La Tierra sigue calentándose / Por Manuel Peinado

La Tierra sigue calentándose / Por Manuel Peinado

Científicos de la NASA y de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) anunciaron ayer miércoles que la temperatura media de la superficie de la Tierra en 2018 fue la cuarta más alta en casi 140 años de registro y la continuación de una tendencia innegable de calentamiento global. Como puede verse en la siguiente gráfica, hay una correlación estrecha entre las estimaciones realizadas por las principales agencias evaluadoras del clima.

Esta gráfica de líneas muestra los cambios de temperatura anuales desde 1880 hasta 2018 con respecto a la media de 1951-1980, según lo registrado por la NASA, NOAA, la Agencia Meteorológica de Japón, el grupo de investigación de Berkeley Earth y el Met Office Hadley Center (Reino Unido). Aunque hay variaciones menores de un año a otro, los cinco registros de temperatura muestran picos y valles sincronizados entre sí. Todos muestran un calentamiento rápido en las últimas décadas, y todos muestran que la última década ha sido la más cálida.

La tendencia de calentamiento a largo plazo de la Tierra se puede ver en este vídeo del registro de temperatura global de la NASA, que muestra cómo las temperaturas del planeta están cambiando con el tiempo en comparación con el promedio de referencia de 1951 a 1980. El registro se muestra como un intervalo de cinco años.

Los datos significan que los cinco años más cálidos registrados en la historia han sido los últimos cinco, y que 18 de los 19 años más cálidos han ocurrido desde 2001. El rápido aumento de las temperaturas en las últimas dos décadas confirma una tendencia documentada de calentamiento mucho más larga que apoya el consenso científico de que el cambio climático es causado por la actividad humana a través del Antropoceno.

Si bien la Tierra ha visto días más calurosos en tiempos prehistóricos y más fríos en la era moderna, lo que diferencia al calentamiento global desde la Revolución es el aumento relativamente repentino de las temperaturas y su clara correlación con los niveles crecientes de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano producidos por las actividades humanas.

Los resultados de este rápido calentamiento se pueden ver en las olas de calor en Australia, y en las sequías prolongadas a las inundaciones costeras en los Estados Unidos, en la desaparición del hielo ártico y en la reducción de los glaciares. Los científicos vincularon el cambio climático con los destructivos huracanes Michael y Florence de 2018 y encontraron vínculos con fenómenos como el vórtice polar, que la semana pasada olas de frío en el Medio Oeste y el Noreste de Estados Unidos, la Chiberia estadounidense.

Cambios de la temperatura tomando como referencia la media de temperaturas de la década 1880-1889. Fuente.

La temperatura de la Tierra en 2018 estuvo cerca de un grado Celsius (0,83 ºC) por encima de la temperatura media de finales del siglo XIX, cuando los humanos comenzamos a emitir grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. Los científicos dicen que las temperaturas globales no deben aumentar en más de dos grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales si se quieren evitar las peores consecuencias del cambio climático.

Viendo lo que está pasando, hoy por hoy parece muy probable que esa línea roja se cruce a pesar del hecho de que más de 190 países hayan firmado el Acuerdo de París, que establece objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Incluso un aumento de 1,5 grados tendrá graves consecuencias, según el panel científico de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (IPCC).

Por Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca