Es bien conocido que el escuchar música ayuda a potenciar la capacidad de aprendizaje y comunicación, mejora el estado de ánimo e, incluso, puede llegar a aliviar el dolor crónico. Además, la música combinada con el baile mejora el equilibrio. La música nos reporta satisfacción, pues aumenta los niveles de serotonina, neurotransmisor encargado de regular nuestro estado de ánimo, y, además, nos permite comunicarnos socialmente, ya que compartimos el placer que supone la música con otras personas, lo cual ayuda a fortalecer los vínculos afectivos a nivel social.
La musicoterapia consiste en utilizar la música y sus elementos con una finalidad terapéutica. El objetivo fundamental se centra en mantener las capacidades conservadas y/o rehabilitar las funciones alteradas para lograr una integración global de la persona con el ambiente que le rodea. En el ámbito de la tercera edad se trata de una terapia eficaz, pues ayuda a reducir algunos síntomas conductuales de la demencia, estimula la coordinación y la psicomotricidad, el ritmo, el movimiento, ayuda a conservar las funciones físico-funcionales y promueve la motivación en la participación y evita el aislamiento social. Además, permite expresar emociones, aumenta la autoestima, potencia la relajación y fortalece las relaciones sociales entre usuarios.
La musicoterapia aporta importantes beneficios cognitivos, físicos y socioemocionales:
A nivel cognitivo, la musicoterapia contribuye a mejorar y/o mantener las habilidades verbales, pues las actividades rítmicas las potencian. También, estimula la memoria a través de ejercicios de reminiscencia, así como mejora la atención y concentración, potencia la creatividad y orienta en la realidad a los usuarios de forma muy positiva.
A nivel físico, la musicoterapia interviene como un estímulo sensorial que favorece el equilibrio y la coordinación, actúa como aliado para reducir los niveles de ansiedad y depresión en muchos casos y favorece el sistema motor.
A nivel emocional, fomenta la participación en grupo e interacción entre los usuarios, previene el aislamiento social y ayuda a mejorar la autoestima. También incrementa la comunicación y expresión de emociones y, en muchos casos, ayuda a reducir la sintomatología conductual.
Nadia Castelló Corbacho es neuropsicóloga de Vitalia Alcalá de Henares.
