…, logistas y personal de promoción de la higiene. Después, en poco tiempo, los equipos sanitarios.

Los resultados de un ciclón, a pesar de su virulencia, no son los mismos cuando se producen en países con situaciones de vulnerabilidad crónica que tienen infraestructuras precarias, con alta prevalencia de enfermedades infecciosas, sobre todo malaria y dengue, y con una red de salud con escasa capacidad. Recordemos que de manera habitual hay una media de 3 médicos por cada 100.000 habitantes.

En estas situaciones hay heridos, personas que también padecen enfermedades crónicas y que no pueden recibir tratamiento porque los centros de salud, o no están operativos o están destruidos.

Cifras demenciales hablan de más de 500.000 personas (Cruz Roja) que han perdido sus hogares. Naciones Unidas por su parte estima que hasta 2,4 millones de personas pueden haberse visto afectadas de forma directa por el paso del ciclón. El alcance de los daños provocados
sobre infraestructuras, viviendas y bienes ha dejado a comunidades y distritos incomunicados, aislados o inaccesibles. También hay que evaluar el desplazamiento de población que busca refugio en zonas menos afectadas. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha comunicado que el número de personas desaparecidas supera las 200.000.

Pero el paso del ciclón también ha destruido numerosos campos de cultivo, justo cuando estos países se preparaban para la cosecha y, además, explotaciones ganaderas y sistemas de riego han quedado destruidos produciéndose la salinización de las tierras. Todo esto sabemos va a alterar la seguridad alimentaria de las poblaciones afectadas a corto y medio plazo. Otra catástrofe que se unirá a la ya existente.

En atención sanitaria el riesgo de que aparezcan numerosas enfermedades, brotes epidémicos de hepatitis, cólera, malaria u otras infecciones transmitidas por el agua debido a la contaminación del suministro de agua (la población recurre a agua de pozos no clorada) y a la interrupción del tratamiento de las aguas residuales, además de enfermedades respiratorias. Las personas buscan refugio en escuelas e iglesias y el hacinamiento hace que estas enfermedades respiratorias puedan transmitirse con facilidad. Pero también es muy importante la atención psicosocial de quienes lo han perdido todo y trabajar en la resiliencia de los individuos y de las poblaciones se convierte en una necesidad. Todo un reto.

Y se ponen de marcha, de nuevo, los actores internacionales. Primero OCHA, dependiente de la ONU, como responsable de la coordinación de las respuestas a emergencias. A partir de ahí actúa el Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF), gestionado por la OCHA, que permite apoyar la ayuda humanitaria a los afectados por los desastres naturales, pero también de los conflictos armados. Recibe donaciones voluntarias durante todo el año para proporcionar financiación inmediata a las acciones de respuesta humanitaria en todo el mundo. Las ONG también están realizando llamamientos para donaciones.

El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) presta asistencia y lidera la respuesta a esta crisis en materia de telecomunicaciones de emergencia, con el objetivo de restablecer las redes de comunicación esenciales de manera inmediata para apoyar las operaciones de socorro de los gobiernos y socios humanitarios.

En nuestro país es la AECID, tras la petición de material humanitario cursada por parte del gobierno Mozambique, la que envía a través del Mecanismo Europeo de Protección Civil esa ayuda. La AECID, se coordina con diferentes Comunidades Autónomas en el marco de los convenios firmados para la actuación conjunta y coordinada en materia de acción humanitaria.

Esta vez, es la primera vez que ocurre en nuestro país, se ha enviado a través del Mecanismo Europeo de Protección Civil, el equipo START (Spanish Technical Aid Response Team) integrado por personal sanitario del sistema de salud pública español, logistas, expertos humanitarios de la AECID y por un hospital de campaña con capacidad quirúrgica. Todo ello para asistir sanitariamente a la población afectada por la emergencia con el apoyo de la Oficina de Acción Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO).

Las ONG por su parte, perfectamente coordinadas con todos los actores nacionales e internacionales, han enviado a las zonas afectadas a sus equipos especializados de evaluación de los daños causados con el fin de poner en marcha un plan de intervención sanitaria de forma urgente, allí donde son expertas y pueden actuar de manera más eficiente y eficaz.

Se gestiona así el envío inmediato de kits de abrigo y lonas y plásticos para la cobertura de las viviendas que han sido parcialmente destruidas, kits de higiene con purificadores de agua, baldes y productos higiénicos, con especial atención a artículos para las mujeres, y alimentos a la población. Asimismo, se envían dotaciones de kits alimentarios, semillas de maíz, hortalizas de ciclo corto y fertilizantes, puesto que la mayoría de los hogares afectados pertenecen a comunidades donde la agricultura es la principal fuente de ingresos y las tierras y cultivos están totalmente anegados.

Un enfoque coordinado de todo el sistema en la ayuda de socorro que es esencial a la hora de proporcionar asistencia rápida y eficiente a las poblaciones que lo necesitan.

Como profesores universitarios, desde la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Alcalá no nos quedamos al margen en estas situaciones. Somos conscientes de la realidad social que nos rodea y participamos en la formación de estudiantes, profesionales que se preparan para trabajar con ética en estas situaciones y que lo harán integrados en diferentes organismos nacionales e internacionales.

Esto lo hacemos con rigor desde el Master de Acción Humanitaria Sanitaria (MUAHS) ofertado en conjunto desde la Universidad de Alcalá y la organización de acción humanitaria sanitaria Médicos del Mundo ( https://www.uah.es/es/estudios/estudiosoficiales/masteres-universitarios/Accion-Humanitaria-Sanitaria/ ).

Porque es también nuestra responsabilidad.

 

La doctora Consuelo Giménez Pardo es profesora titular de Parasitología, secretaria académica de la facultad de Medicina y CC. de la Salud de la Universidad de Alcalá, directora del máster universitario en Acción Humanitaria Sanitaria y directora del Aula de Teatro de la facultad de Medicina y CC. de la Salud de la Universidad de Alcalá.