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La consolidación de Pablo Iglesias / Por Antonio Campuzano

En la misma fecha de 12 de febrero -hace 43 años- en que Carlos Arias introdujo aquel espíritu identificado con la misma señal del calendario, que repercutía en el inmediato final del franquismo, el congreso de Podemos en el coso de Vistalegre ha simbolizado la consolidación de Pablo Iglesias al frente del partido, con la quiebra de la posibilidad de cambio en la persona de Íñigo Errejón. Así, se ha hecho emblema del bipartidismo.

Tal y como está establecida la correlación de fuerzas en este momento, Podemos excluiría de sus cálculos de gobierno a todos aquellos que podrían facilitarle el piso de los espacios de gobierno. El partido socialista, a menos que las opciones de Pedro Sánchez sin desmerecer a Patxi López,  se conviertan en triunfo en el Congreso de junio, no alcanzaría acuerdo alguno con el Podemos de Iglesias. Si Susana Díaz alcanza el control del partido en junio, el papel socialista con Rajoy de presidente no sería otro que el que ejerce el fisioterapeuta tras la intervención del traumatólogo.

pabloiglesias

Iglesias parece tras esta investidura en territorio taurino muy alejado de los confines de la tolerancia, de una estrategia de acercamiento a las posiciones socialistas, disciplina que bien hubiera podido ejercer Errejón. Bien es cierto que tiene mucho tiempo, casi cuatro años, para el ejercicio de la elucidación, sin cuyo concurso las posibilidades de tocar la piel de gobierno se tornan francamente complicadas. Y, por tanto, habida cuenta de la suma cero que ha significado Izquierda Unida, a menos que las intenciones de voto tomasen repentinamente otra dirección, la exhibición de músculo político no se correspondería con idéntica demostración de poder electoral.

«Qué peste de tolerancia, que se te acerca suavemente con sus zapatillas cargadas de razón!!!», sentencia tan tranquilo Rafael Sánchez Ferlosio, en su Campo de retamas. El porvenir de Podemos y de Iglesias, pese a todo, pese al delirio que marca el triunfo tras semanas de excitaciones internas, pasa por un cambio de rumbo prácticamente inevitable, conocidas las ambiciones del secretario general por poner los cielos a su nombre. Antes o después habrá de despegarse del estado primero del inicial Podemos, el mismo que declara Alain Finkielkraut, en su Lo único exacto (Alianza, 2017), «tal es el significado metafísico del culto contemporáneo de la juventud: extinción de la luz y adoración del fuego».