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Impuestos in crescendo / Por Emilio Sánchez

Emilio Sánchez (*)

La semana pasada, el Ayuntamiento dio a luz la noticia más llorica en lo que llevamos de legislatura. Los impuestos subirán en Alcalá el año que viene. No caben dudas al respecto, tan pocas como nuevas terrazas en la calle Mayor. El Ministerio de Hacienda ha enseñado la guadaña: el consistorio necesita ingresar más y gastar menos para no acabar devorado por el plan de ajuste.

El alcalde ya ha anunciado que los vecinos no serán los únicos mulos de carga. Además de subir los impuestos, la plantilla municipal sufrirá, previsiblemente, algún tipo de recorte. Tanto lo que pagas a la administración local, alcalaín@, como la dimensión de la estructura municipal, están en cuestión. Pronto conoceremos los detalles, presupuestos para el año que viene mediante.

Ante el primer gran debate de la legislatura, sorprende la pasividad de los partidos de la oposición. El PP enfila un camino empedrado en esa disputa, teniendo en cuenta que su gestión durante los últimos doce años es la que ha cavado el agujero que se hunde hasta las medidas que tomará el tripartito, apretado por los topos de Montoro.

Ciudadanos, sin mochila ni cartera de gobierno, puede alzar la voz. De momento, Lezcano no ha dicho nada al respecto. Si lo ha hecho sobre la asignación económica de su grupo (con razón, ya que es inexistente) y sobre los sueldos de los concejales, pero sobre las drásticas medidas que adoptará el Ayuntamiento: Mutis.

Antes de explicar la dirección de los presupuestos, PSOE, Somos e IU descubrirán el resultado de la auditoría de las cuentas municipales. Se intuye un panorama postnuclear, la excusa perfecta para que la severidad de las medidas del gobierno se envuelvan en la madre de los topicazos políticos: la herencia recibida.

Justo entonces, en ese escenario, la oposición debe demostrar su utilidad, analizando al dedillo qué ha advertido el gobierno y qué va a hacer para corregirlo. Y al Ejecutivo, tras el insulso debate de los sueldos de los concejales, no le vendría mal hacer partícipe a la oposición de unas medidas que pueden condicionar toda la legislatura. En definitiva, se avecina el primer gran debate del curso: Que la oposición se limpie las legañas y el gobierno, la cera de los oídos.

(*) Emilio Sánchez es periodista de la Cadena Ser