Cada semana la historiadora alcalaína María Jesús Vázquez Madruga nos acerca a curiosidades de Alcalá. Esta semana, última entrega hasta después del verano
¿Sabían ustedes, sufridos y amables lectores, que muchas de nuestras calles tuvieron soportales?
Por ejemplo, la calle de San Juan mantuvo soportales; al construirse el convento de San Juan de la Penitencia, fundado por Cisneros, se eliminarían los de esa acera, manteniéndose hasta el s. XIX los de la acera de enfrente. Por cierto, en esa centuria, las monjas se trasladan a su actual ubicación en la calle de Santiago, en el antiguo colegio de San Nicolás de Tolentino, abandonando la calle de San Juan, cuyos edificios, finalmente, pasan a manos del Ayuntamiento que dedicará la que fue su iglesia a diversos usos, entre otros, fue arrendada durante unos años como pajar. Hoy la conocemos como Casa de la Entrevista, (foto inferior detalle de su puerta) o de las dos mentiras: ni casa, ni entrevista, otra historia que quizá contemos algún día, aunque muchos ya la saben.
Pero volvamos a los soportales. También los tuvieron las calles de Cerrajeros, limoneros (hoy Ramón y Cajal), Carnecerías (una parte de la calle del Empecinado, en la trasera de la Magistral) la calle Gallo, Bodegones (hoy plaza de los Santos Niños), la calle de los Coches (hoy Cardenal Cisneros), la calle de los Tocinos (hoy de San Felipe Neri) y las desaparecidas plaza de Abajo y plazuela de los Santos Niños, la primera al inicio de la calle Mayor, entre ésta y la Magistral y la segunda entre la Magistral y la calle de San Juan. Recordemos que la actual plaza de los Santos Niños no existió hasta fines del siglo XIX, en que el Ayuntamiento fue comprando las casas que la ocupaban, en muy mal estado por cierto, y derribándolas para dejar esa plaza que hoy disfrutamos todos.
A partir de 1833 se van a ir eliminando los soportales de la mayor parte de esas calles para ensancharlas, pues éstos las estrechaban considerablemente. Hagan la prueba: Colóquense en medio de la calle Ramón y Cajal, por ejemplo, e imaginen soportales a uno y otro lado de cada fachada, justo quedaría en el centro el ancho de un carro, o sea, unos dos metros poco más o menos.
Y es que, lo que en otros tiempos llamaban calles, hoy serían callejones. Lo que llamaban plaza, hoy diríamos plazuela y lo que ellos denominaban plazuela…un simple o recoleto rincón.
Pero los tiempos cambian y las necesidades y los gustos también. Así que, a lo largo del siglo XIX se irán planteando las autoridades la necesidad de ampliar calles y plazas, eliminar rincones, alinear calles sinuosas…de ahí los planes de alineación que se llevarán a cabo especialmente a lo largo de esa centuria y sobre todo de la mano del arquitecto municipal Martín Pastells. Arquitecto que debería ser objeto de mayor reconocimiento por parte de esta ciudad dada la labor que hizo en ella.
El cierre de la Universidad y las desamortizaciones supusieron para nuestra ciudad pérdidas enormes, demográfica y económicamente. De tal modo, que a finales del XIX, la degradación por el abandono y falta de mantenimiento aumenta hasta el punto de que se conservan en el archivo municipal censos y relaciones o inventarios de casas en ruina, muchas, muchas casas ruinosas que el ayuntamiento hubo de obligar a sus dueños a derribar por el peligro que suponían para los viandantes. Como sería largo enumerarlas, pondré un solo ejemplo: En 1865 hay registradas 33 casas ruinosas en la calle Mayor. A lo largo de esa centuria, más de la tercera parte de las casas de la calle Mayor eran ruinosas, que, sumadas a las registradas en el siglo XX, llegarían casi a la mitad de ella y que hubo que reconstruir.
La propia Casa Consistorial tenía muchas goteras en 1698 y su estado dejaba mucho que desear; en 1788 estuvo apuntalada y la cárcel en tan mal estado que se escapaban los presos. La crónica penuria económica del Ayuntamiento no facilitaba las cosas.
Todos sabemos que la falta de mantenimiento hace que las casas se degraden, por esto el invento de las comunidades de vecinos, cuyo objetivo principal es, precisamente mantener los edificios en condiciones óptimas.
