La gente se congregó alrededor del fuego para disfrutar de esta Fiesta de Interés Turístico Provincial que data de 1670.
Las ‘Hogueras de la Purísima’ volvieron a arder en las calles de Horche, para honrar un año más a la Inmaculada Concepción. Una tradición que cuenta con tres siglos y medio de antigüedad y que marca en la localidad horchana el inicio de la Navidad.
Para Juan Manuel Moral, alcalde de Horche, esta es la mejor ocasión posible para comprobar “la hospitalidad de los horchanos”, por lo que anima a quien quiera acercarse a acudir en la víspera del día de la Inmaculada Concepción.
Las Hogueras de la Purísima, de gran raigambre entre los horchanos, se remontan a 1670, año de la fundación de la Cofradía de la Esclavitud de la Purísima por Pedro Ibero Eraso, primer Hermano Mayor de la hermandad.
Está constituida por doce hermanos, cargo que pasa de forma hereditaria de padres a hijos, aunque se trata de una decisión que debe ser sometida a votación secreta por parte de los doce. En sus normas, ya venía recogido “encender luminarias la víspera de la fiesta de la toda hermosa”, y el hecho de que sean «los doce esclavos” los que encienden los fuegos, siendo el de mayor tamaño el del “esclavo mayor”.
Esta tradición se ha mantenido desde el siglo XVII hasta nuestros días y las hogueras se encienden, como entonces, frente a las casas de los esclavos para simbolizar las doce estrellas que rodean la corona de la imagen de la Inmaculada.
Los vecinos y turistas se trasladan, mientras tanto, de hoguera en hoguera, al tiempo que saltan sobre el fuego gritando “Viva la Purísima”. Tras los saltos son agasajados con bollos y vino de las bodegas locales. El «salto de la hoguera» tiene un carácter purificador en el cuerpo y el alma, y significa ser un rito de limpieza de pecados y de bendición.
Cabe destacar como curiosidad que en Horche ya se construyó en 1630 una capilla en honor a la Inmaculada Concepción de María pese a que ésta no fue declarada dogma de fe por la Iglesia Católica hasta 1854