Y una curiosidad más:
En la Puerta del Vado, hubo una hornacina con una imagen de Ntra. Sra. del Pópulo, con su vela encendida noche y día. Ésta era una costumbre habitual en muchas puertas de las ciudades españolas y Alcalá no podía ser menos. No tengo noticia hasta ahora, de ninguna otra imagen en las restantes puertas que tuvo la muralla de nuestra ciudad, pero ésta, sí está ampliamente documentada.
Y seguimos con nuestras calles:
Hoy, muchos conocen los juzgados de la calle de los Colegios, antiguo colegio de San Agustín, del que se conserva la fachada. Pues bien, tras la desamortización pasa a manos del señor Manuel Ibarra, quien instala en ese edificio dos hornos de pan, con el permiso del Ayuntamiento.
En esa misma calle, donde hoy está el Parador de Turismo, estuvo el colegio de los Manriques, a quienes el ayuntamiento vendió una calle; también vendió otra calle a Manuel Soriano y dos calles al colegio de Mercedarios descalzos, que hoy conocemos como “Sementales”.
Pero la historia del callejón del Peligro es muy distinta: En 1699, el ayuntamiento ordena abrir el callejón que el colegio de San Patricio o de Irlandeses se había apropiado cerrándolo al público.
Pasado el tiempo, el edificio de ese colegio lo compra el conde de Güemes, quien vuelve a cerrar el callejón en 1759, aduciendo los desmanes y delitos que solían ocurrir en él. Años después, el ayuntamiento vuelve a abrirlo al paso público. Y llegamos al siglo XX, cuando se construye la urbanización que llamamos “Plaza de los Irlandeses”, momento en el que desaparece total y definitivamente al ser ocupado por viviendas pared con pared con el colegio de las madres Filipenses.
Y vamos con un espacio señero del centro histórico: el Corral de la Sinagoga. Este corral, donde como todos saben estuvo en la Edad Media la Sinagoga Mayor y que comunicaba a través de la calle o paso del Adarve con la de los Manteros, hoy Carmen Calzado y también con la calle de los Escribanos, hoy Escritorios –naturalmente a través de patios diversos- fue declarado calle pública por el ayuntamiento en 1882, con la negativa de los vecinos que, todo hay que decirlo, protestaron lo suyo.
Entre otros, tenía en ese corral su negocio de herrería, Vicente Saldaña, a quien por las protestas de sus vecinos, el ayuntamiento obligó en diversas ocasiones a quitar la escoria del espacio público del corral, y digo en varias ocasiones, porque el señor Vicente continuaba utilizando el corral como le convenía, haciendo oídos sordos a las protestas vecinales.
Firma: María Jesús Vázquez Madruga.
NOTICIAS RELACIONADAS. Otras curiosidades de Alcalá:
«EL MISTERIO DE LOS DOCUMENTOS QUEMADOS» APROVECHANDO LA PESTE EN ALCALÁ
LAS CHAPAS DE LOS POBRES: CUANDO HASTA PARA PEDIR HABÍA QUE PEDIR LICENCIA
AÑO 1599: ANNUS HORRIBILIS PARA ALCALÁ DE HENARES
¿POR QUÉ LA PESTE SE COLÓ EN ALCALÁ SI CERRARON TODAS SUS MURALLAS?
EL CALLEJÓN DEL PELIGRO, DE LA VIRGINIDAD…LAS CALLES DESAPARECIDAS DE ALCALÁ
LA CALLE DE LA GARRAPATA, DE LOS MANTEROS…: ¿POR QUÉ TIENEN ESOS NOMBRES TAN CURIOSOS?
CERVANTES Y EL PAPEL DE LA MUJER. CÓMO HIZO QUE SE REBELARAN EN SUS NOVELAS EN TIEMPOS SIN LIBERTAD
(Foto inferior Fundación Nao Victoria)
¿SABES TODO SOBRE LA CALLE MAYOR DE ALCALÁ Y SUS CALLES ALEDAÑAS?
LA OLVIDADA Y DENOSTADA DOCTORA DE ALCALÁ
LA CÁRCEL DE ALCALÁ DE LA QUE TODOS HUÍAN UNA Y OTRA VEZ
Foto superior Cárcel: Ricardo Espinosa.
CUANDO EN ALCALÁ SE CAZABAN LOBOS Y ZORROS
EL DÍA QUE LOS REYES CATÓLICOS RECIBIERON A COLÓN EN ALCALÁ DE HENARES. PRIMERA ENTREVISTA
Llegada de Colón a América. Cuadro de Dióscoro Puebla. 1862.
